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Soberanía económica petrolera

Fuentes: Rebelión

Aunque directivos de las compañías transnacionales que operan en la zona venezolana del Orinoco se han irritado o han proferido amenazas, hasta ahora ninguna de esas tácticas les ha reportado dividendo pues el gobierno del presidente Hugo Chávez siguió adelante en sus empeños para que las ganancias de la industria petrolera sean utilizadas en beneficio […]

Aunque directivos de las compañías transnacionales que operan en la zona venezolana del Orinoco se han irritado o han proferido amenazas, hasta ahora ninguna de esas tácticas les ha reportado dividendo pues el gobierno del presidente Hugo Chávez siguió adelante en sus empeños para que las ganancias de la industria petrolera sean utilizadas en beneficio del pueblo.

El pasado 26 de febrero Chávez firmó la ley que completaba el proceso de nacionalización de los recursos petrolíferos, y el primero de mayo, en un acto multitudinario en el estado de Anzoátegui, el presidente decretó la toma del control y la plena soberanía sobre ese fundamental recurso. Está previsto que el próximo 26 de junio se concrete la creación de las empresas mixtas y que en agosto reciban el visto bueno de la Asamblea Nacional.

Como parte del proyecto de empresas mixtas, se crearon los Comités de Transición para cada una de las entidades que integrarán los Convenios de Asociación de la Faja Petrolífera del Orinoco que tendrá participación mayoritaria de la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA).

En esa zona están presentes: Chevron Texaco y Conoco Phillips EE.UU.) en el proyecto de Ameriven; Exxon Mobil (EE.UU.) en Cerro Negro; Total (Francia) y Statoil (Noruega) en Sincor, y la compañía Eni (Italia) y ConocoPhillips en Petrozuata.

En una situación similar se encuentran los Convenios de Exploración a Riesgo y Ganancias Compartidas (Golfo de Paria Este Proyecto Posa, Golfo de Paria Oeste Proyecto Corocoro, La Ceiba y Sinoven S.A).

Hasta el momento, cerca de 21 empresas que operaban en convenios operativos y 10 que formaban las asociaciones estratégicas aceptaron pasar a ser socios minoritarios en empresas mixtas con el estado, mientras se negaron la estadounidense Conoco y la italiana ENI.

Con anterioridad, en abril de 2006, las compañías ENI y Total (francesa) se habían negado a acatar la nueva ley del Estado bolivariano (aun no incluía la Faja del Orinoco) que obligaba a formar empresas mixtas con acción mayoritaria de PDVSA. Ante esa circunstancia, la entidad nacional tomó el control de los campos petroleros que administraba la Total en Jusepín y la ENI en Dacion.

La Faja Petrolífera del Orinoco se ubica al oriente del país, entre los estados Guárico, Anzoátegui y Monagas, tiene una extensión aproximada de 55.314 Kilómetros cuadrados con una reserva estimada en 300 000 millones de barriles de crudo.

Con el nuevo paso en la Faja del Orinoco, se pone fin al llamado periodo de apertura petrolera, el cual colocó en manos de compañías extranjeras una parte importante de los recursos energéticos de la nación.

En 1990 se inició el auge de la privatización petrolera mediante el cual el pueblo venezolano vio como eran sacados hacia el extranjero no solo miles de millones de barriles de petróleo sino también decenas de miles de millones de dólares que iban a parar a las arcas de ricos empresarios e intermediarios nacionales y extranjeros.

En esos años varios de los convenios operaron con regalías de apenas el 1 %, sin pagar impuestos y las empresas extraían el crudo con un costo de producción entre 4 y 6 dólares y se lo vendían al Estado venezolano entre 20 y 25 dólares. Entre 1990 y 1997 fueron entregados a las transnacionales 32 campos petroleros.

Para tener una pequeña idea de lo que pudieran haber extraído esas compañías al pueblo bolivariano, baste conocer que en los últimos 30 meses, la recuperación de capitales permitió a PDVSA dedicar unos 23 000 millones de dólares a la ejecución de importantes programas de inversión y desarrollo social.

Actualmente, el monto de la deuda con sus casas matrices que tienen las petroleras en la Faja de Orinoco es de unos 4.000 millones de dólares y el ministro de Energía y Petróleo de Venezuela y de PDVSA, Rafael Ramírez, declaró que bajo ningún concepto el gobierno asumirá ese pago.

Asimismo, las empresas que decidan mantenerse en unión con PDVSA (esta controlará el 60 % de la propiedad) quedarán bajo principios legítimos y podrán participar en el plan de expansión de la Faja del Orinoco, reconocido como el sector de mayor crecimiento de Venezuela.

Ramírez también aclaró que la empresa estatal cuenta con todas las condiciones financieras, técnicas y humanas para la explotación de los yacimientos en caso de que alguna compañía no desee continuar.

Pero la importancia suprema de esta medida radica en la valentía política y económica del gobierno bolivariano que se ha enfrentado a los poderosos consorcios multinacionales que no solo han controlado en las últimas décadas los negocios petroleros en el mundo sino que también han ayudado a provocar golpes de estado cuando algún país se ha opuesto a sus propósitos.

Datos oficiales de la Total francesa indicaron que en 2005 sus ganancias netas alcanzaron 14 400 millones de dólares (como se conoce Francia no es productor de petróleo), mientras que solo en el primer trimestre de 2006 las norteamericanas Conoco Phillips, Chevron y Exxon Mobil reportaron ganancias por 16 000 millones de dólares.

La política económica seguida por Caracas al retomar la soberanía petrolera, es que esas compañías, con sus avanzadas tecnologías no abandonen el país, sino que obtengan una aceptable ganancia sin los grandes excesos que hasta ahora recibían.

Con esos vientos de soberanía, el ejemplo bolivariano se extiende por América Latina y hoy lo siguen otros exportadores de hidrocarburos como Bolivia y Ecuador.