Una de las tantas experiencias acústicas que la revolución tecnológica produjo, es el repertorio sonoro de los teléfonos. Ningún sonido anterior se le parece y entre las contradicciones de su desarrollo se hace lo inimaginable por generar acústicas que parezcan «naturales». Eso genera resultados asombrosos y también horrores de todo género. Hoy en los sonidos […]
Una de las tantas experiencias acústicas que la revolución tecnológica produjo, es el repertorio sonoro de los teléfonos. Ningún sonido anterior se le parece y entre las contradicciones de su desarrollo se hace lo inimaginable por generar acústicas que parezcan «naturales». Eso genera resultados asombrosos y también horrores de todo género. Hoy en los sonidos de cada teléfono hay intencionalidades identitarias -de marca y de persona- cuyo rasgo de individualidad es una mueca que reproducen millones y millones de proveedores y de usuarios en el mundo entero. Y eso implica costos y ganancias descomunales. Imagen es lo que se ve y también lo que se escucha.
Nos envuelve una sonosfera eléctrica cargada con sonidos que le son «naturales» y que son imprescindibles para comprender la sensibilidad acústica del siglo XX -y lo que va del XXI- Sonosfera que se enriquece ahora con la variedad de aportes «digitales» que son reflejo de una creatividad nueva, surgida también del estallido mundial comercializador de teléfonos portátiles y de su asimilación como objetos identitarios, impulsores de una nueva sono-atmósfera y un nuevo mercado del » ring-tone» . Hay para todos los gustos y disgustos. En 2011 la industria del » ringtone » movilizó más del 33% de la industria musical según algunas fuentes. 1
Claro que desde otra posición, con un carácter de clase en lucha contra la monopolización de la riqueza tecnológica y con motivación científica, podríamos influir sobre el desarrollo histórico del sonido y proponerle un proyecto metodológico creativo y flexible que podamos aprovechar para la recreación de semiosferas revolucionarias, en cualquier lugar, gracias a la frecuencia con que suenan los teléfonos y su estela de » ring-tones «. Eso permitiría crear un paisaje sonoro mundial, una cartografía acústica revolucionaria basada en una paleta de colores acústicos surgidos de la lucha histórica emancipadora de la humanidad. El repertorio es inagotable.
Para eso necesitamos laboratorios y escuelas de realización comunicacional revolucionaria que impulsen el uso de los teléfonos (y todas sus prestaciones sonoras y visuales) para un arte de la ubicuidad comunicacional que sólo es posible con estas herramientas. Se trata de modificar el uso estereotipado de los teléfonos, como una mercancía más del «entrenamiento» burgués, y convertirlas en auténticas herramientas dinámicas en la batalla de las ideas. La Guerra Simbólica.
Hay que desarrollar una serie de investigaciones especializadas en el diseño, ajuste y re-semantización de los sonidos predominantes y socialmente más apreciados; los sonidos simbólicos de tiempos diversos y los que han quedado en el álbum acústico de la historia reciente. Se trata de asegurar una enciclopedia sonora para la lucha emancipadora que reconozca dinámicamente, preferencias y fobias acústicas en lo individual y en lo colectivo, con sus influencias respectivas en el campo de la lucha social. Es esperable contar con resultados muy rápidos si se asegura una movilización basada en calendarios concretos. El repertorio acústico y los sistemas de trasmisión de mensajería permitirían generar nuevos noticieros sonoros, por ejemplo, para cada teléfono que se sume a la red de acciones capaces de romper los cercos mediáticos. Ética y estética en combate.
Se trata de una nueva lógica y una ecología sonora revolucionaria con sonidos dinámicos, de respuesta rápida, en los lugares menos imaginados, bajo una nueva clasificación de sonidos para distinguir llamadas, mensajes y trasmisión de noticias o denuncias. Los teléfonos más avanzados cuentan con una tecnología que puede subordinarse a tareas emancipadoras, con vocación interdisciplinar, que asegure riqueza de diseño acústico para un escenario sonoro que responda a las necesidades de la lucha social más apremiante en contra del uso ocioso o decorativo del teléfono como distintivo de clase. Necesitamos comprender todas las interrelaciones del sonido con los comportamientos sociales tanto en quien escucha como en el sistema de relaciones informativas donde se aplica. Una llamada que avisa su llegada puede incluir en el aviso una conducta y una estrategia inmediata.
Vale para casos de emergencia como para casos de largo plazo. Vale para personas con edades e intereses diversos. Vale para tareas de prevención y vale para la reconversión del uso tecnológico que, en le corto y en el largo plazo, marcará inexorablemente necesidades y soluciones de índole muy diverso. A la velocidad que avanzan los aportes tecnológicos, sin servidumbre capitalista y orientados como herramientas útiles para resolver problemas sociales, los teléfonos pueden cargar claves sonoras organizadoras capaces de apoyar movilizaciones muy diversas y capaces de servir a redes informativas emancipadoras contra los bloqueos mediáticos.
Eso implica aprovechar al máximo el poderío simbólico del repertorio sonoro que un teléfono moderno posee. Eso implica contar con un protocolo de investigación creativa, en pie de lucha, en las producciones sonoras que deben ser identificables y deben invocar las asociaciones contextuales y simbólicas específicas de los escenarios donde actúe. Al servicio de este plan se reafirma la necesidad de una Cartografía Sonora como paisaje acústico del mundo con su inmensa variedad que se despliega ante nosotros que somos audiencia, intérpretes y compositores. Esta vez los revolucionarios insistamos en ganar el territorio de la sonosfera como espacio simbólico de la lucha de clases bajo una triple consideración: como experiencia de producción de semiosis, como experiencia estética y como herramienta de acción directa. Veremos que la Revolución Socialista suena bien.
Notas:
1 http://www.makeuseof.com/tag/infographic-happened-ringtones/
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