Bajo la sombra de un escándalo por aparente abuso de poder para beneficiar a su novia, el presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, enfrenta una rebelión interna en su contra cuando los empleados de la institución pública y formalmente pidieron su dimisión. «Renuncia, renuncia», corearon empleados cuando Wolfowitz realizó una reunión privada con el personal […]
Bajo la sombra de un escándalo por aparente abuso de poder para beneficiar a su novia, el presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, enfrenta una rebelión interna en su contra cuando los empleados de la institución pública y formalmente pidieron su dimisión.
«Renuncia, renuncia», corearon empleados cuando Wolfowitz realizó una reunión privada con el personal de la sede del banco, reportó la agencia Bloomberg, poco después de que fuera obligado a abordar el tema y admitir que cometió «un error» en el manejo de la promoción de su novia en la institución multilateral, y luego en conseguirle un empleo en el Departamento de Estado.
En un hecho sin precedente que casi ha opacado la agenda oficial de las reuniones anuales del organismo y del Fondo Monetario Internacional, la Asociación de Empleados del Banco Mundial, que representa a sus 13 mil trabajadores, demandó a Wolfowitz «actuar honorablemente y renunciar».
«Cometí un error por el cual ofrezco disculpas», dijo Wolfowitz en conferencia de prensa, donde la mayoría de las preguntas giraron en torno al escándalo y no sobre el trabajo y proyectos del Banco Mundial. Añadió que se había reunido esta mañana con la junta directiva del banco y que estaba dispuesto a aceptar cualquier recomendación para remendar el asunto.
El «error» fue su participación personal en la promoción en el Banco Mundial de su novia Shaha Riza, y después su traslado al Departamento de Estado, quien según cálculos de un grupo independiente acabó gozando de un ingreso de 193 mil dólares anuales, mayor que el de la secretaria de Estado Condoleezza Rice.
Riza había trabajado en el banco durante ocho años y fue trasladada al Departamento de Estado en septiembre de 2005, pocos meses después de que Wolfowitz asumió la presidencia de la entidad.
El traslado fue realizado por reglas del banco que prohíben que una pareja esté a las órdenes de otra. Sin embargo, la Asociación de Empleados del Banco Mundial se quejó de que Riza recibió un incremento de salario al doble de lo establecido por las reglas de la institución y que su novio usó el poder de su puesto para beneficiarla violando una serie de reglamentos y normas.
Hoy Wolfowitz dijo asumir «plena responsabilidad» por el traslado de Riza y subrayó que «no intento ocultar mis acciones ni responsabilizar a nadie más», tras argumentar que acababa de llegar y estaba intentando «navegar nuevas aguas» al tratar de interpretar y respetar las reglas.
Riza fue trasladada manteniendo su sueldo del Banco Mundial más el que percibía en el Departamento de Estado. Dejó el gobierno en septiembre de 2006 y ahora trabaja para una organización internacional (Fundación por el Futuro) que recibe algunos fondos del Departamento de Estado.
En un comunicado de la Asociación de Empleados del Banco Mundial a sus miembros, se informa que a pesar de la solicitud de una investigación a la junta directiva, todo indica que no se realizará, y se pide la divulgación de todos los documentos sobre el caso, los cuales, dijo Alison Cave, presidenta de la agrupación, confirman un abuso de autoridad por parte de Wolfowitz.
«Por tanto, parece imposible que la institución pueda proceder con cualquier sentido de propósito bajo el liderazgo actual, especialmente en nuestro enfoque de asistir a gobiernos y pueblos a mejorar sus propias maneras de gobernabilidad», dijo Cave.
La ironía es que Wolfowitz ha hecho su causa central el combate a la corrupción y la promoción del «buen gobierno» como ejes de su política en la institución.
La asociación afirmó que «el presidente tiene que reconocer que su conducta ha erosionado la integridad y efectividad del grupo del Banco Mundial y ha destruido la confianza del personal en su liderazgo», por tanto demanda su renuncia y solicita que la junta directiva comience el proceso de búsqueda de un nuevo presidente.
Al llegar esta mañana a la conferencia de prensa para hablar del inicio de reuniones sobre desarrollo que realizan cada primavera el banco y su institución hermana, el Fondo Monetario Internacional, Wolfowitz se vio obligado a iniciarla abordando el escándalo del cual ya es parte.
Explicó que intentó actuar de la manera debida y que reconoció su «error» al haber participado personalmente en las decisiones del caso de Riza. Pretendió cambiar de canal y dijo que «tenemos cosas mucho más importantes en que enfocarnos».
Pero siguió a la defensiva: «para aquella gente que está en desacuerdo con las cosas con que me asocian en mi empleo anterior, ya no estoy allí. No estoy trabajando para el gobierno estadunidense, trabajo para esta institución y sus 185 socios».
Y es que antes del escándalo, Wolfowitz llegó a esta institución como un hombre conocido más por ser uno de los principales arquitectos de la guerra en Irak y uno de los halcones de George W. Bush, con cero experiencia en el combate a la pobreza.
Hoy concluyó su declaración inicial ante la prensa así: «pido que se me juzgue por lo que estoy haciendo ahora y lo que podemos hacer juntos al proceder».
Preguntado una y otra vez si está considerando renunciar por la falta de credibilidad que este asunto genera fuera y dentro del Banco Mundial, Wolfowitz rehusó responder pues espera la decisión de la junta directiva, la cual continuó en sesiones.
Esta tarde la Casa Blanca expresó su «plena confianza» en Wolfowitz.
Los asuntos de pobreza, de proyectos de desarrollo, de asuntos de educación y salud que forman parte de la agenda de la reunión anual del Banco Mundial quedaron hoy en segundo plano bajo la sombra de las acusaciones de malos manejos de un autoproclamado campeón del «buen gobierno».