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Entrevista a los periodistas Enza García y Randolph Borges

Sin autocrítica genuina, sin escuchar al pueblo, no hay revolución

Fuentes: Argenpress

Luego de la derrota electoral del pasado 2 de diciembre, el campo del movimiento bolivariano acusó un golpe fuerte. Fue eso, sin dudas, una señal de alerta muy importante, por lo que debe hacerse una revisión crítica de lo sucedido tomándose los recaudos del caso. Una opinión bastante extendida entre diversos sectores populares, tanto de […]

Luego de la derrota electoral del pasado 2 de diciembre, el campo del movimiento bolivariano acusó un golpe fuerte. Fue eso, sin dudas, una señal de alerta muy importante, por lo que debe hacerse una revisión crítica de lo sucedido tomándose los recaudos del caso. Una opinión bastante extendida entre diversos sectores populares, tanto de militantes históricos que vienen de la izquierda como del ciudadano de a pie, es que la revolución venía sufriendo un proceso de lentificación, de derechización incluso, y que se había perdido el espíritu autocrítico; ello fue uno de los motivos por el que muchos chavistas se sintieron desmotivados y no votaron. El gobierno lanzó, consecuentemente, un llamado a la revisión, rectificación y reimpulso de lo actuado este tiempo (conocido como las 3R del presidente Chávez). Pero al mismo tiempo, una vez puestos en marcha estos correctivos, surgieron voces críticas dentro del campo bolivariano que, curiosamente, produjeron ásperas reacciones por parte de autoridades del gobierno. Con o sin razón, pero en una forma cuestionable y nada ética desde el punto de vista revolucionario, se llegó a hablar de ‘infiltrados de la CIA’, de juego a la oposición de derecha, de indisciplina partidaria. Lo cual abre una interrogante: ¿cómo reencauzar las cosas si no hay debate, si no hay crítica? (‘crítica’, del griego ‘kritikós’, y éste, del verbo ‘krinéin’: investigación pormenorizada, análisis minucioso, juicio razonado). Sería muy osado decir que estos ‘encontronazos’ en las filas de la revolución obedezcan a alguna estrategia de desunión tejida por los factores contrarrevolucionarios (‘divide y vencerás’). De todos modos, podría quedar como hipótesis. Lo cierto es que cuando surgieron actitudes críticas, no se oyeron, o se reaccionó mal.
En la perspectiva de ver qué pasa con la crítica, con el debate, ARGENPRESS, a través de su corresponsal en Venezuela: Marcelo Colussi, entrevistó a dos periodistas: Enza García y Randolph Borges, quienes todos los días, de lunes a viernes, de 10 a 11:30 de la mañana, por el 550 del dial en AM, en la radio YVKE Mundial, abren los micrófonos para la amplia participación de los oyentes en un programa considerado uno de los foros más utilizados por los radioescuchas: ‘La Ventana’; programa en el que la gente se expresa, debate, denuncia, habla, intercambia, haciendo así de la radio un verdadero instrumento social de difusión interactiva. Cabe decir que fue en ese programa donde el diputado Luis Tascón presentara una denuncia recientemente, la cual creó un estado de cierta -felizmente pequeña- conmoción en las filas del chavismo. Conmoción, por cierto, que nos recuerda algo muy importante: no puede haber revolución sin crítica genuina, crítica en el más puro sentido original de la palabra: estudio, profundización.

Argenpress: ¿Para qué llama fundamentalmente la población a su programa? ¿Qué dice?

Randolph Borges: Desde que se puso en marcha este proceso revolucionario en Venezuela hay una cantidad enorme de personas con ganas de expresarse, con ganas de participar. Nunca antes había habido tanta presencia popular en los medios de comunicación. Nosotros lo vemos en nuestro programa, porque durante años se mantiene (comenzó en el 2002, unos días después del golpe de Estado), o más aún: crece, esas ganas de participar de la gente, de hacerse sentir. La población desea expresarse desde todo punto de vista, dar a conocer su opinión, denunciar irregularidades, proponer correcciones, demostrar su solidaridad con gestos realmente hermosos y nobles ayudándose entre sí en la solución de problemas cotidianos.

