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Sobre el acoso mediático internacional a Venezuela

Fuentes: Rebelión

» Hoy, en Venezuela, es la clase obrera la que sostiene la estabilidad política de la revolución: es el país donde los ricos protestan y los pobres celebran su felicidad social » (Nicolás Maduro, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela)   Estamos ya acostumbrados, sintonicemos cualquier canal de televisión, o leamos cualquier periódico (salvo, […]


» Hoy, en Venezuela, es la clase obrera la que sostiene la estabilidad política de la revolución: es el país donde los ricos protestan y los pobres celebran su felicidad social »

(Nicolás Maduro, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela)

 

Estamos ya acostumbrados, sintonicemos cualquier canal de televisión, o leamos cualquier periódico (salvo, por supuesto, la prensa alternativa en Internet) al acoso mediático al que someten los medios de comunicación al país venezolano. En realidad, se trata de un hostigamiento hacia sus dirigentes, hacia su gobierno, hacia su sociedad. Llama mucho la atención que, incluso las cadenas que puedan considerarse más de izquierdas, no deben serlo tanto (o por lo menos, no deben ser tan independientes) cuando se hacen eco de las tremendas injusticias, de esa verborrea incesante contra Venezuela. En realidad, salvo en la prensa alternativa, y los blogs independientes, prácticamente nadie se salva de la quema continua a que someten al régimen venezolano. Se miente de forma descarada sobre lo que ocurre, se tergiversa la información, se manipula hasta el infinito con la obsesión de presentar a un país caótico, con un violento gobierno que no hace caso a las protestas de su ciudadanía.

Pero la verdad es otra bien distinta…Y entonces, ¿a qué se debe tanto acoso mediático? ¿A qué se debe tanta obsesión? ¿Es quizá Venezuela el único país del globo en molestar tanto a las esferas mediáticas convencionales? ¿Dónde reside el «atractivo» venezolano? Para entender estas preguntas, y encontrar sus respuestas, hemos de situar las cosas en su justo contexto, abstrayéndonos de tanta vil mentira como se nos pretende infundir y confundir desde los medios tóxicos del capitalismo. Intentémoslo. Hagámoslo, y seguramente veamos lo que ocurre con total claridad. No hagamos caso a dichos medios, intentemos observar los datos, la realidad, las estadísticas, los hechos, y luego intentemos una interpretación de dicha realidad. El régimen venezolano ha conseguido, desde la revolución socialista llevada a cabo por el difunto Comandante Presidente Hugo Chávez, llevar a la práctica una serie de hitos: eliminar el analfabetismo, reducir la pobreza, extender los servicios públicos, etc. Todo ello con el respaldo mayoritario del pueblo, desde una perspectiva socialista y democrática. Al lado de los grandes líderes internacionales, que contribuyeron a escenarios de mayor paz y justicia social, la Venezuela de Chávez, hoy continuada por su actual Presidente, Nicolás Maduro, ha sabido estar a la altura, y soltar amarras de su dependencia con el gobierno norteamericano.

Y desde la visión imperialista de EE.UU., dicho escenario representa una tremenda osadía, y un peligrosísimo garbanzo negro que puede contagiar a muchos otros. Y por ello, Venezuela se ha convertido en un país muy peligroso para el capitalismo internacional. Estados Unidos está acostumbrado a vigilar a la llamada «comunidad internacional», para que, digamos, no saque muchos los pies del plato. Para que ningún país se vaya de madre, se extralimite en sus funciones, e intente ser un modelo mundial de convivencia, de paz, de redistribución de la riqueza, de equidad, de progreso y de justicia social. Ello atenta contra los pilares del capitalismo, que defiende únicamente los intereses económicos de los más poderosos. En el pasado, todo país que intentó abordar este camino fue masacrado, invadido, derrocado, con la complicidad directa o indirecta del guardián mundial que representa USA. Y Venezuela es peligrosa porque está intentando este camino. Porque Chávez lo intentó y lo consiguió, y a su muerte (ocasión propia para un derrocamiento del sistema chavista), los continuadores de su legado se empeñan en no destruir las conquistas que Chávez y el pueblo venezolano consiguieron con su lucha.

¿Pero es Venezuela el único país que lo intenta? ¿Es el único que lo ha intentado en el pasado reciente? ¿Qué tiene por tanto de especial? Pues tiene de especial que se trata de un país tremendamente rico en recursos naturales, en petróleo sobre todo, y en gas natural. Y un país rico es más independiente económicamente. Cuesta más trabajo someterlo, porque dejan de existir los principales elementos para el chantaje. A un país rico no se le puede hacer un embargo para someterlo a presión, como llevan haciendo con Cuba desde hace más de medio siglo. Por tanto, el legado de la revolución bolivariana no sólo representa la consecución en local de una sociedad socialista, sino también un estupendo ejemplo mundial, un magnífico punto de referencia para fomentar la independencia de América Latina respecto de Estados Unidos. No sólo se ha enfrentado al imperio colonialista y agresor que representan los Estados Unidos, sino que además está contribuyendo de manera notable a que los países de América Latina se organicen, se conciencien, se dignifiquen, y se enfrenten también al poderío norteamericano. El legado bolivariano no sólo se circunscribe a la propia Venezuela, sino que está influyendo también en los países de su contexto latinoamericano.

