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Historias verdaderas en la TV Británica

«Red Oil» o el petróleo de la revolución venezolana

Fuentes: Rebelión

 » Como deseo, como me gusta, todos queremos, a todos gusta… Petróleo Rojo, moja con él, el que unos tienen y otros quieren tener». La Redonda. Cincuenta y ocho minutos frente a las imágenes, voces y música de «Red Oil», confirman que es posible sumergirse en una realidad fresca y sin manipulaciones, donde los colores, […]


 » Como deseo, como me gusta, todos queremos, a todos gusta…

Petróleo Rojo, moja con él, el que unos tienen y otros quieren tener». La Redonda.

Cincuenta y ocho minutos frente a las imágenes, voces y música de «Red Oil», confirman que es posible sumergirse en una realidad fresca y sin manipulaciones, donde los colores, sabores y pasiones del país caribeño definen la línea narrativa de un documental que muestra, por primera vez de manera imparcial, las dificultades y paradojas del gobierno de Hugo Chávez.

Lucinda Broadbent (directora), Aimara Reques y Heino Deckert (productores) y Steve Sklair (editor), se propusieron contar esta realidad parodiando la telenovela prototipo, ésa donde existen malos y buenos, ricos y pobres, traiciones y desafíos, pasiones e intrigas… Fue su forma de sumergir al espectador en el contexto de la cultura venezolana. Y lo hicieron a través de la mirada de Marianella Yanes, ex-actriz y guionista de telenovelas que hoy ejerce un cargo importante en Pdvsa, la tercera empresa petrolera a nivel mundial y sobre la cual versa la historia.

El resultado de este ‘experimento’ es interesante e imparcial, pues no es fácil huir del manejo que suelen dar los medios de comunicación a todo lo relacionado con Venezuela y el presidente Chávez, opinando, juzgando y condenando. No, porque desde llegó a la Presidencia de la República en 1992, cada uno de sus actos y palabras están en la global mira mediática y política, no sólo por ser un gobierno que se ha denominado así mismo socialista, sino también por su deseo de unificar Latinoamérica y otorgarle una autonomía similar a la que poseen los Estados Unidos del Norte y la Unión Europea (que nadie cuestiona).

Además, de por medio hay un recurso que las naciones fuertes se sienten con derecho a controlar: petróleo. Y Venezuela posee una de las más grandes reservas del mundo. Lo está manejando a su manera, fundamentalmente desde Pdvsa (Petróleos de Venezuela SA): Chávez ha transformado el modelo petrolero, nacionalizándolo y entregando sus ganancias a la comunidad y creando cooperativas manejadas por los mismos pobladores. En 2007 destinó más de 14 mil millones de dólares a proyectos de desarrollo. Ya no se trata sólo de producir petróleo, sino de educación, alimentos, salud, energía…

El pecado de Chávez ha sido plantear un producto distintivo del capitalismo, como una forma de solución a los problemas de su país. Tal determinación, en busca de su sueño socialista, ha levantado la ira de la burguesía venezolana y de muchas naciones. Desafortunadamente para Chávez, las denuncias sobre corrupción en Pdvsa y las voces marginales que claman agua potable y que aseguran no ver ningún cambio, han alimentado los argumentos de la oposición.

La mayoría de los medios han hecho eco de estas críticas, ahondando el conflicto y gestando pasiones extremas, pero sin explicar jamás que en diez años es imposible recuperarse de centurias de corrupción, expoliación y pobreza.

 

Rojo, rojito

 

Por eso «Red Oil» se constituye en un respiro frente a las múltiples radiografías de Venezuela, ofreciendo una singular visión de las contradicciones que enfrenta Hugo Chávez y lo que ha sido el petróleo como elemento de su revolución bolivariana.

Presumo que los creadores de esta producción británico-sueca se formularon no promover ni a Chávez ni a su pensamiento. El esfuerzo se advierte en las diversas voces opositoras que entrevistaron y en el recorrido insistente que hace la cámara por los escenarios de pobreza. En que no existen declaraciones del propio Chávez.

Pero en toda novela las situaciones y papeles están bien definidos: hay «malos» y buenos». Y en «Red Oil» los primeros son los ricos, magnates, ex-gerentes de Pdvsa y eruditos del petróleo. (Los siete directivos despedidos por Chávez desde su programa ‘Aló Presidente’, y otros, planearon el sabotaje a Pdvsa que inició en diciembre de 2002 y terminó en enero de 2003, causando daños al país por más de 14.000 millones de dólares.)… Intriga y traición…

Y los » buenos» son los obreros que rescataron Pdvsa, los defensores de la revolución, los «rojo rojitos», son Marianella y todos los que creen que los cambios son lentos, dolorosos, pero necesarios. Lealtad y pasión…

Sin embargo, ni el ciudadano que cuestiona la actitud del gobierno para ayudar a la gente, ni las copiosas entrevistas con los detractores de Chávez, ni las cifras eruditas, logran opacar la fuerza que tienen las declaraciones entusiastas de quienes manejan Pdvsa, de quienes creen en el proyecto revolucionario. Tampoco lo hacen los testimonios de Eddie Ramírez, uno de los gerentes despedidos, ni las marchas con banderas norteamericanas, ni las palabras con llanto de una ingeniera que dice que fue colocada en la lista negra para que no volviera a trabajar en ninguna compañía petrolera…

Además la «protagonista» – quien maneja el departamento de Comunicaciones de Pdvsa – convence cuando habla de esa «historia real de amor entre la gente y la compañía de petróleo». Y aún más cuando la cámara llega hasta su vivienda, desnuda, humilde y popular. Esas imágenes son tan definitivas como las del joven diciendo «mi país, socialismo o muerte» o la del obrero que en el carro cruza calles pobres o parajes soleados, mientras suena la música original de la banda caraqueña La Redonda «Petróleo Rojo».

Parodiar la realidad ofrece ventajas: permite, amparado en lo visual, utilizar la ironía: esa especie de doble vida de Marianella, los alegres estribillos que resaltan algunas escenas, los testimonios políticos dichos por seres apolíticos, los ricos opositores, desde sus impecables oficinas diciendo que el uso social del petróleo «es grave para la salud social del país» o que «se trata de una revolución financiada con el dinero del capital financiero transnacional»… los pobres más que pobres defendiendo y guardando su esperanza en Chávez.

Sin proponérselo, «Red Oil» deja claro que perder los privilegios, intentar otra opción distinta al capitalismo, es inaceptable en un mundo que actúa y piensa en ese sentido. Deja claro que las críticas, condenas y embestidas jamás serán tan sólidas y abrumadoras contra gobiernos perpetuados y dictadoras capitalistas, como las que surgen contra las escasas naciones que intentan salirse de lo establecido. Los errores del capitalismo se excusan o son olvidados. Los del socialismo se magnifican y colocan de ejemplo para que quede claro que no es la alternativa.

Lo cierto es que «Red Oil» muestra las paradojas y dificultades que existen en el transito de un modelo político conservador de centurias a otro que empezó a gestarse hace una década, y no oculta su simpatía por el manejo distinto dado a una petrolera multinacional. El final feliz de la telenovela no se plantea ni se desecha.

 

* Mónica del Pilar Uribe Marín: Periodista internacional freelance, especializada en Derechos Humanos, Política y Medio Ambiente. [email protected].

 

» Red Oil» se estrenó en el Festival de Documentales de Sheffield en noviembre de 2008 y fue trasmitida por primera vez por Channel 4.