¿De verdad que no tienen problemas de solvencia?, ¿no habrá llegado la hora de tomar medidas de control social para impedir males mayores? Ahí va mi opinión sobre el asunto.
Desde hace semanas vengo advirtiendo de cuatro ideas fundamentales en relación con la crisis financiera que estamos viviendo.
De la manera más clara y resumida posible son las siguientes.
1. La inicial crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos es más que una crisis hipotecaria porque esas hipotecas eran solo la base de una pirámide invertida hacia arriba (como en todos los negocios financieros que hoy día se llevan a cabo) formada mediante las sucesivas ventas y compras de títulos derivados de las hipotecas iniciales. Antes o después, la crisis de abajo (la de las hipotecas sub prime o basura) se desplazaría hacia arriba.
2. Cuando la crisis dejara de ser simplemente hipotecaria para afectar al conjunto de las relaciones financieras involucradas en la compra y venta de títulos derivados, es decir, a la práctica totalidad de los bancos y entidades financieras, todos ellos iban a manifestar problemas en sus balances, puesto que el valor de sus activos tendería a bajar, si no a desplomarse. Y, como no tienen reservas suficientes, sino que usan todos sus depósitos para especular o prestar, resultaría que la inicial crisis hipotecaria, convertida más tarde en crisis financiera pasaría a ser, casi con toda seguridad, una crisis de solvencia.
3. Como los mercados financieros están plenamente interrelacionados, sería inevitable que todo lo anterior se globalizara, afectando a los bancos de todo el planeta.
4. Todo lo anterior iba a provocar que se produjese escasez de capital por dos razones. Primero, porque en la crisis el capital se retrae temiendo pérdidas. Segundo, porque iba a ser necesario que los bancos compensaran con liquidez adicional las pérdidas de valor sufridas. Aunque los bancos centrales han tratado de paliar esa escasez con recursos públicos (como ocurre siempre que los bancos y grandes empresas pierden dinero), si la crisis financiera era suficientemente grande (como todo lo parece indicar) esa escasez absoluta o relativa de capital con toda seguridad provocaría una crisis también en la economía real.
Creo que la evolución de los acontecimientos me va dando la razón. Al contrario de lo que le ha ocurrido y le ocurre a los grandes y más poderosos focos de la opinión financiera mundial, que vienen diciendo desde el principio que no pasa nada, que no hay que preocuparse o que es algo pasajero. Y, de modo muy particular, todo lo contrario también de lo que le viene ocurriendo a los bancos centrales, que están pagando su culpable complicidad con análisis simplistas, equivocados, opacos y sencillamente impropios de quien dispone de todos los medios para estar mejor informado que nadie sobre estas cuestiones. O es que nunca nadie con tanto poder resultó ser tan inoperante desde el punto de vista del conocimiento real de los hechos, o es que en realidad son parte del proceso gangrenoso que se ha desencadenado en las finanzas internacionales y por eso no ven lo que esta delante de sus propios ojos.
Pues bien, lo que quisiera señalar hoy tiene que ver con el velo con que se quieren cubrir las vergüenzas financieras de los bancos y las cajas de ahorros españoles.
Es verdad que estos últimos no tienen una cartera de hipotecas sub prime tan elevada y arriesgada como tenías los bancos estadounidenses, pero sí tenían y tienen inversiones igual o mucho más arriesgadas, tanto en productos financieros muy volátiles en los mercados financieros internacionales, como, sobre todo, en inversiones inmobiliarias en el interior. Y es verdad que han tenido beneficios elevadísimos en los últimos años que le han suministrado una gran liquidez, pero también es cierto que ni los han dedicado a crear reservas suficientes (más bien todo lo contrario) ni a realizar operaciones que consolidaran sus activos en riesgo (sino más bien lo contrario, a generar más).
En esa situación, no hace falta tampoco ser un sabio ni un demiurgo de las finanzas para aventurar que antes o después los problemas llegarían.
Lo vienen negando, pero desde fuera de España no dejan de llamar la atención sobre el asunto.
Otros medios se venían haciendo eco de posibles dificultades de algunas entidades financieras españolas, y ahora ha sido el Financial Times del 12 de febrero al señalar que nuestros bancos y cajas habían recibido 44.000 millones de euros del Banco Central Europeo solo en diciembre de 2007, cuando la media de los doce meses anteriores había sido de alrededor de 20.000 millones de euros.
Casualmente (¿casualmente?), fue desde que estalló la inicial crisis de las hipotecas que esa cifra fue aumentando, a 35.400 en octubre, a 40.300 en noviembre y a los 44.000 de diciembre.
Blanco, lo da la vaca, se embotella….
Para echarle tierra al asunto se dice que esa cantidad no es grande en términos proporcionales (el 9,5% de todo lo que prestó el BCE en diciembre) pero se trata más bien de un mal de muchos que solo puede servir de consuelo a los tontos, sobre todo, si se tiene en cuenta que antes las entidades españolas apenas recurrían al banco europeo.
Y más sutil ha querido ser el ahora presidente de la Asociación de Banca Española (AEB) y antes «independiente» subgobernador del Banco de España, Miguel Martín, que en una carta a Financial Times dice que «los bancos españoles, al contrario que muchos de sus homólogos americanos y europeos, no están contaminados por las hipotecas subprime». ¡Qué finura! ¡Claro que no estarán contaminadas por hipotecas sub prime pero el problema, como vengo diciendo, ya no son solo esas hipotecas sino toda la vorágine de productos de la ingeniería financiera que han entrado en barrena y de los que los bancos y cajas españoles están muy bien dotados!
Si quisiera ser claro, lo que tendría que haber dicho Martín es que las entidades españolas no están contaminadas por ningún otro producto o circunstancia que pudieran ser igualmente nefastos desde el punto de la solvencia.
El tiempo dirá lo que ocurre pero de momento hay algo que está claro: los bancos y las cajas españolas han ido demasiado lejos con los depósitos de sus clientes. El riesgo financiero que hoy se está asumiendo comienza a ser preocupante y de hecho ha provocado pérdidas en algunos casos por operaciones super arriesgadas, casos de los que solo algunos medios se han hecho eco gracias a la influencia y poder de las entidades financieras sobre la inmensa mayoría de ellos.
Yo soy consciente de que lo que propongo a continuación está hoy día completamente fuera de la agenda actual de los políticos y de los grandes medios de comunicación pero es que tengo la completa seguridad de que va siendo hora de que los ciudadanos exijamos lo que ellos no son capaces ni siquiera de plantear:
– Transparencia en la gestión bancaria de los depósitos ciudadanos.
– Control de las operaciones financieras especulativas.
– Establecimiento de coeficientes obligatorios de reservas en los bancos y cajas de ahorros que garanticen su solvencia y el destino de los recursos necesarios a la inversión productiva.
– Reglas de competencia que impidan los precios abusivos en la prestación de los servicios financieros.
– Impuestos sobre beneficios extraordinarios de las entidades financieras.
– Código de buenas prácticas y responsabilidad social que impida la utilización de paraísos fiscales en cualesquiera de sus actividades.
Todo eso, para empezar a hablar.
Otros de mis artículos sobre la crisis financiera: Los arquitectos de la crisis financiera actual
La caída de las bolsas internacionales: pasó lo que tenía que pasar