Todos los banqueros centrales son felices, pero cada uno a su manera. Dos acontecimientos de los últimos días nos recuerdan esa diferencia: en Jackson Hole, Estados Unidos, se celebró el habitual simposio anual organizado por la Reserva Federal de Kansas City, donde algunos de los banqueros centrales más importantes anunciaron que los intereses aún pueden subir, porque mandan; en Johannesburgo, Sudáfrica, se reunió la cumbre de los BRICS, cuyos dirigentes nacionales (China, Brasil, Rusia, India y Sudáfrica) anunciaron la inclusión de algunos países más (Argentina, Irán, Etiopía, Egipto, Arabia Saudita y Emiratos), enorgulleciendose de que el club ya representa una fracción del PIB mundial mayor que la del G7. En el primer caso hablaron los banqueros de las mayores potencias económicas, de la Reserva Federal norteamericana, el BCE, el Banco de Inglaterra y el de Japón, mientras que en el segundo se escuchó a los jefes de los respectivos Gobiernos y allí los banqueros no mandan.
¿Saben los banqueros centrales de lo que hablan?
Fuentes: Sin permiso