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Sin Chávez en campaña cada quien atiende su juego

Fuentes: Rebelión

Las elecciones presidenciales del pasado 7 de octubre marcan inevitablemente el rumbo de los comicios regionales que se llevarán a cabo el 16 de diciembre. No se pueden trasladar los resultados de las elecciones presidenciales a un escenario totalmente diferente, pero el triunfo del proceso bolivariano marca de manera positiva la campaña electoral de las […]


Las elecciones presidenciales del pasado 7 de octubre marcan inevitablemente el rumbo de los comicios regionales que se llevarán a cabo el 16 de diciembre. No se pueden trasladar los resultados de las elecciones presidenciales a un escenario totalmente diferente, pero el triunfo del proceso bolivariano marca de manera positiva la campaña electoral de las candidatas y candidatos chavistas.

Hay otra diferencia. El presidente Hugo Chávez está en tratamiento médico en Cuba, reduciendo su participación en la campaña.

Pero, a diferencia de los comicios presidenciales de octubre, los venezolanos no están demasiado animados por las elecciones de gobernadores, ni preocupados por la disparada del dólar «negro». En realidad están más entusiasmados con las gaitas -estridente música zuliana que ocupa todos los espacios sonoros cada fin de año-, el campeonato nacional de béisbol y, obviamente, la fiebre de las compras navideñas y los eventuales viajes de fin de año con el cupo de tres mil dólares al dólar oficial.

Pero el calendario electoral así lo establece: primero las presidenciales, luego la de gobernadores y, tres meses después, la elección de alcaldes y ediles. En esta ocasión, diez de los 23 candidatos chavistas son militares, todos ellos designados por el comando partidista y no por las bases. Los abanderados de la oposición, salvo en dos estados donde se presentan dos opciones (Monagas y Táchira), fueron electos en comicios internos en febrero de este año.

Lo cierto es que en Venezuela no habrá una elección el 16 de diciembre, habrá 23 elecciones, son 23 realidades que tienen algunos denominadores en común.

Para los analistas, el interés en las elecciones regionales se concentra en diez estados: Miranda, Zulia, Carabobo, Táchira, Nueva Esparta, Lara, Monagas, Aragua, Mérida, Anzoátegui. De ellos, Miranda, Zulia, Carabobo, Táchira, Lara y Nueva Esparta son vitales para la oposición. Los actuales gobernadores vienen de la oposición o saltaron (caso Henri Falcón en Lara) la tranquera.

Para Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis y «letrista» de la oposición, para ésta el éxito no depende del número de estados que gane sino de la relevancia de los mismos.

Los votos obtenidos en las elecciones presidenciales y en las regionales no coinciden. Se pierden cerca de 15 puntos porcentuales de votantes entre uno y otro (que en este caso representan cerca de dos millones y medio de personas).

La razón, según Datanálisis, es que hay un grupo relevante de votantes que se siente cautivado por Chávez y vota en presidenciales por él y luego se divide entre quienes simplemente no votan en ningún otro evento electoral hasta la próxima presidencial (lo que reduce la participación) y quienes lo hacen, pero cruzan su voto para premiar o castigar la gestión específica de un gobernante regional. Los números indican que este efecto combinado afecta más al chavismo que a la oposición. Claro… si los opositores votan.

La verdad es que no es posible que la oposición gane la mayoría de las gobernaciones en esta oportunidad, pero eso ha sido cierto también en el pasado. Sí tiene la opción de retener las gobernaciones rebeldes de Lara y Monagas y tiene posibilidad de conquistar algún espacio chavista, en Mérida, Anzoátegui, Bolívar y Aragua.

En la llamada Mesa de Unidad Democrática, prácticamente en situación de retiro efectivo, se tiene conciencia que la mayoría de las gobernaciones quedará en manos del chavismo. No habrá sorpresa en eso, pero puede haberla en algunos símbolos. Es claro que la oposición no va a retener todos los estados que tiene pero, la batalla fuerte está en los dos símbolos principales, Zulia y Miranda, los de mayor población en el país, la guinda del postre.

Mientras, siguen las presiones para unificar fuerzas en Táchira y Monagas, porque de ir por separado los candidatos opositores, harán posible una victoria chavista.

El general Jorge Luis García Carneiro (gobernador de Vargas) y el teniente coronel de la aviación Wilmer Castro Soteldo (de Portuguesa) son los aspirantes a la reelección que seguramente ganarán con mayor número de sufragios.

El mismo espíritu de victoria -pero para el antichavismo- ronda en los estados en los que la oposición obtuvo más votos que Chávez en los comicios del 7 de octubre; Mérida y Táchira, aunque la figura de José Vielma Mora, ha cambiado el panorama en la segunda entidad, fronteriza con Colombia.

Buena parte del electorado opositor piensa que hay que seguir adversando, en cualquier terreno, el desarrollo del modelo país que encabeza el presidente, pero habrá un híbrido en estas elecciones, con un sector que valorará la gestión de los gobernadores que van a la reelección.

