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Sobre el socialismo

Fuentes: Rebelión

Hay evidencias sobradas de que, si no acabamos por asumir como sociedad, como dirección del país, como partido, como clase obrera en el poder, que país queremos tener, que economía, que régimen social, no llegaremos a ningún lado, continuaremos en el marasmo de inacción que tiene paralizado al país.

Nos declaramos socialistas desde la victoria en Girón, todavía estamos discutiendo que cosa es eso que llamamos socialismo. Es entendible, algo nuevo en nuestras condiciones más que particulares. También necesario en el desarrollo del aprendizaje obligado del que nos hablara Fidel. De acuerdo a nuestra forma de pensar, el materialismo dialéctico, también imprescindible dado los cambios permanentes en nuestra sociedad y en el mundo, con experiencias nuevas y diversas de las que beber.

Algunas consideraciones preliminares:

Primero: si algo es socialismo es el poder de la clase trabajadora, obrera, campesina, intelectual. Si no tenemos eso, pues no tenemos de que discutir. Es el soporte que nos permite declararnos como tal y discutir que cosa es eso.

Segundo: se toma el poder por los trabajadores para su beneficio, de la misma forma que la burguesía lo tuvo aquí hasta ese abril de 1961. Es por y para el bienestar de la clase trabajadora toda, quiere decir, el pueblo. 

Tercero: teníamos el poder político y estábamos tomando el poder económico. Vinieron las nacionalizaciones, primero del gran capital extranjero, después del gran capital nacional. Hasta aquí todo según el manual heredado de los soviéticos. Unos años después, ya al final de esa primera década de fervor revolucionario, nos metimos en dos problemas económicos que decidieron el socialismo cubano: la Zafra de los 10 millones y la Ofensiva Revolucionaria. 

La primera meta quedó un par de años después evidenciada como voluntarismo, un error públicamente ventilado con el pueblo por Fidel. La segunda acción fue un extremismo, sin fundamentos económicos, simplemente basados en nuestra supuesta ¨ideología¨ de acabar con todo vestigio de ¨capitalismo¨, que no tiene nada que ver con la ideología de la clase obrera en alianza con el campesinado, este último, por esencia, pequeñoburgués. 

En ambos casos, acciones y metas impulsadas por el espíritu pequeño burgués, contradictorio en sí mismo, pues ataca a su propia base social, la pequeña propiedad, con la que la Revolución estaba fundida desde los inicios de la lucha rebelde.

Cuarto: hoy sabemos que no solo fue un error esta ¨ofensiva¨, sino, incluso, el haber nacionalizado a todo el capital nacional. China y Vietnam vienen probándolo con resultados que asombran, no solo a los trabajadores, sino al mundo entero, como se supone que deba suceder con el nuevo sistema social, el socialismo, superior, no por decreto, ideología, libros y discursos, sino por sus resultados económicos y sociales para sus países, sus pueblos, la razón de ser del socialismo. Ambos partidos comunistas reconocieron la necesidad del capital nacional, trabajando por y para la sociedad socialista, con su modelo de negocio que aún es en esencia explotador. Un paso atrás, dos hacia delante. Una necesidad objetiva de las condiciones materiales en que se erige la sociedad socialista.

Quinto: los ideólogos, que atacan la propiedad privada y la explotación capitalista que tenemos en Cuba desde hace decenas de años, tanto en hoteles como en la minería y transformación del níquel, no se dan cuenta, al parecer, que la inversión extranjera, la administración extranjera son explotación capitalista. Consideramos, parece, que dicha explotación es ¨aceptable¨, sobre todo porque no es ejercida por nacionales cubanos, o simplemente, es una decisión pragmática, obligados, al menos a aceptar el capital foráneo. 

