Como un terrible y bello trueno que convoca al huracán rojo así ha sido la gigantesca manifestación del pueblo trabajador argentino contra la ferocidad neoliberal. Las masas brasileñas, por su parte, han empezado también a enfrentarse al golpe de Estado blando, parlamentario y teledirigido desde EEUU. En México, decenas de miles de personas se manifiestas […]
Como un terrible y bello trueno que convoca al huracán rojo así ha sido la gigantesca manifestación del pueblo trabajador argentino contra la ferocidad neoliberal. Las masas brasileñas, por su parte, han empezado también a enfrentarse al golpe de Estado blando, parlamentario y teledirigido desde EEUU. En México, decenas de miles de personas se manifiestas contra el terror patriarcal y otras barbaridades, y crece el horizontalismo que reivindica la vuelta con vida de los 43 de Ayotzinapa. La Cubanía se reafirma orgullosa frente a la alienación capitalista. La lucha por la democracia da nuevos pasos en Honduras y Paraguay.
En Bolivia los pueblos no se dejan llevar por los cantos de sirena imperialistas. Las y los uruguayos reivindican a sus héroes asesinados frente al silencio de un gobierno cada vez más a la derecha. Las clases trabajadoras de Chile, los pueblos de Ecuador, la heroica Colombia y las masas explotadas de nuestra América se niegan a retroceder. ¿Y la imprescindible Venezuela atacada desde todos los flancos y desde su interior mismo? Este 1º de mayo veremos al pueblo bolivariano recuperar la dirección política que nunca debió haber dejado.
Centenares de piquetes de trabajadoras y trabajadores de la sanidad desmantelada protestan en Gran Bretaña, a la vez que se radicaliza un importante sector del laborismo y en las semanas pasadas ha habido diversas movilizaciones y actos de denuncia. En Catalunya, los trabajadores del Metro de Barcelona lanzan su tercera huelga desoyendo al Ayuntamiento reformista. La represión violenta de la policía francesa ataca al estudiantado y a las y los trabajadores que se oponen con tanta fuerza al neoliberalismo que, como ha sucedido en Lyon, la segunda ciudad más importante, la extrema derecha y el neofascismo han ayudado a las fuerzas represivas oficiales.
La represión político-sindical española golpea con odio al mítico Sindicato Andaluz de Trabajadores para debilitar sus movilizaciones. Una manifestación popular de casi 100.000 personas ha denunciado en Hannover, Alemania, el TTIP entre Europa y EEUU. Por todas partes, las mujeres trabajadoras, superexplotadas y humilladas, se organizan contra el sistema patriarco-burgués, y lo mismo hace la juventud contra el poder adulto creando poder juvenil. En Euskal Herria, la juventud trabajadora y estudiantil, y sectores obreros, llevan casi dos meses de huelgas, movilizaciones, debates, conferencias anticapitalistas e independentistas vascas para preparar este Maiatzaren Lehena, incluidos algunos sabotajes.
Las y los griegos han recuperado la ofensiva y trabajadores de la mar y de la prensa se enfrentan al recorte de pensiones que quiere imponer Syriza, por citar la huelga más reciente. Empieza a despertarse una parte del proletariado yanqui que, por ahora, se identifica con Sanders, e incluso grupos más conscientes se enfrentan a Trump, ese racista y neofascista representante de la peor derecha norteamericana. Sería muy largo reseñar siquiera lo esencial del resurgir de la lucha de clases en otras zonas del mundo: en Japón, India, Sudáfrica…, así como otras formas de lucha particulares pero insertas en el gran enfrentamiento entre el capital y la humanidad trabajadora: Siria, Ucrania, Palestina, Sahara…, por no extendernos a la doble estrategia imperialista consistente en, por un lado, cercar militar, energética y económicamente a Eurasia en previsión de futuras agresiones, y por otro lado, mediante la conquista militar de la cordillera andina y la implantación de colaboracionistas fieles en Estados decisivos, asegurarse el saqueo y explotación de nuestra América.
Si estudiamos la historia del 1º de Mayo vemos que se va ampliando su contenido, su carga y sentido reivindicativo por el simple hecho de que las contradicciones capitalistas fuerzan a la burguesía mundial a convertirlo todo en mercancía, en negocio, en beneficio: desde el cosmos hasta el fondo de los océanos pasando por los sentimientos y afectos humanos, las culturas y las personas más indefensas: las niñas y niños. También en este 1º de Mayo de va a denunciar la estremecedora «desaparición» de más de 10.000 niñas y niños refugiados en la «democrática Europa», delante las narices de Europol, salvajada inhumana que responde a la ciega lógica burguesa de convertirlo todo en plusvalía y ganancia material, económica, sexual, afectiva, sanitaria…mediante las mafias instaladas en el corazón mismo de la UE.
Pero según el 1º de Mayo enriquece su potencial emancipador y concreta sus objetivos, también lo hace el capitalismo respondiendo a la misma unidad y lucha de contrarios. Para la burguesía mundial ya no es suficiente desactivar y vaciar del poder crítico del 1º de Mayo mediante algunas reformas puntuales que no detienen el deterioro de las condiciones de vida y trabajo, vaciamiento, desactivación e integración en el sistema facilitada e impulsada por el reformismo político-sindical. La crisis sistémica mundial, su alargamiento e intensificación le impiden ya definitivamente repetir estas superadas tácticas reformistas. Ahora y cada vez más, al imperialismo le urge acabar con el 1º de Mayo en cuanto tal, liquidando además de los derechos sindicales, sociales, democráticos, fundamentalmente el derecho de huelga y sindicación, que aún subsisten, sobre todo destruyendo la unidad interna de la humanidad trabajadora.
El capital necesita reinstaurar las condiciones de explotación vigentes entre finales del siglo XVIII y mitades del siglo XIX, ampliándolas con los medios tecnocientíficos, de control, vigilancia y represión actualmente disponibles y en permanente mejora. El capital estudia en todo momento las nuevas formas de organización y lucha del trabajo e intenta contrarrestarlas mediantes sus especializados expertos en represión, expertos civiles, militares, científicos, religiosos, privados o públicos pero centralizados estratégicamente por el Estado burgués. Ahora, como se ha vuelto a demostrar en Lyon al unirse la policía con el neofascismo para masacrar al pueblo, ahora el capital recupera en el contexto presente y mirando al futuro antiguas tácticas represivas aplicadas desde el siglo XVIII: los grupos de matones privados a sueldo de la patronal, que luego se transformaron en el lumpen armado a sueldo de la burguesía bonapartista y los pistoleros de la Princeton, pasando a los freikorps, guardias negros, grupos fascistas, SA y SS, escuadras falangistas, etc., para, más tarde y bajo la dirección del Plan Cóndor y otros transformarse en asesinos profesionales, antesala del narcoparamilitarismo.
La lucha de clases entre el capital y el trabajo se agudiza a nivel mundial. La guerra social va expandiéndose, y el futuro está abierto a la victoria de la humanidad o a su derrota. Este 1º de Mayo es tanto una fecha simbólica irrenunciable como un día especial de recuento y encuentro de fuerzas democráticas, progresistas y revolucionarias, de su confluencia y acumulación. Pero también ha de ser un día que refuerce la sana e imprescindible reflexión autocrítica de los errores cometidos y de los estudios colectivos de las innovaciones que debemos realizar para que lo que comenzó siendo un fantasma -la revolución- que atemorizaba a la burguesía europea en 1848 se convierta por fin en el sepulturero de la civilización capitalista y en la partera de la civilización comunista.