El oposicionismo irredento sigue tocando, a la manera del grillo de Rubén Darío (perdone el poeta de poetas que lo mencione a propósito de compañía tan poco grata), la única cuerda que está en su violín. Con tenaz majadería vuelve y revuelve los mismos tópicos y suelta su monótona descarga, la cual se concentra en […]
El oposicionismo irredento sigue tocando, a la manera del grillo de Rubén Darío (perdone el poeta de poetas que lo mencione a propósito de compañía tan poco grata), la única cuerda que está en su violín. Con tenaz majadería vuelve y revuelve los mismos tópicos y suelta su monótona descarga, la cual se concentra en cuatro blancos: dictadura, libertad de expresión, propiedad privada y comunismo, en cada caso con absoluto desprecio de la razón y la sindéresis. Personas que saben lo que es una dictadura rinden su honor acusando de tal al Gobierno, por mil títulos el más democrático de nuestra historia, y defienden en boxeo de sombra una libertad de expresión que nunca ha tenido mayor plenitud en Venezuela y cuyas manchas más notorias provienen del lado opositor, con cierre de medios, perversión de la veracidad, ocultamiento de hechos y conversión del mensaje en arma política promotora de confusión, desinformación, odio, terror y violencia. Es decir, abdicación de toda ética e inversión de la semántica para que las palabras signifiquen su opuesto. ¡La sacrosanta propiedad privada! Si echamos una rápida ojeada podremos poner de pie las palabras y ver que los verdaderos liquidadores de la propiedad privada de las inmensas mayorías son los sectores dominantes en cada formación social. El sistema esclavista arrebató a los primitivos seres que vivían en comunidad, no sólo sus rudimentarios medios de producción y subsistencia, sino también el alma, convirtiéndolos en propiedad privada de los amos. La feudalidad dio a los siervos de la gleba microparcelas dentro de los feudos, con aperos e instrumentos, para que entre todos enriqueciesen a los señores y sobreviviesen, y junto con la tierra también eran propiedad privada y padecían una disfrazada esclavitud
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