Mantuvimos la propiedad de la tierra que la propia Revolución entregó a los campesinos empobrecidos por la explotación capitalista en la agricultura. Después la emprendimos con la pequeña burguesía urbana, que también había apoyado la lucha revolucionaria. Ahora estamos rectificando esos errores, cada vez con mayor ritmo, pero seguimos dando tropiezos con las demás trabas entronizadas en la sociedad: satanización del mercado, su negación que afecta, frena o retarda a toda la economía, estatal, cooperativa o privada. Parece un miedo insuperable al instrumento sin el cual ninguna sociedad moderna puede funcionar hoy.

Sexto: subsidio indiscriminado para tratar de compensar a toda necesidad humana, sector de la población o individuos en situación precaria.

Séptimo: creímos que socialismo era comunismo, e incluso, en este último caso, asumimos un comunismo que ni el propio Marx aceptaría, como dejó claro en uno de sus principales documentos definiendo el asunto, sobre lo que volveremos en breve.

Octavo: Abrazamos al Plan, a la planificación, desde un inicio, a pesar de sus problemas y de nuestros errores a todo lo largo de su aplicación, se puede ver esto mejor en los enjundiosos trabajos del Che sobre el tema, en particular el último enviado a Fidel antes de irse a Bolivia. Ahora sabemos que Plan sin mercado y Planificación sin marketing, no dan los resultados que se requieren en la gestión económica, no se cumplen los objetivos del socialismo de dar bienestar al pueblo. (Díaz. A y Echarri, M. 2021)

Marx en su crítica al Programa de Gotha, del Partido Obrero Alemán, 1875, hace casi ya 150 años, nos dijo esto bien claro y no para el socialismo, sino para el comunismo:

…. el fruto del trabajo colectivo será la totalidad del producto social. 

Ahora, de aquí hay que deducir: 

Primero: una parte para reponer los medios de producción consumidos. 

Segundo: una parte suplementaria para ampliar la producción. 

Tercero: el fondo de reserva o de seguro contra accidentes, trastornos debidos a fenómenos naturales, etc. 

Estas deducciones del «fruto íntegro del trabajo» constituyen una necesidad económica, y su magnitud se determinará según los medios y fuerzas existentes, y en parte, por medio del cálculo de probabilidades, pero de ningún modo puede calcularse partiendo de la equidad. (Marx, C, 1875.)

Marx deja claro que todo esto no se puede repartir con los trabajadores, no puede ser parte del salario o cualquier otro tipo de retribución. A esto hay que añadirle los gastos sociales, que por tanto no pueden ser individuales salvo en el consumo o utilización de estos. 

¿Por qué hacemos notar esto? Porque hemos hecho todo lo contrario por decenios, hemos descapitalizado las empresas estatales, los medios de producción, repartiendo lo que la economía no ha sido capaz de producir, de ahí la imposibilidad de hacerlo, so pena de socavar su existencia.

Queda la parte restante del producto total, destinada a servir de medios de consumo. Pero, antes de que esta parte llegue al reparto individual, de ella hay que deducir todavía: 

Primero: los gastos generales de administración, no concernientes*** a la producción. 

Esta parte será, desde el primer momento, considerablemente reducida en comparación con la sociedad actual, e irá disminuyendo a medida que la nueva sociedad se desarrolle. (Marx, C, o.c.)

Nosotros, por el contrario, hemos burocratizado nuestra sociedad, se han inflado estos gastos, un ejemplo es el MINTUR, que nació reducido y pequeño, también efectivo y eficiente. 

Segundo: la parte que se destine a satisfacer necesidades colectivas, tales como escuelas, instituciones sanitarias, etc. 

Esta parte aumentará considerablemente desde el primer momento, en comparación con la sociedad actual, y seguirá aumentando en la medida en que la nueva sociedad se desarrolle. 

Tercero: los fondos de sostenimiento de las personas no capacitadas para el trabajo, etc.; en una palabra, lo que hoy compete a la llamada beneficencia oficial. (Marx, C, o.c.)

Estos, segundo y tercero, han sido así en nuestra sociedad, es uno de sus logros fundamentales, aunque arrastramos aún el subsidio general y no individual. 