Enza García: Cuando se dice ‘programa participativo’ se piensa casi automáticamente en programas juveniles donde se mandan saluditos o se puede contar un chiste. O también, con otro formato, programas de pura denuncia: que no hay agua en tal sector o que se están cobrando peajes en tal barrio… Nosotros buscamos no quedarnos sólo con esa denuncia, como hoy lo pueden estar haciendo -por supuesto con una clara intención desestabilizadora- medios de comunicación de la oposición; más bien tratamos de promover un comentario de lo que pasa en el país. Es decir: buscar y promover que la población comente y discuta lo que es noticia, lo que sale en prensa escrita o en la televisión, o en el internet. En definitiva: permitimos que la gente simple y llanamente se ponga a hablar, a debatir como si estuviéramos tomando un café y conversando en un grupo. Eso va generando toda una red de participación: alguien dice algo y otra persona le responde, agrega o corrige lo que dijo el anterior, y así se mantiene el debate. En definitiva: promovemos la opinión de la gente y no somos nosotros los que fabricamos esa opinión.

Argenpress: Digamos que es un foro de debate, participativo, popular, hecho por radio.

Randolph Borges: Exacto. Y también llega al hecho político. Tratamos que todo lo que alguien diga, como crítica o denuncia, luego sea respondido por el funcionario implicado. Buscamos que los que aparecen implicados con cualquiera de estos debates puedan venir a la radio y puedan hablar con la población, exponer sus puntos de vista, defenderse si es el caso, o explicar, o aclarar. Hacemos que escuchen las llamadas en vivo para verse confrontados con una comunidad o un sector que le exige cosas y se siente desatendida. Y eso, por supuesto, hecho con altura, es sano. Y hoy es muy importante hacer eso, para que muchos funcionarios se den cuenta que el medio radial es un canal rápido y efectivo de comunicación con la gente. La radio participativa es un termómetro de la sociedad. La televisión no permite eso, no tiene ese valor de termómetro. Ahí la fuerza de la imagen obliga a otra cosa: se va a lucir su ropa de última moda, pero no a conversar con el público.

Enza García: La televisión implica siempre una cierta distancia. Es imposible que un personaje de la televisión ‘entre a la intimidad’ de tu casa; pero eso sí lo permite la radio participativa. Ahí uno puede expresarse de otra manera, y el personaje en cuestión ya no puede escudarse tras la ropa de moda. Ahí la comunicación es directa, real. Los sentimientos entran por el oído.

Argenpress: Dado que este tipo de programas que ustedes hacen es un termómetro, ¿qué nos podría estar marcando ese termómetro en este momento?

Enza García: Hablemos de un caso específico: de la misión de salud Barrio Adentro. Esta es una misión sumamente exitosa. Si tomamos en cuenta que había muy pocos hospitales en los inicios de la revolución, la llegada de los módulos de la misión Barrio Adentro fue un gran éxito, porque puso a disposición de la gente en el corazón mismo de las barriadas, centros de atención primaria gratuitos y efectivos. Esos centros estuvieron atendidos por médicos cubanos en un principio. Luego vinieron eslabones ya más complejos en la red de atención sanitaria: aparecieron los Centros de Diagnóstico Integral, luego los Centros de Alta Tecnología, aparecen las Salas de Rehabilitación Integral. Es decir que se comenzó a ampliar significativamente la red de salud, y como todavía no hay tantos nuevos médicos venezolanos formados en la nueva visión no mercantilista de la salud y dispuestos a ir a los barrios, son demasiados los centros que hay que atender y los cubanos ya no se dieron abasto. Y los venezolanos tradicionales que aspiran a su clínica privada, no van. Entonces, ante tantos centros ya no sólo de atención primaria sino secundaria y terciaria, muchos módulos de atención primaria de Barrio Adentro se fueron cerrando. Esta situación, la gente de los barrios nos lo viene diciendo por radio hace ya año y medio. Y nadie en la estructura del Estado ni en otros medios oficiales hacía caso. Y nos denunciaban también que la gente de la oposición estaba llegando a los barrios también, para montar consultorios al lado de los módulos de Barrio Adentro que se iban cerrando, por supuesto con fines electorales, oportunistas.

