Para Valeria, a sus trece años
El filosofo francés Jean-Paul Sartre mantuvo durante su vida de forma inquebrantable el ideal de ser un intelectual comprometido con la realidad concreta que le tocó vivir, asumiendo que la literatura y el quehacer de los escritores debía reconocer su responsabilidad social y el impacto que las palabras tienen con las y los lectores y la sociedad. Los principales ensayos de Sartre como El ser y la nada (1943), El existencialismo es un humanismo (1946) y Crítica de la razón dialéctica (1960), reflejan esta responsabilidad.
Su praxis intelectual lo llevó a desarrollar una diversidad de acciones, entre ellas, se destaca su labor como editor y director de revistas y periódicos, cuya información buscaba que generara un impacto directo en las conciencias de su época. Fue así que en 1945, en plena postguerra y en un contexto de desanimo general, Sartre fundó junto a Simone de Beauvoir, entre otros escritores, la revista Les Temps Modernes (“Los Tiempos Modernos”), donde darían luz a sus principales postulados filosóficos y a las ideas central de la corriente existencialista que los marcaría como parte de la historia cultural de la humanidad.
El primer número apareció en octubre de 1945, como “Presentación”, Sartre escribió una extensa editorial, donde refrendó el compromiso de las y los escritores, afirmando que: “Puesto que el escritor no tiene medio alguno de evadirse, queremos que abrace estrechamente su época; es su única oportunidad; está hecha para él y él está hecho para ella”, y además asentó el objetivo de la publicación: “Nuestra intención es concurrir a la producción de ciertos cambios en la sociedad que nos rodea”.
En las páginas de Les Temps Modernes se publicaron a las principales plumas de la izquierda francesa y europea, así como a destacados intelectuales del mundo, generándose alrededor de ella, un importante apoyo a su existencia y una gran aceptación entre los sectores intelectuales progresistas. La revista avivó debates de urgencia sobre los procesos y luchas de liberación en el mundo, con una marcada línea anticolonialista y antiimperialista, además de que ahí se publicaron adelantos de obras tan relevantes, incluso en la actualidad, como sería el Segundo Sexo de Simone de Beauvoir, o las reflexiones sobre la corriente existencialista desarrollada por Sartre, junto a las aportaciones propias de los integrantes del comité de la revista. Asimismo, en sus páginas vio la luz la polémica suscitada entre Albert Camus y Sartre, dejando muestra de que Les Temps Modernes se perfiló desde su origen como una tribuna libre para la “batalla de ideas”.
El proyecto editorial de Les Temps Modernes, respondía a la defensa de la autonomía y los derechos de los pueblos, siempre presentando esa línea casi imperceptible entre compromiso y libertad creadora que el propio Sartre representó a través de sus obras. En este sentido, es justo recordar que la revista también fungió como tribuna para el debate sobre el marxismo y su necesaria desestalinización, tal y como el propio filósofo francés llevara a cabo en sus escritos.
Al fallecer Sartre, el 15 de abril de 1980, Les Temps Modernes, quedó bajo la dirección de Simone de Beauvoir, y tras la muerte de ella en 1986, sería Claude Lanzmann quien la dirigiera hasta su cierre final en diciembre de 2018, después de haberse editado 700 números y durado en circulación más de 70 años.
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