Sólo después de esto podemos proceder al «reparto», es decir, a lo único que, bajo la influencia de Lassalle y con una concepción estrecha, tiene presente el programa, es decir, a Ia parte de los medios de consumo que se reparte entre los productores individuales de la colectividad. 

El «fruto íntegro del trabajo» se ha transformado ya, imperceptiblemente, en el «fruto parcial», aunque lo que se le quite al productor en calidad de individuo vuelva a él, directa o indirectamente, en calidad de miembros de la sociedad. (Marx, C, o.c.)

Continuando la idea de Marx, todo lo que se invierte en reposición de medios de producción, inversiones e innovación y fondo de reserva para imprevistos, es también del productor, del trabajador, del pueblo, sin lo cual no podrá mejorar sus condiciones de vida.

Seguro que algunos, sobre todo los que han participado en estas decisiones centralizadas en la distribución de los resultados económicos de la sociedad, dirán que esto mismo hicieron, pero no a nivel de empresa, sino de toda la sociedad. No dudo que se hayan leído este texto de Marx, pero desde arriba implica hacerlo alejados de la realidad de cada empresa, lo que divorcia las decisiones de la base, distorsión que se multiplica ante la diversa, compleja y enorme suma de necesidades de una sociedad. Los resultados en todos estos años nos han llevado, por ejemplo, a la precaria situación de la casi inexistente industria azucarera cubana, que para colmo nos obliga a importar azúcar.

Marx no concibe al mercado dentro del comunismo. No deja claro en este documento suyo si tampoco en el socialismo. Pero da varios argumentos que considero fundamentan que en el socialismo no puede prescindirse de él.

De lo que aquí se trata no es de una sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su propia base, sino, al contrario, de una que acaba de salir precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus aspectos, en el económico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuya entraña procede. (Marx, C, o.c.)

No habla de salario, nos dice: 

La sociedad le entrega un bono consignando que ha rendido tal o cual cantidad de trabajo (después de descontar lo que ha trabajado para el fondo común), y con este bono saca de los depósitos sociales de medios de consumo la parte equivalente a la cantidad de trabajo que rindió. (Marx, C, o.c.)

Marx concibe un bono, no dinero, ni salarios como categorías del socialismo. Nunca llegamos al bono, la práctica impuso el dinero, los salarios, el mercado. ¿Error? No, realidad objetiva. El dinero es imprescindible aún por la flexibilidad que permite reconocer a cada uno de los actores de toda la sociedad: obreros más o menos calificados, productivos, profesionales, aquí incluimos a todos los asalariados de la sociedad socialista, todos.

 ¨Para evitar todos estos inconvenientes, el derecho no tendría que ser igual, sino desigual…… estos defectos son inevitables en la primera fase de la sociedad comunista, tal y como brota de la sociedad capitalista después de un largo y doloroso alumbramiento. El derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella condicionado. (Marx, C, o.c.)

El próximo párrafo reconoce esta realidad objetiva. De todas formas, a pesar de ese reconocimiento, Marx llama al mercado ¨rodeo¨ innecesario, lo que la práctica negó.

Aquí reina, evidentemente, el mismo principio que regula el intercambio de mercancías, por cuanto éste es intercambio de equivalentes. Han variado la forma y el contenido, porque bajo las nuevas condiciones nadie puede dar sino su trabajo, y porque, por otra parte, ahora nada puede pasar a ser propiedad del individuo, fuera de los medios individuales de consumo. Pero, en lo que se refiere a la distribución de estos entre los distintos productores, rige el mismo principio que en el intercambio de mercancías equivalentes: se cambia una cantidad de trabajo, bajo una forma, por otra cantidad igual de trabajo, bajo otra forma distinta. 

Por eso, el derecho igual sigue siendo aquí, en principio, el derecho burgués, aunque ahora el principio y la práctica ya no se tiran de los pelos, mientras que, en el régimen de intercambio de mercancías, el intercambio de equivalentes no se da más que como término medio, y no en los casos individuales. (Marx, C, o.c.)