Randolph Borges: Muchos líderes comunitarios nos invitaron a los barrios para que fuéramos a ver nosotros mismos y constatáramos con nuestros propios ojos. Y fuimos, por supuesto. Y vimos que en muchos casos efectivamente muchos módulos de atención primaria estaban cerrados. Incluso pudimos constatar que en un caso se le alquilaba a un vendedor informal para que guardara allí sus cosas, su mercadería. Obviamente la gente se sintió atendida cuando llegó la misión Barrio Adentro, porque tenía el centro de salud en su vecindario. ‘¡Esto es la revolución!’, se dijo la población al ver estos logros. Efectivamente: esos son los beneficios que para el pueblo empezó a traer la revolución. Pero al ver que eso comienza a perderse, la gente reacciona, y lo denuncia, lo hace público.

Enza García: Es que, efectivamente, hubo problemas con Barrio Adentro. No sabemos con exactitud por qué, si eso fue deliberado o no, pero sin dudas hubo una política de abandono de esta misión, de Barrio Adentro I, de los módulos barriales. No se entiende bien por qué, pero se dejó perder ese logro. Yo no sé si los funcionarios no escuchan las denuncias que hacía la gente, o no les interesaba, pero el descontento de la gente iba creciendo cada día. Y lo peor de esto es que la oposición sí escuchó a la gente, sí se hizo eco de este reclamo para atacar. No porque le interesa el bienestar de la población, por supuesto, pero sí para llevar adelante su proyecto, que en definitiva es detener los avances de la revolución. Hay que aclarar algo: Barrio Adentro no está terminado y sigue habiendo muchos módulos en cada sector popular, y se van graduando nuevos médicos generales integrales venezolanos comprometidos con el proyecto político y van a trabajar a las barriadas. Hay que decir que si bien es cierto que Barrio Adentro I ha reducido muchos de sus módulos, existe un segundo escalón del sistema que es Barrio Adentro II que está funcionando de maravilla, que es el nivel de más complejidad, y donde se dan las prestaciones gratuitas. Y no se puede omitir decir que también hay logros hermosos como los hospitales de alta complejidad que montó la revolución, como por ejemplo el Cardiológico Infantil de Caracas o el Oncológico de Puerto La Cruz. No hay que caer en el juego que quieren los medios de la oposición y decir que se terminó la atención primaria, que la salud está colapsada. En este momento se están corrigiendo estos errores. La precuenta es: ¿por qué se dejó caer? ¿Por qué este descuido?

Randolph Borges: La misión Barrio Adentro I es un caso, pero hubo descuido en varias áreas. Si decimos que la radio participativa es un termómetro, sin dudas nos indica que hubo muchos descuidos por parte del gobierno en este último tiempo. Eso se reflejaba en lo que nos decía la gente cuando se comunica con nosotros. Se fueron descuidando todas las misiones, también las educativas: hubo abandono, desinterés, problemas diversos que fueron denunciados por la población en su momento y a los que no se escuchó. Todo eso causó un gran descontento para el pasado 2 de diciembre cuando el referéndum para la reforma constitucional. Había demasiadas fallas, demasiada desatención, y ese descontento se reflejó en los resultados de la elección. Creo que no se trata de si la gente tiene mucho o poco compromiso político, mucha fortaleza ideológica. No, así está mal planteado; sucedió que conquistas sociales que la revolución había empezado a traer, se comenzaron a perder. Y la gente, naturalmente, reaccionó.

Enza García: Desde hace como un año la gente venía denunciando problemas en la misión Mercal: que no hay comida, que están vendiendo con sobreprecio, que la comida que no está en Mercal se consigue a mayor precio donde los vendedores informales. Todo esto hace un año se venía denunciando en la radio.

Randolph Borges: Yo no sé si las autoridades no escuchan la radio…o no escuchan a la gente. Porque todo esto la gente también lo dice en la calle. Parece que a los funcionarios se les olvidó lo que es caminar por la calle, usar transporte público, andar sin escoltas. No sé si todos, pero muchos parece que se acostumbraron demasiado al aire acondicionado, se olvidaron de la gente, de los padecimientos de la gente común. Y lo curioso es que muchos de esos funcionarios vienen justamente de los sectores marginados donde no hay aire acondicionado.

Argenpress: Con ese termómetro en la mano que es un programa como el que ustedes hacen, viendo en el día a día un cierto descontento popular que ha ido creciendo, y buscando soluciones a todo esto, ¿cómo están las cosas hoy luego de la derrota en el referéndum del 2 de diciembre? ¿Para dónde va la Revolución Bolivariana y qué debemos hacer?

