Javier Bassas Vila continua con interesantes aportaciones en la colección Pensamiento Atiempo, que dirige en la editorial Casus belli. Son textos breves, casi diría que de combate, pero no por ello menos valiosos. Intentan, sobre todo, decirnos algo a los lectores actuales. En este caso son dos escritos de Félix Guattari, de los que es […]
Javier Bassas Vila continua con interesantes aportaciones en la colección Pensamiento Atiempo, que dirige en la editorial Casus belli. Son textos breves, casi diría que de combate, pero no por ello menos valiosos. Intentan, sobre todo, decirnos algo a los lectores actuales. En este caso son dos escritos de Félix Guattari, de los que es asimismo responsable de su impecable traducción.
Félix Guattari ( 1930-1992) es un filósofo y psicoanalista francés conocido sobre todo como «acompañante» de Gilles Deleuze en dos de sus escritos más renombrados y polémicos : El Anti.Edipo y ¿ Qué es la filosofía ?. El prestigio de Deleuze lo ensombrece tanto en el caso de sus defensores como de sus detractores. Personalmente nunca he podido con el Anti-Edipo, lo cual queire decir que tengo un prejuicio demasiado grande contra él ( quizás por influencia de los lacanianos, especialmente Žižek) y por lo tanto opinaré sobre él cuando tenga la paciencia de acabarlo. Respecto a ¿Qué es la filosofía ? he de decir que no comparto su planteamiento, su lectura me resultó fecunda porque me diO que pensar, que no es poco. La cuestión es que me he acercado a estos textos con una cierta reserva, que afortunadamente se ha ido diluyendo a medida que entraba en su lectura.
El primer escrito son anotaciones, a modo de diario, de su visita aL centro psiquiátrico situado en la isla griega de Leros. He de reconocer mi debilidad por los diarios, que me parecen mucho más vivos y auténticos que las memorias. Aunque siempre hay filtraciones propias, sean conscientes o inconscientes, la verdad es que escribir en caliente nos permite una mayor veracidad que la que resulta de la distancia del tiempo. El diario de Leros es, para decirlo de entrada, estremecedor. El encierro de los locos del que nos hablaba Foucault poco antes ( el diario está escrito en 1989) nos lo presenta Guattari con toda su crudeza. Señalando, de todas maneras, que aunque lo que ve es especialmente horrible no es una excepción: su experiencia de los psiquiátricos de Francia no es muy diferente. Me gusta el estilo de Guattari : claro y lúcido, sin barroquismos, va directamente a las cuestiones. Radical y pragmático, evita recrearse en la indignación para hacer propuestas.
El segundo texto es mucho más completo. Entra en múltiples cuestiones que me han resultado muy sugerentes. Sobre todo porque habla desde la práctica. Su planteamiento de la psicosis es muy operativo para marcar una actitud diferente hacia ellos. La psicosis es una relación diferente con el mundo. Diferente de la considerada normal. Lo cual no quiere decir que haya que negar la locura y su problemas de adaptación. Tampoco significa que haya que negar por principio los fármacos : algunos pueden ser útiles, dependiendo del caso, y otros directamente no lo son nunca. Pero la práctica psiquiátrica debe potenciar las capacidades y buscar formas expresivas de los pacientes. Para ello se necesita un contexto social y unas instituciones apropiadas para no marginar a los pacientes y condenarlos a la exclusión y a la violencia. Las propuestas deben ser creativas, imaginativas, integradores e inclusivas. Hay que considerar a fondo lo que es un servicio público, que debe contener elementos de autogestión. Excluye, de todas maneras, la alternativa privada, em la que no tiene la más mínima confianza.
Hay también una reflexión sobre la antipsiquiatría que es matizada y compleja. Por una parte, Guattari celebra la lucha por cambiar la percepción sobre la locura ( sobre todo de la escuela de Laing y Cooper) y por otra parte la apuesta por socializar y politizar el problema ( más marcardo por la escuela de Basaglia). Les hace una critica a sus planteamientos reduccionistas ( como considerar únicamente las causas sociales o, más específicamente, familiares, en el caso de Laing.) En el caso de Bassaglia la virtud de politizar el problema se convierte en un defecto. Les faltan propuestas prácticas y acaban justificando el cierre de hospitales sin alternativas, con la consiguiente situación de desamparo para los locos ( recordemos que para Guattari la locura existe como problema) y sus familiares.
Es también interesante el abordaje crítico del psicoanálisis lacaniano. La actitud hacia Lacan ( que le psicoanalizó) es ambivalente. Menos lo es hacia los lacanianos, defensores de un lenguaje pretencioso, una actitud sectaria y una práctica elitista. Guattari considera el psicoanálisis muy dogmático en sus pretensiones de cientificidad y en su defensa d eun método único basado en la transferencia. La palabra, por otra parte, es un medio fundamental, peo no el único. Hay que trabajar también desde el cuerpo y si, es necesario, utilizar algún psicofármaco que ha demostrado su eficacia. La terapia es, para Guattari, algo artesanal, una caja de herramientas ( expresión que, según nos dice inventó él y popularizó Foucault).
Para Guattari el psiquismo es complejo y resultado de una combinación de la interacción de factores muy heterogéneos. Conceptos son todos contingentes y limitados.
La propuesta de Félix Guattari es la de construir una subjetividad. No entender el sujeto como un producto sino como una producción. Y nadie debe ser excluido de este proyecto, ni siquiera los locos, que la construirán de manera diferente. Contra todo normativismo, que excluye a estos últimos y contra la normapatía, que acaba convirtiendo en una patológica la necesidad de ser normal. Solo la experiencia propia puede trazar el camino de esta subjetividad singular, entendida siempre como un proceso.
¿ Qué más podemos decir del libro ? Una magnífica edición, incluyendo las fotos. Respectos a los otros tres textos mi opinión es desigual. Son un buen complemento los textos de Marie Depussé y Jean Oury. En cambio el epílogo de Franco Berardi «Bifo» me parece demasiado ideológico, lo cual no quiere decir que no sea interesante pero quizás hubiera estado mejor dejar los textos en un marco más humilde. Me refiero a que no hacía falta situarlo en teorizaciones tan discutibles como el esquizoanálisis, la esquizopolítica o la caosmosis.
Señalar, finalmente, que el libro presenta otras curiosidades interesantes, como la figura del psiquiatra catalán Francesc Tosquelles, militante del POUM, exiliado a Francia e introductor en este país de la psicoterapia alternativa en la que se formó Jean Oury, precisamente el psiquiatra que captó a Félix Guattari para introducir prácticas renovadoras en el hospital que dirigía.
«De Leros a La Borde. Prácticas analíticas y prácticas sociales» de Félix Guattari (Edición de Javier Bassas Vila, con la colaboración de Gabriela Berti). Madrid : Ediciones Casus belli, 2013.