No solo se mantiene el derecho burgués, decimos nosotros, siglo y medio después de vida práctica, sino que en el socialismo sobrevive una parte no despreciable de la burguesía nacional, en tanto acepte las nuevas condiciones impuestas por el poder obrero, por los trabajadores, en esencia su renuncia a ser ¨clase para si¨. También subsiste el capital foráneo, ante la necesidad de sus inversiones. Hay muchas razones para esto:

  • La clase obrera accede al poder desde una posición totalmente desposeída, sin el conocimiento y habilidades suficientes para abarcar todo el funcionamiento de la sociedad. Sabe que tiene que hacerlo, pero tiene que aprender a hacerlo. En los países más atrasados esto es más evidente, no hay ejemplos de los más avanzados.
  • Las limitaciones de la clase obrera para dirigir toda la economía, pues tiene que concentrarse en los medios de producción fundamentales solamente para poder sostener el poder y que este sea efectivo, productivo, eficiente.
  • Resulta una imprescindible etapa de aprendizaje de la clase obrera en el poder, en todas las esferas de la sociedad, pero en particular en la política y la economía.
  • La necesidad del mercado por la subsistencia del dinero, los salarios, las mercancías producidas por productores independientes. 
  • Las objetivas diferencias que existen incluso dentro de los propios trabajadores, que Marx explica a continuación en detalle.

Mirar el inmenso aporte de Marx, aunque no llega a prever la necesaria presencia del capital en el socialismo, o ¨primera fase de la sociedad comunista¨, como aquí lo llama.

En una fase superior de la sociedad comunista, 

  • cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, el contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; 
  • cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; 
  • cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, 

sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá escribir en sus banderas: ¡De cada cual, según sus capacidades; a cada cual según sus necesidades! (Marx, C, o.c.)

Esta cita la exponemos con plecas para que se vean con claridad las 3 condiciones objetivas que para él eran imprescindibles si hablamos de comunismo. Podemos tomar cada una y veremos cuanto nos falta para llegar a esa visión futura del devenir socialista. 

  • No ha desaparecido la división del trabajo, ya de esto he comentado pues es la base de la obligada permanencia del mercado y lo que el implica de desigualdad. 
  • Ni hablar de que el trabajo sea la primera necesidad vital aún, aunque para el hombre común su utilidad es cada vez más la razón de vivir. 
  • El crecimiento de las fuerzas productivas en el capitalismo ha sido fabuloso, pero sólo ha permitido manantiales de riquezas para la llamada ¨clase media¨ de las sociedades donde se ha alcanzado, de aquí la necesidad del socialismo. 
  • Pero hay que tener en cuenta que Marx no vivió el ¨cambio climático¨ causado por ese desarrollo para unos pocos y de lo que significaría que fuera toda la sociedad mundial, 7 mil 500 millones de personas las que vivan como dicha clase media. Esto significa que sólo podemos, por ahora, rebasar parcialmente el derecho burgués, no hay de otra y a esta realidad no hay que tenerle miedo, pues se trata de la realidad, ni más ni menos.

Después nos lega esta idea que tanta vigencia tiene hoy entre nosotros, y tendrá siempre, exponiendo el maligno dogmatismo:

Me he extendido sobre el «fruto íntegro del trabajo», de una parte, y de otra, sobre «el derecho igual» y «el reparto equitativo», para demostrar en qué grave falta se incurre, de un lado, cuando se quiere volver a imponer a nuestro Partido como dogmas ideas que, si en otro tiempo tuvieron un sentido, hoy ya no son más que tópicos en desuso, y, de otro, cuando se tergiversa la concepción realista — que tanto esfuerzo ha costado inculcar al Partido, pero que hoy está ya enraizada — con patrañas ideológicas, jurídicas y de otro género, tan en boga entre los demócratas y los socialistas franceses. (Marx, C, o.c.)

Esto lo escribe hace 150 años, ¿qué diría ahora? 