Randolph Borges: La reacción del presidente ante la derrota fue el llamado a este proceso de las 3R: revisión, rectificación y reimpulso. Se abrió esa puerta, pero a veces parece que hay quienes la quieren cerrar, y encima pegarle candado. No sé hoy, efectivamente, hasta qué punto se están dando las 3R.

Enza García: Creo que efectivamente hay un esfuerzo del presidente Chávez. Y hay algunos campos en que se ven cambios, por ejemplo en el tema de la seguridad ciudadana. Eso ha tenido una sensible disminución, a tal punto que la prensa opositora ya no ha vuelto a hablar del asunto. Hay un intento de arreglar estas cosas que se denunciaban antes del referéndum, por ejemplo en el sistema de salud. Y también hay importantes esfuerzos por mejorar la situación del abastecimiento de alimentos. Es real que en estos meses también se ha mejorado la provisión de alimentos. Si no lo decimos, quedaríamos pegados a lo que quiere el discurso mediático de la oposición, que es ocultar estos esfuerzos reales que ahora hay desde el gobierno. Pero hay que seguir denunciando lo que pasa. Y es cierto que en ese proceso de revisión queda mucho, mucho por recorrer aún. El año pasado, por ejemplo, se publicó en Gaceta Oficial que el acaparador reincidente iba preso, y lo que la población ve es que luego de todo este desabastecimiento inducido no hay un solo preso. Eso genera una sensación de impotencia, de rabia. Aunque el gobierno avise que está controlando el tema de los alimentos, la gente no lo puede creer, porque aún cuesta conseguir algunos productos, y porque no se ve ningún castigo a los responsables del acaparamiento. Y la población se siente defraudada con eso. Ante ello, ante alguien que se comienza a sentir defraudado, es fácil que la manipulación malintencionada logre llevarlo a desmoralizarse. O también, por otro lado, a que reaccione con actos violentos, comprensibles en un sentido dada su desesperación, pero que pueden ser capitalizados por la derecha en definitiva.

Randolph Borges: Es cierto que el gobierno ha reaccionado luego del 2 de diciembre y se están dando respuestas en muchos aspectos, pero la sensación generalizada en la población es que queda muchísimo por hacer, que se va muy lento a veces. Por eso pueden surgir algunas acciones violentas, como las que vivimos estos días con grupos que se tomaron el Palacio Arzobispal o la colocación de algunas bombas. No creo que esos grupos sean malintencionados, porque les conocemos su historia política, pero sí hablan de un descontento que se expresa en este tipo de acciones vanguardistas, a veces cuestionables, que hablan de un clima general que se está dando en el país.

Argenpress: ¿Podría decirse, eventualmente, que se van dando una línea de izquierda y una derecha en el seno de la revolución? En estos días salieron denuncias de ‘ultraizquierdismo’; el mismo presidente Chávez lo dijo. ¿Cómo miden todo esto?

Randolph Borges: Termómetro en mano hay algo que se evidencia sin discusión: el líder del proceso sigue siendo Hugo Chávez. Y seguramente va a serlo por mucho tiempo más, porque no ha aparecido ninguna figura que le haga sombra. Es él quien lanza las líneas, las pone en marcha, las cambia, las detiene o las reencauza. Con contradicciones a veces, sin dudas, pero hay que entender que la fuerza que le ha dado a este proceso es única. Sin dudas ya ha escrito páginas de oro en la historia no sólo de Venezuela sino de Latinoamérica, y ¿por qué no?, del mundo. Es cierto que por allí han aparecido grupos con características violentas en algunos casos, pero eso, lejos de ser ‘agentes infiltrados de la CIA’, habla de sectores desesperados, o que buscan protagonismo, que buscan su tajada en el poder. Y que en algún caso, ocasionalmente, puedan estar vinculadas al campo del delito con grupos de barrios, con sectores marginalizados. Pero eso no es una generalidad, como tampoco puede decirse que son fichas del imperio infiltradas. En todo caso -como ir a poner una bomba por ahí, como parece que lo han hecho en alguna ocasión- habla de su desesperación y de su falta de estrategia como grupos revolucionarios. Bombas, naturalmente, que le terminan dando comidilla a la oposición. Insisto: quizá no son infiltrados por la CIA, pero sí hablan -quizá de una manera impropia- de un descontento real que existe. El descontento está, por eso seguramente se perdió el referéndum el 2 de diciembre; pero también es cierto que ahora el gobierno está haciendo unos esfuerzos enormes buscando correctivos, haciendo esfuerzos como quizá no se hicieron nunca en estos nueve años de revolución. Y sin dudas la oposición usa, azuza, magnifica ese descontento. Lo peligroso de todo esto es que por ahí puedan salir grupos, un poco desesperados sin dudas, colocando bombas en señal de protesta ya como práctica política común y enfrentándose al gobierno. Eso le viene perfecto a la oposición. Pero no hay que olvidar que los funcionarios que no cumplen con su trabajo revolucionario, o simplemente con su trabajo, también son los responsables de que aparezcan estos grupos desesperados. El funcionario que mantiene una calle llena de hoyos por dos años teniendo presupuesto para repararla, el funcionario que no coloca una tubería de agua donde debería haberse hecho mucho tiempo atrás y no se hizo, el funcionario que no recoge la basura en la ciudad, o el funcionario de quien se sabe que se está enriqueciendo… todo eso, sumado, hace que haya descontento, y en algún caso, que aparezcan reacciones desesperadas.

