Mientras la producción escrita sobre la renta básica (RB) crece día a día, no ocurre lo mismo con la renta máxima (RM), esto es, el pago de una tasa marginal del 100% a partir de determinada cantidad de riqueza y renta.
Es cierto que técnicamente son propuestas independientes, y que muchos valedores de la RB no lo son de la RM y viceversa. Nuestra hipótesis –que sostenemos desde un punto de vista republicano y socialista- es que ambas propuestas, de consuno, tienen un poder normativo muy potente.
En un artículo que firmamos juntos y se publicó en la Revista Daimon, recuperamos un texto de Antoni Domènech del año 2005, que nos resulta especialmente premonitorio:
Me parece que pocas cosas, si alguna, contribuirían tanto hoy a mitigar la capacidad de los imperios privados para desafiar con éxito a los poderes público democráticos, como una renta básica de ciudadanía que al tiempo que exigiera un minimum de existencia social para todos, se batiera también por limitar a un maximum compatible con la vida política republicano-democrática normal, el volumen de ingresos que le es dado recibir a un ciudadano.