Lo tenemos que hacer nosotros, con más de 100 años de socialismo en el poder, testigos de ejemplos como estos: Perdiendo el poder, convertido en capitalismo monopolista de estado en su cuna, Rusia. En China y Vietnam convertido en socialismo floreciente, poderoso en la economía y en su sociedad, sacando a cientos de millones de trabajadores de la pobreza, convertidos en lo que mal se llama clase media, o, mejor dicho, trabajadores viviendo en situación racional de nivel de vida acomodada. En Cuba, asediada por, y en guerra económica con, la principal potencia imperialista, EE.UU., tratando de zafarse de las ataduras pseudo ideológicas que la asfixian, para darse la Reforma Económica que le permita salir del atolladero social, económico y político en que se encuentra.

Son evidencias de la necesidad de mantener al mercado y utilizarlo sabiamente al servicio del socialismo, de los trabajadores, asumiendo la continuidad de una parte de la burguesía mientras sea necesario hasta que la propia sociedad demuestre no necesitarla más y desaparezca paulatinamente.

Por si fuera poco, Marx nos previene sobre el vicio de entender el socialismo poniendo la distribución de la riqueza como lo primero, como su esencia:

Aun prescindiendo de lo que queda expuesto, es equivocado, en general, tomar como esencial la llamada distribución y poner en ella el acento principal. 

El socialismo vulgar (y por intermedio suyo, una parte de la democracia) ha aprendido de los economistas burgueses a considerar y tratar la distribución como algo independiente del modo de producción, y, por tanto, a exponer el socialismo como una doctrina que gira principalmente en torno a la distribución. Una vez que esta dilucidada, desde hace ya mucho tiempo, la verdadera relación de las cosas, ¿por qué volver a marchar hacia atrás? (Marx, C, o.c.)

Esto tiene más importancia que lo que parece a primera vista. Es una de las tendencias más acusadas de los socialismos frustrados que han sido y algunos que todavía somos, como Cuba. Distribuirlo todo al pueblo parece lo más ¨socialista¨, esencia del socialismo, pero si no se siguen los pasos que describe Marx aquí, ya vimos que se descapitaliza la economía, nos la ¨comemos¨, y, ¨a pedir nos quedamos¨. 

Es casi un vicio de los que dirigen, quizás con algo de culpa, por las diferencias que se van creando entre la burocracia y el pueblo.

Socialismo es hoy un régimen social basado en:

  • El poder político de la clase trabajadora, que se gestiona de abajo a arriba, con plena democracia participativa de todo el pueblo, que elige a todos los miembros de los órganos de dirección y que tiene como guía primera el bienestar material y espiritual del pueblo. El único principio que resalto por razones obvias aprendidas de la historia del socialismo hasta hoy, cuyas pifias fundamentales están en la ideologización de la política, en particular la económica.
  • Esto incluye al Partido Comunista, que tiene que convertirse en profundamente democrático, tanto en las decisiones como en la elección de sus dirigentes. La vida demostró que la inclinación ¨natural¨ se corre hacia el centralismo, una de las tendencias negativas que más hay que combatir.

No profundizamos en la división de funciones que tiene que haber en los órganos de dirección de la sociedad. Solo decir que considero negativo que los mismos compañeros sean jueces y parte de todos los análisis y decisiones que se toman centralmente, no existe la sana contrapartida, que considero imprescindible, que impida concentrar en una sola persona las funciones del partido, del estado y del gobierno. Ahora mismo presenciamos la salida de 2 miembros del CC del PCC dando por razones el que ya no ocupaban los cargos en el gobierno o estado que tenían y por tanto, ¨no había fundamento¨ para seguir en el órgano de dirección del Partido, o sea, su condición de ciudadano, de cubano, no era suficiente. (Díaz, A. Entrevista en LA TIZZA, 2022)