Enza García: La población no se aguanta la impunidad. Eso es lo que genera que mucha gente del pueblo, desesperada, termine desmotivándose. O, por otro lado, queriendo hacer justicia por su propia mano, como por ejemplo: queriendo cerrar el canal televisivo Globovisión de un modo violento. Es inexplicable que el gobierno no haya actuado legalmente contra este medio de la oposición en todos estos años, habiendo tantos argumentos con que hacerlo. La gente, por supuesto, se desespera ante eso. A nosotros muchas veces nos han llamado para decirnos que ‘el pueblo va tener que tomar la justicia por su propia mano’. Y esto no es sólo con el caso de Globovisión; también se puede ver con el tema de los alimentos y el desabastecimiento. Hay quien ha llamado para decir que hay que comenzar a saquear supermercados. La población ama al presidente Chávez, eso está claro; pero no confía para nada en su entorno. Y no ve que haya respuestas por parte de esos funcionarios, salvo honrosas excepciones.

Randolph Borges: Existe un amargo sabor de boca cuando la población piensa en ese entorno. Queda la sensación que no hay ningún cambio allí sino simples enroques. Puedo asegurar, y lo vemos cotidianamente con nuestro programa, que hay un clamor popular de querer ver caras nuevas.

Argenpress: Hoy día se habla de una ‘derecha endógena’ que se va apoderando del manejo del aparato del Estado, del PSUV, que habría secuestrado al presidente Chávez, que estaría derechizando cada vez más la marcha de la revolución. De hecho, en el programa de ustedes fue que llamó recientemente el diputado Luis Tascón para hacer pública una denuncia que involucra a alguien de esta ‘derecha endógena’, circunstancia que desató una enorme controversia a nivel nacional. ¿Cómo ven ustedes esta situación?

Randolph Borges: En realidad no se puede visibilizar claramente a nadie de quien se pueda decir con certeza: sí, esta persona es parte de esta ‘derecha endógena’. Hay mucho de mito en todo esto, y no hay mayores pruebas concretas. Pero también es cierto que muchos funcionarios que llegaron a la función pública sin nada luego aparecen con propiedades, con tremendos vehículos. Eso nos lo denuncian en el programa. Hay muchos casos de nepotismo, y la población lo sabe, lo dice, lo hace público. Hay una percepción fuerte que se está formando una nueva clase política, la llamada ‘boliburguesía’. Pero lamentablemente no ha pasado de una percepción, porque ni las autoridades de contraloría ni de fiscalización se han dado a la tarea de investigar las denuncias que señalan a esta gente como corruptos.

Argenpress: ¿Pero por qué no se investigan estas denuncias?

