M.H.: ¿Qué análisis hace de las elecciones argentinas? G.A.: Fue un gran triunfo popular. Eso es lo primero de todo, que indica que aunque ninguna de las encuestadoras lo vieran, hay una conciencia profunda y todavía funciona lo que aquí en Francia se llama «el teléfono árabe», la conversación de boca a oreja. Fue un […]
M.H.: ¿Qué análisis hace de las elecciones argentinas?
G.A.: Fue un gran triunfo popular. Eso es lo primero de todo, que indica que aunque ninguna de las encuestadoras lo vieran, hay una conciencia profunda y todavía funciona lo que aquí en Francia se llama «el teléfono árabe», la conversación de boca a oreja. Fue un gran triunfo popular que votó por los integrantes de otra fórmula porque han visto el desastre resultante de la política de Macri, agravada por la catástrofe del gobierno en estas últimas elecciones y no dicen nada sobre la devaluación, el riesgo país o la dedicación de los pocos fondos del FMI que quedan y de las reservas para sostener al dólar y que no se les vaya todavía más lejos.
Lo primero que hay que decir es que el gobierno está condenado, en octubre recibirá una paliza todavía mayor. Quizás la diferencia de 15% de votos no llegue a ser tal porque tal vez algunos de Lavagna voten a Macri, y muchos del FIT que votaron contra Macri apoyando a los Fernández recuperen un poco. Pero el hecho concreto es que está cocinado y en el horno.
El asunto es que el capital se está compensando con una licuación total de las deudas en pesos, entre ellas con Anses y con una devaluación que se lleva el costo del salario y que va a continuar hasta llegar a casi la mitad de lo que era antes de la crisis que ya de por sí era bajo.
Entonces hay un traslado enorme de capital de los trabajadores a los capitalistas y estos agarran el dinero y se lo llevan al exterior. Eso es lo que habría que parar inmediatamente, la fuga de capitales, y controlar las finanzas de inmediato para evitar los desastres que va a hacer Macri en estos meses.
Fernández dice que quiere garantizarle que llegue a diciembre, pero si sigue haciendo estas cosas el que no llega a diciembre es el país, ese es el problema. Hay que ponerle un comisariado por lo menos y exigir algunos cambios inmediatos que compensen el desastre que está causando, porque si no va a seguir la devaluación, el dólar se va a ir al demonio, los intereses por los bonos que ya son enormes, 73%, van a ser todavía mayores, y si puede contratar deuda la va a seguir contratando, así que en lo inmediato hay que evitar que el mono con navaja siga actuando.
M.H.: Anoche por estos micrófonos yo decía que ahora son más peligrosos que antes.
G.A.: Sí. Por fortuna las FF AA están muy desprestigiadas, pero sino estos tipos apelarían a un autogolpe.
M.H.: Usted que es un lector tempranero de los diarios internacionales ¿qué comentan?
G.A.: Están más perdidos que turco en la neblina. Le Monde, por ejemplo, dice que el liberal Macri fue derrotado por un populismo de izquierda. Si la política que ofrecen los Fernández es de izquierda, yo soy Marilyn Monroe. Es absurdo. Il Corriere della Sera y La República italianos que están hasta el cuello con la crisis de Italia, le dan poca importancia, pero de todas maneras hablan de un país que está lleno de descendientes de italianos, simplemente relatando lo que pasa pero sin la menor comprensión ni previsión alguna. Los españoles también, tanto El País, como Público también están despistados, hablan de un triunfo de una centro izquierda, cosa que no es verdad. Simplemente es la derrota de Macri que significa un enorme triunfo, pero no es de centro izquierda, y en La Jornada, donde yo trabajo, hoy hay un artículo de Oscar González (que era subsecretario, a las órdenes de Fernández a quien consideraba un genio de la política) donde dice con toda desfachatez, que Fernández tiene ideas socialdemócratas y que hay un gobierno neoliberal de derecha que ha sido derrotado y la perspectiva de implantación de un gobierno presidido por uno con ideas socialdemócratas. Lo repite dos veces.
La gente no existe para ningún periodista, la formación de una opinión crítica tampoco, el odio y las necesidades tampoco, las perspectivas tampoco, no se prevé qué va a hacer el próximo gobierno, que aunque sólo sea por razones elementales de democracia, debería estar ya por lo menos en la cabina de pilotaje mirando qué hace el borracho en el timón.
Las medidas contra China son como un boomerang
M.H.: Lo quiero llevar al enfrentamiento China – EE UU porque la portavoz de la Cancillería de la República Popular China declaró que mientras persistan las fricciones comerciales, China de manera recíproca unilateral informa a los EE UU de América y al mundo entero que procede en lo inmediato a imponer aranceles a 128 productos originarios de los EE UU y a su vez se comienza a considerar la idea de cesar en la compra de deuda pública estadounidense. ¿Cómo ve esta crisis comercial? Ahora Trump ha declarado que demora hasta diciembre los aranceles a los bienes electrónicos chinos. Un «stop and go» de la relación económica EE UU-China.
G.A.: Trump empieza a darse cuenta de que China, como buen boxeador, no da golpes aparatosos pero lo está dejando sin aliento, porque está golpeando precisamente a los sectores que votan por Trump, a los vendedores de cerdo, a los del Medio Oeste, a todos los sectores que son el apoyo de Trump, son los que están sufriendo más.
Además China tiene una cantidad enorme de bonos del tesoro de EE UU que están sosteniendo la moneda de EE UU. El petróleo barato, resultante del conflicto entre EE UU y China, favorece a China que es importador neto y no a EE UU, porque si bien EE UU produce una cantidad enorme de petróleo por fracking, la extracción del fracking es más cara que la del petróleo común, por razones estratégicas lo están haciendo pero no les conviene económicamente.
Las medidas contra China son como un boomerang, le pegan también a EE UU. Si contamos que a escala internacional disminuye mucho el comercio, que ha perdido 600.000 millones de dólares con el conflicto, y que Alemania entró en recesión, está produciendo un PIB por debajo del 0% y en Francia hay una disminución muy fuerte de la actividad, están apenas rozando por arriba el 0%, Italia por la crisis va a caer en un déficit por lo menos del 4%, la UE también se ve muy afectada.
Eso no le disgusta a Trump en la medida en que significa menos importaciones alemanas y francesas, etc. Pero se olvida también de que con el dólar todavía fuerte se llena de turistas Europa y sale dinero por ahí y que además las exportaciones a EE UU están caras mientras que las chinas y las europeas están más baratas. Ahora Trump todavía no ha decidido, las conversaciones con China deberían ser en septiembre pero no se sabe si las hará. Hay que ver qué pasa ahí.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.