Ante la «pesada» realidad de un medallero olímpico en que China aventaja en más de 15 preseas doradas a los Estados Unidos, se encienden las alarmas en diversos medios de prensa del mundo, que deciden «oportuna -oportunista-mente» aclararle al mundo «la verdad». Algunos hasta se atreven a plantear, ante la evidencia de la superioridad del […]
Ante la «pesada» realidad de un medallero olímpico en que China aventaja en más de 15 preseas doradas a los Estados Unidos, se encienden las alarmas en diversos medios de prensa del mundo, que deciden «oportuna -oportunista-mente» aclararle al mundo «la verdad». Algunos hasta se atreven a plantear, ante la evidencia de la superioridad del gigante asiático, «el comienzo de un nuevo orden mundial justo cuando cierren las cortinas de los JJOO.» (elmundo.es).
Como nunca les bastó aceptar la puntualidad, organización y elegancia de la celebración estival comenzaron, desde la propia inauguración, a especular con fraudes, trampas de imágenes pregrabadas, doblajes inexplicables y censuras de accesos a Internet; hasta la más reciente afirmación del bloqueo por parte del gobierno chino, de la tienda de música online de Apple, ITune. (ElPaís.com, 22 de agosto del 2008).
Cada cobertura pretende sembrar la duda, dentro de una apariencia deportiva engalanada, pero con pequeños trasfondos de sutiles comentarios donde se presupone que cada medalla de los chinos es signo de que «allí todo anda mal», y de que «por cada metal dorado que se suma a la cosecha existen miles de historias oscuras que pocos se atreven a contar.» (El Nuevo Herald, 22 de agosto del 2008)
Y todo dentro del contexto olímpico, para aprovechar los accesos de millones de personas a las que intentan mostrar el otro lado de los juegos, el lado oscuro, muy a tono con el sicótico lenguaje de Súper W, cuando hablaba de los «rincones oscuros» del planeta. No hay dudas de que estos libelos se empeñan en hacer su tarea, el trabajo sucio que siempre han preferido hacer.