La abstención en el año 2008, cuando se realizaron las elecciones regionales, estuvo entre 29% y 36%. El 7 de octubre la abstención alcanzó su nivel más bajo: fue de 19%. Algunos estados tendrán una elección muy cerrada, y eso seguramente puede movilizar mucho más al electorado: Miranda, Lara, Zulia, Táchira, Carabobo.

Hay un elemento que intenta convertir en nacional la campaña electoral de los candidatos bolivarianos a las gobernaciones. La campaña de los candidatos oficialistas arrancó con un diseño que demuestra que hay un esfuerzo y un mensaje por desarrollar una campaña muy coherente a escala nacional, es decir, con un mensaje base muy homogéneo, insistiendo mucho en que esta elección del 16 de diciembre tiene que ser la ratificación de la victoria del 7 de octubre. O sea, nuevamente Chávez es el portaaviones para sus candidatos.

Desde 1989, cuando en Venezuela se aprobó la elección directa de gobernadores nunca se ha exigido a ningún candidato que sea originario o que viva en el estado para el cual opta. Es el caso del maestro y ex ministro de Educación Aristóbulo Istúriz, candidato a gobernador de Anzoátegui, y de Tareck El Aissami, hasta hace poco ministro del Interior, en Aragua.

En los estados Delta Amacuro, Portuguesa, Monagas, Vargas, Guárico, Yaracuy, Cojedes, Apure, Falcón y Barinas hay claramente un escenario de triunfo oficialista. En Anzoátegui, Aragua, Sucre, Carabobo y Trujillo hay una inclinación en este sentido y en Zulia, Táchira, Lara y Miranda y Carabobo va a ser más trabajoso.

Preocupa seriamente a las filas bolivarianas la posibilidad de perder el reducto de Bolívar, gobernado desde hace ocho años por el general Francisco Rangel Gómez. Estado rico en hidrovías, oro y toda clase de minerales, es sede de las industrias básicas del hierro, acero y aluminio de la región Guayana. Geopolíticamente, tanto Amazonas como Bolívar son zonas fronterizas con Brasil, Colombia y la República Cooperativa de Guyana, de acceso directo a la Amazonia y al Atlántico.

Estos dos estados, junto a la insular Nueva Esparta y la andina Mérida son los más difíciles de conquistar por la Revolución Bolivariana. En Monagas las divisiones marcadas de la oposición hacen muy difícil un acuerdo, lo que le da una ventaja inicial a la chavista Yelitze Santaella. En Bolívar y Mérida la división es en las filas bolivarianas, lo que debilita las candidaturas oficiales.

Transición

Una ciudadanía víctima de la ineficiencia y paradójicamente comprometida con el proyecto socialista, se activa ante la crítica y la irreverencia para denunciar la burocratización, las mafias enquistadas y la corrupción administrativa, delatando una burocracia disfuncional e ineficiente, que se solaza en el exceso de formalismo y papeleo y se regodea en la superconformidad con rutinas y procedimientos, señala la socióloga Maryclén Stelling.

Añade que la ciudadanía exige la devoción estricta a las normas y procedimientos, que adquieren carácter absoluto y sagrado para el funcionario, orientado al interior de la organización y al superior jerárquico que evalúa su desempeño.

Quedan en evidencia virtuosos burocráticos contrarios a los cambios y organizaciones divorciadas de sus fines y, más aun, de su compromiso político con la transición al Socialismo S XXI.

Lo cierto es que desde filas chavistas, usualmente la crítica se percibe como un acto de traición que demanda estigmatización y exclusión. Pero felizmente, en este su tercer período, el presidente Chávez ha legitimado la crítica y la autocrítica en tanto principalísimas fuerzas motoras del proceso, que convocan la participación activa de la ciudadanía en la profundización y dirección de esta transición.

Pero lo cierto -agrega Stelling- es que hasta tanto la autocrítica y la eficiencia no se consoliden, seguirán surgiendo «gritos desesperados», gritos del silencio producto de la «sordera burocrática», de una gestión y un seguimiento deficiente y de la obstrucción de los canales de participación. «No basta la cacareada madurez política alcanzada por la ciudadanía que se expresa en sus intentos de participación, reprimidos, maniatados y aplastados por un techo burocrático», firma la coordinadora del Observatorio de Medios y directora ejecutiva del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallego (Celarg).

Los socialdemócratas, los de adentro y los de afuera de la revolución pacífica, siempre han intentado ralentizar el proceso, señala «Un grano de maíz», una de las columnas ideológicas del proceso. Ese parece ser su papel principal. Saben que proceso detenido o extraviado es fácil presa. Llega a un período de reformismo donde define su destino, es el de mayor peligro, en el se cruzan las líneas de la Revolución y la Reforma, es una encrucijada.

