«La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos». Karl Marx «Por eso lo llaman cortar al diablo, la parte satánica ha sido extraída y la mujer ya no siente urgencia (sexual) y se queda en casa tranquila «. Así explican unos jóvenes las razones para la tradicional […]
«La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos». Karl Marx
«Por eso lo llaman cortar al diablo, la parte satánica ha sido extraída y la mujer ya no siente urgencia (sexual) y se queda en casa tranquila «. Así explican unos jóvenes las razones para la tradicional ablación o circuncisión femenina en un documental producido por la Safe Hands y FIGO (Organización Internacional de Ginecólogos y Obstetras). El pasado 6 de febrero se celebró el Día Internacional contra la mutilación genital femenina. Una reliquia del pasado cruel que se resiste a desaparecer en diversos colectivos, musulmanes, cristianos y animistas, practicado en niñas y adolescentes.
Los instrumentos utilizados para tal salvajada también son rústicos, pueden ser hojas de afeitar, tijeras o trozos de vidrio, por supuesto sin esterilizar y para no derrochar, estas herramientas suelen ser reutilizadas en varias víctimas. La niña debe permanecer tres días tras la operación con rodillas y muslos atados. Los detalles del rito en cuestión son espeluznantes, sólo aptos para mentes sádicas.
Perduran tradiciones sanguinarias en los que el protagonista es otra víctima inocente, con un sistema nervioso similar al de cualquier niña, un mamífero como el resto de los humanos, con una diferencia notable: posee cuernos visibles, algo que en algunos de nuestros congéneres no resulta tan evidente. Otro elemento común en estos riturales es su arraigo en la cultura popular, algo que en demasiadas ocasiones «oprime como una pesadilla el cerebro (y el corazón) de los vivos» como diría Karl Marx. Este reo a muerte es ejecutado sin compasión en una plaza de toros, no habiendo cometido ningún delito que justifique tal fin. Aun así, hay quienes se afanan por exportar la tauromaquia a países tan lejanos como China, pero este plan se ha encontrado con obstáculos insalvables. Ciudadanos de diferentes colectivos, entre los que se encuentran asociaciones protectoras de animales y grupos ecologistas, «han inundado a las autoridades e incluso al Parlamenteo con miles de cartas de oposición«. Zhang Dan, fundadora del grupo Protección de los Animales en los Medios expresó su rechazo en estos términos: «»Es un proyecto absolutamente inaceptable»,»el toreo es cruel, salvaje y sangriento«, resulta «inmoral exportar una tradición cuando ya empieza a extinguirse en su lugar de origen».
Henry Ford dijo: » No queremos tradición. Queremos vivir en el presente y la única historia que tiene algún valor es la que nosotros hacemos«. Una buena parte de la sociedad quiere vivir en el presente, trabajando por un futuro mejor, donde los niños y niñás, animales carentes de derechos, víctimas humilladas por mentalidades ancladas en el pretérito, puedan gozar de un porvenir sin crueldad, sin mutilaciones, liberados de reliquias opresivas. Nosotros caminamos hacia delante, como aguas claras que fluyen ofreciendo vida, no somos aguas estancadas, insalubres, malolientes, venenosas.
Volviendo al triste hecho de la ablación femenina, no estaría de más «cortar al diablo, extirpando la parte satánica« que aun persiste en individuos con el alma fea, consiguiendo que el monstruo «ya no sienta urgencia y se quede en casa tranquilo«. Tranquilos ellos y nosotros.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.