Y porque cuenta, como decimos, con el apoyo de su pueblo, y del Ejército, con el apoyo de todo un país. Algún lector, más bien influido por la propaganda oficialista que hemos denunciado al comenzar, podrá cuestionar esto que decimos sobre el apoyo de todo su país, alegando que existen muchas protestas populares que denuncian y combaten al régimen. El problema es que, como decimos, esta información no es cierta, está tremendamente manipulada y tergiversada, exagerada, sacada de contexto, y por tanto, dando lugar a la circulación de una información tremendamente tóxica para la comunidad internacional. Pero continuemos nuestro razonamiento, al final lo veremos todo un poco más claro. Lo cierto es que en Venezuela se está intentando transformar (y de aquí el peligro para la sociedad norteamericana) el sistema capitalista de forma gradual, pero completa, y de forma democrática, y de forma pacífica, dando el máximo protagonismo al pueblo. La propaganda mediática ya nos decía en tiempos de Chávez que era un dictador, que no había ganado todos los comicios, que perseguía perpetuarse en el poder, etc., y con Maduro, persona de otro talante (aunque muy parecida a su precedesor), y aprovechando la ausencia de Chávez, están intentando el sabotaje, la revuelta popular, el desabastecimiento económico, la guerra económica, la guerra de guerrillas, y el asalto violento a las instituciones del país.

Técnicas distintas de manipulación mediática y violenta, pero que al final intentan llegar al mismo fin, como es la desestabilización de un régimen, con la mayor complicidad posible de los medios de comunicación internacionales. Lo más peligroso de la Venezuela de Chávez, y ahora de la de Maduro, su fiel continuador, es que se está intentando desarrollar la democracia hasta sus máximos niveles, con la mayor participación activa del pueblo. Y esta democracia, para el sistema capitalista, es una terrible enemiga, quizá la mayor enemiga a abatir. Y lo es porque en cuanto tenemos auténticos sistemas democráticos, completos, radicales, absolutos, el capitalismo va desapareciendo de la faz de la tierra. Y ello por ser un sistema opresor, injusto, cruel e inhumano. Precisamente por esto, un sistema auténticamente democrático tenderá a su erradicación definitiva. Y esto es justo lo que temen los Estados Unidos y el capitalismo internacional. No que Venezuela en sí lo consiga, sino que ella represente un ejemplo a seguir, un modelo de referencia para muchos otros países. Este es el temor. Este es el verdadero peligro.

Y de esta forma, y por poner ejemplos más concretos, bajo el sistema de nacionalizaciones de las grandes empresas estratégicas de la economía, la revolución bolivariana está poniendo en entredicho la propiedad privada de estas empresas, las está dejando en evidencia, las está maltratando, se está enfrentando a ellas, las está despojando de su poder, para devolverle dicho poder al pueblo. Y estas son las razones del tremendo acoso mediático internacional al país venezolano. Un país cuyo sistema político, para el gran capital, ha de ser revertido cuanto antes. Un país que representa que el miedo cambia de bando, porque pasa a instalarse en las cuentas de resultados de los grandes capitalistas no sólo venezolanos, sino también internacionales. ¿Y cómo lo hacen? Pues difundiendo un sinfín de mentiras, falacias y manipulaciones, que intenten desprestigiar al país, a su sistema y a su gobierno, a sus dirigentes, y acosándolo en las calles, no dejándole respiro, no dejándole ni un minuto de tranquilidad. Los ejemplos de manipulación mediática son innumerables. Nos dicen que Maduro (y antes Chávez) acosa a la prensa, pero no son capaces de aportar ni un solo ejemplo solvente. En cambio, son ellos los que se empeñan en ocultar continuamente los logros sociales y laborales de la revolución, omitiendo, ocultando y falseando las verdaderas estadísticas que nos dan el auténtico mensaje, la profundidad de la revolución bolivariana.

Y de nuevo se pasa al ataque, en otro frente, hacia otro objetivo. El antagonista gobierno USA, junto a los cómplices y serviles gobiernos del resto de sistemas capitalistas del mundo (sobre todo de la UE, su segundo gran bastión y escaparate), y los grandes holdings de empresas transnacionales, y sus dirigentes capitalistas, en última instancia, la representación del poder económico, son los que están preocupados en atacar a Venezuela. ¿Porqué? Pues porque a todos ellos no les conviene que el capitalismo pueda desaparecer…Pero Venezuela representa sólo un país, ¿cómo pueden estar preocupados por el resto del mundo? Lo están, porque en el fondo saben que un buen ejemplo que demuestre lo demencial del sistema capitalista, y que demuestre igualmente que existen alternativas al mismo, podría actuar como mecha para que el fuego de la revolución bolivariana se fuera extendiendo por todos los países, por todos los continentes, por todo el globo. Por eso Venezuela representa un temible enemigo a abatir, un objetivo a derrocar de forma despiadada, utilizando los medios que sean. Y por ello el apoyo incondicional de la prensa capitalista.

Porque Venezuela es el país que está liderando, desde los tiempos de Chávez, un «peligroso» movimiento de independencia, de desarrollo de la democracia, de superación del capitalismo. Y también son peligrosos Ecuador o Bolivia, pero esos países no son tan ricos, ni han sido los líderes del movimiento. Y como sabemos, los ataques siempre se centran en los líderes, en los pioneros, porque son los que pueden difundir el mensaje con mayor fortaleza. Seamos críticos con los mensajes que nos llegan desde la prensa y la televisión convencionales, seamos capaces de reflexionar y de comprender las razones últimas de estas tentativas, de estos ataques, cuyo único fin es poner definitivamente fuera de combate las aspiraciones de un pueblo soberano que ha tenido el empuje, junto con la bondad y la sabiduría de sus líderes, de plantar cara al capitalismo internacional, ese gran cáncer que está provocando que nuestro planeta se convierta cada vez más en un lugar donde no se puede vivir…¡VIVA LA REVOLUCIÓN!

(http://rafaelsilva.over-blog.es/)

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