«La doctrina del Shock», de Naomi Klein, levantó, hace bien poco, la conciencia adormecida de muchos lectores. Después de ese ensayo-explicación de cómo los capitalistas conducen las crisis de su sistema de robo a los trabajadores, y cómo provocan un «shock» en la población para así tomar las medidas más intragables mientras dura ese estado […]
«La doctrina del Shock», de Naomi Klein, levantó, hace bien poco, la conciencia adormecida de muchos lectores. Después de ese ensayo-explicación de cómo los capitalistas conducen las crisis de su sistema de robo a los trabajadores, y cómo provocan un «shock» en la población para así tomar las medidas más intragables mientras dura ese estado de parálisis; aquí, en España, conocemos también formas de anestesia peculiares, pero que ya encuentran respuesta social, y no hay mas que ver que las lecturas sobre la contestación de la ciudadanía a los patrocinadores del sistema-monstruo, se han multiplicado. Otro de los ángulos destacados de la reflexión sobre lo que nos acontece, aunque desde una perspectiva literaria , de reciente edición , es la última novela de Belén Gopegui, «Acceso no autorizado», editorial Mondadori, es un buen ejemplo para pensar en lo que se tiene en el Estado español.
De «la doctrina del Shock» a «Acceso no autorizado», encontramos un número creciente de pequeños libros de lenguaje llano sobre cuestiones precisas que nos atañen directamente, y que tienen como punto de partida la crisis del capitalismo. El librito titulado «Juventud sin futuro» recoge la experiencia de esta organización desde su nacimiento en la universidad, sus vínculos con las manifestaciones sobre la vivienda, su participación en la huelga general pasada y su participación en el movimiento 15M. Ejemplo en palabras que recogen experiencia de compromiso social. Su activismo ha roto todos los muros informativos de los financieros, banqueros y patronos, y ha dejado en la conciencia de muchos estudiantes y trabajadores un impulso que hacía mucha falta para salir a la calle. Santiago Alba Rico expone en el Prólogo la importancia para el capitalismo de la venta de imágenes falsas a los jóvenes, la propagación que hace de una juventud entregada a lo banal, al consumo, a la creencia en el lujo cuanto más alejado de su realidad más absurdo, pretendiendo así ocultar su realidad, la realidad más insultante de su mayoritario paro, de sus pocos trabajos y precarios y sus pagos miserables, condiciones de vida de pobre que entierran posibilidades de un futuro mejor en ningún aspecto.
En el Estado español se tomó ejemplo de los movimientos populares de Túnez y Egipto, sirviendo como repetidor de señales al resto del mundo. Quienes intervienen en este pequeño libro, militantes de Juventud Sin Futuro, dan cuenta de su aprendizaje, que pasó por el conocimiento de cómo Francia, Grecia, Portugal, Italia, Islandia, se habían movilizado, y entraron en su proyecto como referentes tanto en la lucha dentro de la universidad, contra los acuerdos de Bolonia, como fuera, contra la falta de vivienda, de trabajo, contra los planes de los capitalistas de robar hasta las pensiones. Y habiendo perdido el miedo, lo último que debían perder, disponerse a luchar. «La culpa no es de la crisis, es del sistema», es una de las consignas más coreadas, y es que el bien sabido que sacrificar a las gentes más indefensas es la razón de ser del capital, que por su carácter explotador de apropiación de una minoría, sus elementos dirigentes luchan sin cuidado contra los trabajadores para apropiarse de los bienes colectivos en primer término, y las migajas privadas donde también las haya.
Juventud Sin Futuro dice en su libro «El acuerdo PsoePP y el pacto firmado por la Patronal, el gobierno y las principales centrales sindicales…. Fuerza a los sectores sociales más golpeados por las contrarreformas a la resignación o el aislamiento», indicando de este modo que lo tienen claro, y además, se organizan y actúan para que la conciencia social cale, movilice a la población trabajadora y produzca el cambio necesario.
El librito termina con su «Tabla reivindicativa», en ella hacen apartados de «Vivienda», «Ámbito laboral», «Pensiones», «Educación», y, «Redistribución de la riqueza», que abarcan el conjunto de aspectos concretos de la vida de la mayoría ciudadana. Terminan firmando «¡Nos habéis quitado demasiado, ahora lo queremos todo!»; y han sumado una consigna con la que quieren definirse: «Juventud Sin Miedo». Si han terminado con el miedo, los bandidos que roban el presente y el futuro están perdidos.
Título: Juventud sin futuro, sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo.
Autores: Juventud Sin Futuro.
Editorial: Icaria. ASACO.
Ramón Pedregal Casanova es autor de «Siete Novelas de la Memoria histórica. Posfacios», edita Fundación Domingo Malagón y Asociación Foro por la Memoria (asociacion.foroporlamemoria@