La Revolución, ya lo advertía Gramsci, en el claroscuro que unos llaman transición y otros período de reformismo, se corre el grave peligro del surgimiento de los monstruos. Añade que la socialdemocracia comenzó hace rato su labor de zapa: primero plantearon el híbrido capitalsocialismo, luego propusieron formas capitalistas de organización social, las comunas y los consejos comunales, mientras que en lo político plantearon diálogo, amnistías.

Y, en un comunicado Acción Democrática, el partido socialdemócrata, señaló que «se va a insertar, sin complejos de ninguna índole, en el debate propuesto por el oficialismo sobre el Poder Popular. AD se sabe propulsora de la actividad comunal desde su fundación y mal puede un partido como AD, que ostenta la Vicepresidencia de la Internacional Socialista, oponerse al empoderamiento de la población venezolana».

Guerra intestina

Aparece con claridad una cierta decepción dentro de un sector del mundo opositor y un reclamo porque el candidato Henrique Capriles cambió el escenario nacional por el regional, lo que puede desmovilizar a una parte de los electores de Capriles, que en general tampoco ven con buena calificación a su gestión de gobierno en el estado Miranda.

Hace dos o tres meses Capriles Radonski hacía un denodado esfuerzo no solo por parecerse a Hugo Chávez, sino por apropiarse y resignificar algunas de las ideas-fuerza del chavismo. Derrotado, hoy vuelve a su esencia: el más rancio anticomunismo. Capri- les argumentó en televisión que el plan de gobierno bolivariano para Miranda presuntamente lo están elaborando en Cuba. «Nosotros no le vamos a entregar a Miranda al castro-comunismo», dijo.

Asimismo, hay un cierto desmembramiento de algunos factores de la autodenominada Mesa de la Unidad Democrática, que se manifiesta en la renuncia de algunos de sus miembros, los reclamos y las observaciones que han hecho los partidos tradicionales Acción Democrática y Copei, en virtud del comportamiento de Primero Justicia y del comando de Capriles en la campaña nacional en el marginamiento de esos partidos.

No es secreto alguno el hecho de que una nueva derrota de Capriles lo sacará del juego político, seguramente junto a sus compañeros de la derechista Primero Justicia, lo que será del agrado, sin dudas, de la gente de AD y Copei y, sobre todo del líder acciondemocratista Henry Ramos Allup que cree que puede ser el próximo candidato a gobernador de Miranda, para posicionarse en la carrera presidencial.

Por eso no llamó demasiado la atención el hecho que Acción Democrática (AD) informara que se insertará «sin complejo de ninguna índole» en el debate propuesto por el Gobierno Bolivariano sobre el Poder Popular, lo que abre una brecha con sus socios unitarios de la MUD.

¿Constituyente?

Enfático y tajante fue el presidente Hugo Chávez para explicar que el llamado a Constituyente que realizaron líderes del PSUV, «no es para cambiar la Constitución o eliminar las gobernaciones y alcaldías» sino «para debatir el Segundo Plan Socialista de la nación».

El programa socialista es indispensable «para sacar a Venezuela del atraso al que fue sometida» durante la Cuarta República, recalcó Elías Jaua, ex vicepresidente y candidato a gobernador de Miranda.

En el debate constituyente convocado por el presidente Hugo Chávez «vamos a hacer un análisis crítico de lo que hemos alcanzado hasta ahora, en lo que hemos fallado, en aquello en lo que podamos mejorar, para hacer realidad el sueño de nuestros hijos», añadió el nuevo ministro de Información, Ernesto Villegas, quien dijo que el debate seguirá hasta el 10 de diciembre.

Y el gobierno debió dar un paso al costado: consideró anormal que surgieran algunas opiniones suspicaces que tomaron al pie de la letra la proclamación del ‘proceso constituyente’, cuya meta pareciera ser más darle participación al pueblo en la discusión del Segundo Plan Socialista de la Nación 2013-2019, que comenzó el 11 de noviembre con diversas asambleas de trabajo.

Para algunos analistas, este debate popular serviría para demostrar la participación popular, en momentos en que nacían críticas desde distintos sectores por la aplicación de la «dedocracia» en la selección de los candidatos a gobernadores.

Para el diputado, escritor, docente y periodista Earle Herrera, la ocasión no es propicia para andar debatiendo planes, sino para subir cerros y patear barrios buscando votos.

Mientras, desde el exterior y desde nichos académicos se insiste en un «necesario» diálogo entre gobierno y oposición, en base a que ésta acumuló un buen porcentaje de votos, el jefe parlamentario de AD, Edgar Zambrano, aparece promoviendo una amnistía.

Quizá fueran factibles medidas de gracia para los políticos presos y los expatriados voluntarios, si comienzan por aceptar la realidad, con su portavoz dando el ejemplo, señalan analistas bolivarianos.

Mientras, las gaitas siguen sonando a todo volumen, los shoppings, centro comerciales y ferias populares están llenas de pueblo que, con sus aguinaldos cobrados, van en busca de los regalos navideños, mientras todos están seguros que aquel 81% de participación en las elecciones del 7 de octubre no se repetirá este 16 de diciembre.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.