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El Evangelio según Jesucristo fue vetado en 1992 por el Gobierno portugués, y el autor decidió abandonar Portugal

Saramago lleva a escena en Lisboa la novela que provocó su autoexilio

Fuentes: La Vanguardia

La Iglesia portuguesa parece no ganar para disgustos. Cuando aún no se han calmado las aguas agitadas por el barco del aborto, se estrena en Lisboa la adaptación teatral de El Evangelio según Jesucristo, de José Saramago. Todo un desquite para el Nobel, que en 1992 vio cómo su libro era objeto de una virulenta […]

La Iglesia portuguesa parece no ganar para disgustos. Cuando aún no se han calmado las aguas agitadas por el barco del aborto, se estrena en Lisboa la adaptación teatral de El Evangelio según Jesucristo, de José Saramago. Todo un desquite para el Nobel, que en 1992 vio cómo su libro era objeto de una virulenta campaña de oposición, que finalmente propició su autoexilio en Lanzarote.

La obra estrenada anteanoche en el teatro São Luiz -en cartel hasta el 10 de octubre- ya ha sido vista por cerca de 80.000 personas en Brasil, país de origen de la producción. Los televisivos Thiago Lacerda (Jesús) y Maria Fernanda Cãndido (María Magdalena) contribuyen tanto a llenar butacas como a vaciar de profundidad la interpretación, en un montaje, por lo demás, de gran calado. La adaptación consta de dos partes. En la primera se resumen con habilidad las más de 400 páginas del libro, con gran plasticidad y riqueza simbólica, aunque con una densidad tal vez excesiva para quien no lo haya leído. Hay cambios de peso: el personaje de José, cuyos remordimientos son centrales en la novela, simplemente desaparece, mientras que la discreta -aunque no Virgen- María de Saramago se convierte en una madre mucho más aguerrida. Como en el libro, Jesús aparece rodeado de hermanos y hermanas, y vive una larga temporada como rabadán del diablo -a cargo de un rebaño de cariñosas actrices semidesnudas. Más adelante redime a la prostituta María Magdalena, con la que interpreta una escena pasional más estetizante que morbosa. La segunda parte de la obra reproduce casi literalmente el capítulo de más enjundia del libro, en el que Jesús se embarca con Dios y su sombra, el Diablo, en un diálogo en el que descubre quién es y el porqué de su misión en la Tierra.

El talón de Aquiles de la obra es aquel que debería ser su columna: Thiago Lacerda, joven galán de telenovela, que compone un Jesús dubitativo y parlanchín, sin matices, ni capacidad de sugestión. No hubo incidentes en el estreno, pero el teatro ha recibido varios e-mails insultantes. Cabe decir que el escritor ya se reconcilió con el gobierno conservador de Portugal en abril pasado, después de recibir una especie de disculpa oficial de boca del entonces primer ministro, Durão Barroso. El Evangelio fue vetado como candidato al premio Europeo de 1992 por un subsecretario de Cultura del mismo partido. El secretario de Cultura de entonces era, ni más menos, el actual primer ministro, Santana Lopes.

El azar ha querido dejar claro que en Brasil la lengua es la misma, pero no la mentalidad: otro secretario de Cultura, Sérgio Mamberti, interpreta el papel de Dios. El actor afirma que su experiencia bajo décadas de dictadura le obliga a no dejarse intimidar.