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Reseña de «Violencia política y subalternidad colonial: El caso de Filiberto Ojeda y el MIRA (1960-1972)», de Álvaro Rivera Ruiz

Fuentes: Rebelión

Leer una investigación histórica es una tarea que nos permite compartir conocimiento y reflexiones. Ciertamente, la lectura alimenta el intelecto, pero pienso que la misma permite recordar que una vez que nos adentramos en sus oraciones y párrafos ya no es solo del autor, porque como lectores nos vamos apropiando y creando nuestro propio resignificado de la narración en cuestión.

La investigación convertida en un libro titulada Violencia política y subalternidad colonial: El caso de Filiberto Ojeda y el MIRA (1960-1972), del aguadillano Álvaro M. Rivera Ruiz contiene cinco capítulos que me han permitido resignificar y reinterpretar la historia de la lucha independentista puertorriqueña. El autor analiza desde un punto de vista puramente académico y teórico la figura del humanista puertorriqueño Filiberto Ojeda Ríos y su grupo de personas en lucha conocido como el Movimiento Independentista Revolucionaria en Armas (MIRA). Su estudio está contextualizado en el periodo de radicalización de Filiberto y la operación del MIRA durante la Guerra Fría.

El texto se publica en una coyuntura histórica importante porque hace dos o tres años se presentó el largometraje titulado Filiberto producido por el maestro Freddie Marrero y dirigido por Leandro Fabrizi que comparte una mirada hacia la vida de Filiberto. Sin embargo, aunque el documental contiene información valiosa me parece que es con este libro del Dr. Rivera Ruiz que se puede completar parte del rompecabezas histórico de la lucha revolucionaria clandestina de finales de los años 60 y principios de los 70.

Desde que uno toma el libro en sus manos hay un ojo que mira en la portada y al adentrarse en las primeras páginas de la lectura el autor hace una aclaración muy importante y es que esta investigación no es una apología. Me parece que el título del libro define claramente lo que el Dr. Rivera Ruiz hizo en su estudio. Álvaro enmarca teóricamente y de manera ecléctica a la figura de Filiberto Ojeda y el MIRA. Es decir, utilizó varios marcos teóricos que a mi juicio fueron bien pensados, geniales y discutidos pedagógicamente. Filiberto y el MIRA son analizados desde la óptica teórica de la violencia política de Estado y la subalternidad colonial. El autor utiliza y discute a teóricos como Althusser, Antonio Gramsci, Edward Said, Michael Foucault y Marx, entre otros, que le sirven de lente para analizar las fuentes primarias estudiadas. Ese marco teórico le permitió al autor problematizar la violencia política, desde el Estado y contra el Estado.

Ciertamente, el libro no es una biografía sobre Filiberto Ojeda ni mucho menos en la obra se pasa juicio sobre las acciones revolucionarias de Ojeda Ríos y las del MIRA. Esto, en mi opinión, es lo interesante del texto ya que permite que los lectores puedan resignificar ese pedazo de la historia puertorriqueña y también llegar a sus propias conclusiones. De hecho, no existe una conclusión propiamente y sí un epílogo al final del libro.

Ahora bien, la lectura enfatiza que la lucha armada de finales de los años 60 fue muy distinta a la del nacionalismo albizuísta de las décadas anteriores, porque las de finales de los 60 y comienzo de los 70 decidieron combatir al Estado imperial de forma clandestina. De hecho, la fuerza guerrillera del MIRA me pareció especial ya que su estrategia y acciones eran las de no permitir que hubiera muertes de civiles inocentes. Es en ese sentido que el profesor Rivera Ruiz nos invita a comprender y a pensar el resignificado de las acciones revolucionarias, entre los años 68 y 72, como unas que pueden ser catalogadas como no terrorista, contrario a lo que muchos compatriotas señalan sobre estos grupos guerrilleros.

El autor escoge la década de 1960 porque fue el periodo donde Filiberto comienza a desprenderse de la subalternidad colonial y comienza a gestar su propia conciencia revolucionaria. De hecho, en el capítulo III del libro nos transmite la humanización del subalterno a través de la música, pues Filiberto fue un gran trompetista que participó con grandes orquestas musicales. Álvaro arguye que la experiencia revolucionaria de Filiberto fue naciendo con la simpatía que sintió hacia el Movimiento 26 de Julio de Cuba y llega a su punto álgido después del plebiscito de 1967 en Puerto Rico, cuando y donde abandona la trompeta y entra al campo combativo de la clandestinidad. Durante el periodo de 1960 a 1972 nos explica y analiza la violencia política de Estado sobre sectores nacionalistas socialistas e independentistas, y presenta la contraofensiva revolucionaria que operó desde la clandestinidad, el MIRA desde 1968 al 1972.