  • Una economía basada en: la empresa estatal, las cooperativas y el sector privado, tanto nacional como extranjero. Todas funcionando con total independencia económica en función de los objetivos trazados por la sociedad a través de sus órganos de dirección, que, sin embargo, no pueden tomar decisiones por ellos, sino analizar, controlar y orientar las líneas de desarrollo económico, científico y social del país. El estado solo puede intervenir en el funcionamiento de empresas y organismos cuando haya evidencias de desviaciones o incumplimientos de dichas líneas de desarrollo. (Díaz, A. , ¨Bienvenidos….. 2021)

Agregar lo que he repetido incansablemente y hoy puedo agregar otra fuente, otra mente, otro compañero que la comparte y la explica así:

¨La denominación de “empresa estatal socialista” no es precisa y puede conducir a desvaríos. Lo que es socialista o capitalista es la economía y la sociedad en el contexto de la cual actúan diferentes tipos de empresas. Si a las estatales se les califica de socialistas, se estaría infiriendo que las demás (del sector no estatal) son capitalistas, lo cual las coloca por definición en una lógica anti sistémica, con toda la carga negativa y atavismos relativos a un sector también esencial y complementario para la restructuración de la economía que el país necesita. Este asunto conceptual no es un detalle menor debido a las implicaciones prácticas que de él pueden derivarse¨. Gutiérrez, U.L. y Carrazana, V.J., EKOTEMAS, s • Vol. 8 • No. 2 • julio-diciembre • 2022

Hay que decir también que la empresa estatal no es socialista per se, sino por estar en ese tipo de sociedad. Ya hemos hablado del capitalismo monopolista de estado, como en la Rusia de hoy, donde el peso de la empresa estatal sobrepasa el 50% del PIB. 

  • Economía planificada con pleno funcionamiento del mercado, que se gestiona con la combinación del Plan con el Mercado, y de la Planificación con el Marketing. Este es uno de los resultados más importantes de la investigación que realicé para obtener la Maestría en Turismo en el 2021. Aquí de nuevo no puede afirmarse que el Plan y la Planificación son socialistas per se, son formas de dirigir bien utilizadas por el capitalismo por muchos años. (Díaz, A. y Echarri, M. CIET 2021)
  • Salud Pública y Educación ofertada sin costo, o costos simbólicos, a todo el pueblo, sin importar condición humana alguna.
  • En base a estos fundamentos materiales de la sociedad socialista, se genera la cultura de la sociedad, su ideología, basada en la defensa de los objetivos de la clase trabajadora en Cuba y en todo el mundo, consecuentemente revolucionaria, solidaria por esencia y antimperialista, única combinación de atributos conocida para salvar al planeta de la guerra nuclear y de su muerte ecológica, causada por el capitalismo aún existente, y su desenfrenado afán de crecimiento económico en busca de más ganancias, de espaldas a los intereses más caros de la humanidad.

Hay que abundar en otros aspectos del problema, sobre todo el clasista, la clase obrera hoy, el necesario internacionalismo, y aspiramos a abordarlos próximamente.

Referencias:

Díaz, A. , ¨Bienvenidos al Nuevo Mundo¨, marzo 2021.

https://oncubanews.com/opinion/bienvenidos-al-nuevo-mundo/

Díaz, A. Entrevista en LA TIZZA, 

https://medium.com/la-tiza/el-barrio-y-algo-m%C3%A1s-tizza-de-rebote-5a65399bb81d

Díaz, A. y Echarri, M. ¨Planificación y Marketing. Como funciona en Cuba y su sector turístico¨, Convención Internacional de Estudios Turísticos, CIET 2021, La Habana.

Gutiérrez Urdaneta, Luis y Carrazana Valdés, Julio. LA REFORMA DE LA EMPRESA ESTATAL EN CUBA, COMPONENTE PRINCIPAL DE LA RESTRUCTURACIÓN DE LA ECONOMÍA. EKOTEMAS, Revista Cubana de Ciencias Económicas • Vol. 8 • No. 2 • julio-diciembre • 2022 

Marx, C. ¨Crítica al Programa de Gotha¨, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín (Beijing), República Popular China, 1979.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.