Eran las 14:40 y mujeres dirigentas de organizaciones campesinas e indígenas de la sierra, costa y amazonía ecuatoriana se instalaban de forma sigilosa en el salón del tecer piso de las instalaciones de CIESPAL en Quito. «La investigación participativa nos visibiliza como mujeres en nuestro rol en la soberania alimentaria y quedará en un libro […]
Eran las 14:40 y mujeres dirigentas de organizaciones campesinas e indígenas de la sierra, costa y amazonía ecuatoriana se instalaban de forma sigilosa en el salón del tecer piso de las instalaciones de CIESPAL en Quito.
«La investigación participativa nos visibiliza como mujeres en nuestro rol en la soberania alimentaria y quedará en un libro escrito para que lean las futuras generaciones», relataba Magdalena Fueres (Presidenta del Comité de Mujeres de la Unión de Comunidades Campesinas e Indígenas del Cantón Cotacachi, UNORCAC), momentos antes de comenzar el evento del lanzamiento del libro.
60 personas, en su mayoría mujeres, se escuchaban, atentamente, desde los testimonios y las experiencias de vida forjadoras de Soberanía Alimentaria; desde la seguridad alimentaria que garantiza el alimento como sustento.
Los ejes discursivos en la presentación más institucional por parte de CARE Ecuador, hablaban de la importancia del fortalecimiento de la organización social para la creación de políticas públicas en la garantía de derechos; incidían en el urgente empoderamiento de las mujeres y la generación de un espacio de diálogo intercultural.
La defensa de la soberanía alimentaria y sus mujeres en el campo
Llegaba el momento de las protagonistas, Jenny Pontón (Flacso Ecuador) guiaba la moderación señalando que las mujeres que participaron de la investigación comentarían sus apreciaciones desde el territorio.
«¿Qué es la soberanía alimentaria para los pueblos indígenas?», de esta forma, Magdalena Fueres se dirigía al concurrido auditorio manifestando cómo la autonomía indígena se refuerza día a día gracias a iniciativas como la feria agroecológica de mujeres en la que participan desde su organización desde hace años; sin olvidar la participación de las compañeras en los debates sobre la Ley de Aguas, Ley de Tierras y Ley de Semillas.
Rosa Andrango, Presidenta de la feria de Pedro Moncayo y miembro de la organización El Calvario, en Pichincha, instó al público reunido con la pregunta: ¿por qué es importante tener semillas propias? En un cuestionamiento a los actores de la soberanía alimentaria, Andrango insistía: «La soberanía alimentaria no la vamos a lograr con una ley sino con el campesino que trabaja la tierra».
La amazonía ecuatoriana también se hizo presente durante el conversatorio. Clara Shiguango, Presidenta de Fonakisse (Federación de Organizaciones de la Nacionalidad Kichwa de Sucumbíos), hacía alusión a la limitacion en el uso de sus tierras comunales por la declaraion por parte del estado como zonas de reserva.
Cruzando el puente entre la campo y la ciudad
En un segundo panel de intervenciones, mujeres de la ciudad que trabajan en defensa de la soberanía alimentaria, hablan del libro, resultado de la investigación entre Care Ecuador y el Instituto de Estudios Ecuatorianos junto a mujeres y saberes de la costa, sierra y amazonía. Las realidades de las mujeres en Pedro Moncayo, Cotacachi, Putumayo, San Lorenzo y el cantón Mira, fueron dibujadas en forma de estudios de caso.
Belén Cevallos, Coordinadora para Ecuador en la Fundación Rosa Luxemburg, se adentró en el mundo rural de las mujeres desde la poesía para recalcar las dificultades por las que atraviesan las mujeres en el proceso productivo en su día a día. Sobre el conocimiento generado por la investigación, Cevallos no quería dejar pasar por alto que se trata de un conocimiento situado, que busca las resistencias, las salidas y las alternativas. «Es un sujeto mirado desde el territorio con la posibilidad de construir feminismos», reflexiona.
Y culminando con el recorrido por los relatos, las experiencias de vida y reflexiones generadas desde la investigación y acción, las autoras del libro se manifestaban y agradecían a las mujeres con las que intercambiaron espacios de debate y aprendieron de sus prácticas y saberes; gracias a ellas se acercaron a la práctica de la Soberanía Alimentaria desde lo local, desde el territorio.
«Entre uno de los hallazgos de la investigación, hay una feminización del campo», aportaba Laura Rodríguez, autora del libro e investigadora asociada del Instituto de Estudios Ecuatorianos.
«Nos preguntamos cómo las mujeres son cuidadoras de vida, a pesar de no estar respaldadas por la política pública», Diana Cabascango, autora del libro e investigadora asociada del Instituto de Estudios Ecuatorianos.
Conchas se cogía por kilos, concha se cogía por kilos
y cangrejos por montón, pa´ venderlos a toditos no faltaba comprador.
Con orgullo lo vendemos porque lo dejó el Señor.
Aquí me pongo a pensar, aquí me pongo a pensar
con todas mis compañeras
no lloro de sentimiento porque nos hayan talado.
La esperanza de nosotros es que están todos demandados.
Poniendo a Dios por delante, poniendo a Dios por delante
y también a FUNDECOL
ya por aguas, ya por sol no dejan de caminar
a pedirle a estos señores que ya dejen de talar.
Las bandas ya van y vienen, las bandas andan
y vienen como las olas del mar.
Les pido compañeras no dejemos de luchar
para que estos señores nos devuelvan el manglar.
El que ayuda a destruir, el que ayuda a destruir
ese no tiene perdón.
Se va en contra de sus hijos, también en contra de Dios.
Porque ellos bien conocen que esa es nuestra manutención
¡Arriba las concheras! (Castillo, 2011, recogido por C-Condem, 2011: 31)
*Texto leído por Belén Cevallos en sus aportes y comentarios al libro.