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Razones y dilemas de Lula

Fuentes: Rebelión [Imagen: Lula durante el discurso que pronunció en el aniversario del PT. Créditos: Ricardo Stuckert, tomada de Lula.com]

En este artículo el autor defiende que el PT presente a Lula o a Haddad como candidato en las elecciones presidenciales de 2022.


Lula da Silva vive una situación similar a la que vivió en 2018. Condenado, espera el desenlace de su situación jurídica, para tomar una decisión definitiva. Pero Brasil está atravesando una situación diferente y esto puede marcar la diferencia en las razones y los dilemas de Lula. Pude conversar con él para entender mejor su posición.

Sabe que las situaciones son similares, pero con varias diferencias significativas. En 2018, a pesar de que fue arrestado y condenado, era el favorito para ganar en la primera ronda, como lo demuestran las encuestas. Extendió el plazo al máximo, esperando que su situación cambiara y fuera candidato. Cuando consideró que se habían agotado los plazos, lanzó a Fernando Haddad como candidato.

Ahora la expectativa es formalmente la misma, pero en un escenario político muy diferente. Con la extinción de la operación Lava Jato que había dirigido el ex ministro de Justicia Sergio Moro y la erosión de la imagen del presidente Jair  Bolsonaro, el clima político y legal es muy distinto. Incluso en sectores  de los que no cabe esperar que sean lulistas hay consenso para reconocer no solo la inocencia de Lula, sino también que hubo un operativo creado expresamente para evitar su elección. Algo que se puede considerar como una forma de reconocer que hubo un golpe de Estado contra el Partido de los Trabajadores (PT) y que la elección de Bolsonaro fue producto de una manipulación gigantesca.

Y que, por lo tanto, Brasil no vive en democracia, hay que restaurarla. Contrariamente a la afirmación del juez del Supremo Tribunal Federal, Luis Roberto Barroso, quién reiteradamente difunde en los medios de comunicación la idea de que “vivimos en una democracia muy consolidada”.  Por supuesto, esta gente todavía necesita atar algunos cabos para que el razonamiento sea completo, pero el consenso es favorable a Lula, independientemente de las decisiones del poder judicial.

Pero la posición de Lula es, en esencia, la misma que terminó adoptando en 2018:  preferiría ser candidato, solo no lo sería si la Justicia se lo impidiera. Sabe que en el año 2022 la disputa será dura y decisiva, pero está dispuesto a afrontarla si cuando llegue el momento ya hubiese recuperado sus derechos políticos.

Lula también saca conclusiones de la experiencia de 2018. No cree que tenga derecho a dejar el PT a la espera de una situación similar. Por eso le dijo a Haddad que ocupara sus espacios, que no se quedara esperando, pendiente de la situación de Lula, que se estiró mucho. Aunque tiene mucho más tiempo, se hace más largo.

Ya ha vivido esa situación y prefiere no repetirla. Está listo para pelear. Cuando le dicen que regrese a las calles lo antes posible, reacciona con entusiasmo. Pero también tiene mucha consideración y confianza en Haddad. Da la impresión de que, si es el candidato y vuelve a ser presidente de Brasil, Haddad tendrá un lugar esencial en su gobierno. Y, de hecho, si no puede ser candidato, apoyará a Haddad.

La diferencia está en la gigantesca presencia de la imagen de Lula, que lo llevó a ser gran favorito en 2018 y las dificultades de la candidatura de Haddad. Por supuesto, Haddad fue víctima de una brutal operación de oposición mediática y de la estrategia de evitar debates electorales por parte de Bolsonaro, quien contaba con la complacencia del poder judicial y de los medios de comunicación.

Bolsonaro ya demostró, en su enfrentamiento con el Parlamento, que utilizó todos los recursos para derrotar a sus oponentes en el campo de la derecha -Joao Doria y Rodrigo Maia, después de haber logrado marginar a Moro-, para demostrar que la batalla de 2022 será la madre de todas las batallas.

La izquierda debe hacer todo lo posible para contar con Lula, el mejor candidato para enfrentar a Bolsonaro. Si la izquierda es consciente de que su principal objetivo es derrotar a Bolsonaro, restaurar la democracia y retomar un modelo de desarrollo con distribución de ingresos, tiene que luchar por la candidatura de Lula como objetivo central.

Todos en la izquierda deben enfrentar los desafíos que definirán el destino de Brasil durante mucho tiempo. No es de extrañar que el PT quiera estar a la altura de sus responsabilidades y que presente su propia candidatura en la primera vuelta, que tendría que ir a la segunda vuelta y que contaría con los votos de los otros candidato de izquierda en la segunda vuelta. El PT debe estar presente en el ballotage, con Lula o Haddad. La victoria depende de la capacidad para unir todas las fuerzas, elegir las mejores alternativas y llegar unidos a la segunda vuelta.