Me parece que el libro hace un trasfondo bien pedagógico sobre los sucesos pertenecientes a la Guerra Fría para enmarcar esa violencia de Estado que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial comenzó en los territorios coloniales cuando surgió el bloque Occidental (occidental-capitalista) liderado por los Estados Unidos, y el bloque del Este (oriental-comunista) liderado por la Unión Soviética. Entiendo que una vez se culmina de leer el capítulo II y III se puede reinterpretar la posición del autor que es inscribir la subalternidad colonial en un marco de sociedades divididas en clases.

Creo que su planteamiento mayor estriba en que existen unas capas sociales superiores dentro de la estratificación social piramidal que quebranta y genera violencia política contra los sectores de la base. En la base piramidal, donde se encuentra la gente de pueblo, cada ser humano va a ser programado por los aparatos familiares, la iglesia, la educación, entre otros. En cambio, las personas de posiciones altas de la pirámide social comienzan a cerrarle puertas políticas y económicas a las masas de los estratos bajos de la sociedad. De manera, pues que el imperio educa a las masas para que vayan en una sola dirección y no se cuestione las cosas. Si les niegan el derecho al trabajo, a una calidad de vida y ante eso hay sectores de las masas trabajadoras que no les hacen sentido encontrarse como subalterno, y decidir entonces rechazar esos aparatos de control social, comienzan a combatirlos e irse a la clandestinidad, como hizo Filiberto y un grupo de personas que lo apoyaron en ese momento histórico.

Es decir, el MIRA, quienes tuvieron de escuela a la Revolución Cubana, se alejó de la subalternidad y se colocan en otra capa social para combatir las capas de poder del Estado. Así, pues, por espacio de cuatro años y desde la clandestinidad sabotearon oficinas del gobierno de Estados Unidos, como el servicio selectivo, zonas militares, cadenas comerciales estadounidenses, hoteles y hasta la toma de una emisora radial en Puerto Rico. De manera que la clandestinidad conllevó mucho sacrificio familiar para estas personas porque cada clandestino/a decidió invisibilizarse ante la sociedad. Por ejemplo, abandonaron su nombre para utilizar distintos seudónimos, dejaron de pagar agua y luz, dejaron de recibir un salario, dejaron de existir para fines de la formalidad burocrática y a vivir de lo que cada uno podía, etc.

A mi juicio, esa clandestinidad que tomó el MIRA es también complicada estudiarla porque en el transcurso hay que romper barreras. Por ejemplo, como historiador hay que cuestionarse cómo escarbar correctamente y encontrar las fuentes primarias necesarias de lo clandestino, ya que hay que recordar que muchos clandestinos no confían y no quieren hablar del asunto. Así que esa tarea la supo hacer muy bien el Dr. Álvaro Rivera porque logró ganarse la confianza de personas e identificar fuentes fidedignas y contextualizarlas en los marcos teóricos que utilizó. Es ahí donde Álvaro demuestra su calidad como investigador histórico porque entiendo que fue sagaz y bien juicioso ya que logró ganarse una confianza para conseguir entrevistas. Eso aparte de que logró escudriñar evidencias reales a través de la prensa. Además, consiguió contradecir la oficialidad entre los periódicos con las carpetas que le hizo el FBI al MIRA; carpetas de la cual ningún trabajo sobre Filiberto o el MIRA había examinado y Álvaro las analiza para redactar sus últimos dos capítulos del libro.

Finalmente, es un libro que deja varias puertas abiertas para investigar sucesos posteriores a 1972. Deja una ruta ingenua para conocer las operaciones de otros movimientos como los Comandos Armados de Liberación (CAL), el Movimiento de Liberación Nacional (MLN) y al Partido Revolucionario de los Trabajadores y su ala el Ejército Popular Machetero, sin abandonar a varias figuras de la lucha revolucionaria de aquella época que combatieron el imperialismo estadounidense en la Isla. En fin, me parece que estamos ante una obra bien pensada, redactada de forma clara y pedagógica. Un libro que contiene un cuidado investigativo con las fuentes primarias y secundarias que lo colocan como un referente obligatorio, tanto para académicos como lectores de nuestra historiografía política, social y económica del siglo XX.