Randolph Borges: Se está dando un proceso lamentable: si uno denuncia corre el riesgo de ser señalado de contrarrevolucionario, de agente de la CIA. Lamentablemente ya se han sentado precedentes. En el caso del diputado Tascón, que nos llamó al programa, él simplemente trajo una denuncia. A priori nosotros no apoyamos a ninguno de los bandos, ni acusadores ni acusados. Y el diputado tiene todo el derecho del mundo de solicitar una investigación sobre una maniobra de otro funcionario público. Pero sucede que hubo una respuesta desmedida por parte, ya no del imputado, sino de su hermano. Y también de la presidenta de la Asamblea Nacional. Pero en vez de investigar lo denunciado, se reaccionó de un modo desmedido, a la defensiva. Ante eso, por supuesto que la población queda sorprendida, porque no se entiende la respuesta: en vez de investigar lo planteado, se ataca al denunciante; y de eso puede sacar una conclusión entonces: mejor no criticar nada.

Argenpress: ¿Se está perdiendo el espíritu autocrítico de la revolución?

Enza García: Una revolución no se puede hacer sin espíritu autocrítico. Eso es una verdad ideológica inapelable. Nuestra población ha crecido mucho ideológicamente con este proceso, aunque todavía falta. Aún permanece una cultura política acomodaticia muy arraigada, el ver cómo se arregla uno con cada administración política, una cultura de falta de conciencia de clase y, más bien, de dependencia hacia las autoridades, una cultura paternalista. Aún subsiste la idea que el Estado es el que me regala cosas para mi vida, sin asumir que todos somos parte de él. Hay una visión todavía muy individualista y no comunitaria. Y hay todavía una muy metida cultura de la corrupción. Hay un modus vivendi difundido por toda la población que nos hace ser más bien acomodaticios que críticos. La cultura política e ideológica de años del petróleo como regalo, cultura de la renta, no ha desaparecido, está bien viva metida en toda la sociedad. Una cultura corrupta que la encontramos en el día a día en todo, desde pintarte las uñas en tu puesto de trabajo en vez de atender a la persona que está esperando hasta pedir comisiones para cada contrato que se firma, o colocar a cada uno de tu familia en algún cargo público. El petróleo da para todo eso. Y nuestra cultura de corrupción heredada de la colonia hace que eso sea ya un estilo de vida muy difícil de cambiar. Es decir: aquí la revolución se mantiene por el amor de un pueblo hacia un líder carismático como es Hugo Chávez, pero falta aún desarrollar una verdadera conciencia de clase y un espíritu autocrítico.

Randolph Borges: La pregunta sería: ¿qué pasa con esta revolución cuando ya no esté Chávez? Eso es una incógnita. Lo que sí es evidente es que Chávez tiene que escuchar al pueblo, y tiene que escucharlo cada vez más. En un principio, cuando arrancó este proceso, Chávez hablaba más con la gente. Justamente eso era lo que llamaba la atención: un presidente popular rompiendo los protocolos y habando con la población de tú a tú, llenándose de pueblo. Lo está comenzando a hacer de nuevo ahora, luego de la derrota electoral de diciembre. No me atrevo a decir que lo tengan secuestrado, bloqueado. Lo que pareciera es que hay gente del gobierno, incluso de su círculo más cercano, que no está realmente comprometida con cambios revolucionarios, con los intereses populares. Es de esperarse que ahora Chávez empiece un diálogo más directo con el pueblo, sin mediatizaciones. Ahora, en año electoral, es necesario más que nunca sumar, y dada la coyuntura actual cuando la derecha se siente fortalecida luego del referéndum, es necesario cerrar filas. Pero para ello no sirven acusaciones de ultraizquierdistas ni de infiltrados de la CIA. Esas cosas desunen y desmotivan. Hay gente descontenta, eso es importante no perderlo de vista. Si no se atiende ese descontento, pueden ser presa fácil de cualquier manipulación. No hay que repetir nombramientos de alcaldes ni gobernadores a dedo, eso también desmotiva mucho a la gente. Si se sigue el camino de la elección desde abajo, entonces es muy posible que la revolución no involucione y hasta se fortalezca mucho. Ahora estamos frenados, porque la derrota del 2 de diciembre fue un frenazo, y eso resultó traumático. Pero no podemos seguir llorando por lo que pasó ahí: hay que rearmarse y seguir para adelante. Aquí no se perdió ninguna revolución, no se está haciendo agua. En todo caso, como todo proceso humano complejo, tiene altas y tiene bajas. Ahora estamos pasando por un momento bajo. Por eso mismo no hay que desesperarse como algunos sectores que salen a poner bombas, pero sí hay que tomar en serio que hay descontento. Y hay que retomar el espíritu autocrítico, porque sin autocrítica no puede haber revolución.