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El documental dispara el debate sobre los 70 en Argentina

Sobre la propuesta de otro guión del documental «Memoria para reincidentes»

Fuentes: Rebelión

Recibimos una crítica de «Memoria parareincidentes» escrita por Guillermo Caviasca (GC), quien integra «Barricada TV» colectivo con el que compartimos el «Espacio abierto de televisoras alternativas» y también DOCA (Documentalistas Argentinos). Así es que la crítica es más bienvenida si viene de compañeros con quienes peleamos en común. Además está bueno que entre los grupos […]

Recibimos una crítica de «Memoria parareincidentes» escrita por Guillermo Caviasca (GC), quien integra «Barricada TV» colectivo con el que compartimos el «Espacio abierto de televisoras alternativas» y también DOCA (Documentalistas Argentinos). Así es que la crítica es más bienvenida si viene de compañeros con quienes peleamos en común. Además está bueno que entre los grupos de cine y TV abramos el debate sobre nuestras producciones, quizás podamos inaugurar una nueva practica.

Antes de entrar en la polémica, también es bueno remarcar que Caviasca enmarca su crítica en una reivindicación general de nuestro documental, dice: «Contra todos los prejuicios basados en la idea de que el trosquismo partidario es dogmático cerrado en sus propias ideas y sectario, la película es muy buena, vale la pena mirarlo y aporta al conocimiento del objeto que presenta. A pesar de ello (SIC) transmite el mensaje y balance partidario (PTS) de la experiencia obrera del 69-76. Esto es lógico y no tiene por qué ser criticado siempre y cuando esté abierta la posibilidad de debate con la óptica de los realizadores. Justamente una de las principales virtudes del trabajo es que en su mismo desarrollo no oculta, sino que presenta o deja entrever elementos para otras posibles interpretaciones.» Todo el planteo se agradece, aunque la frase «a pesar de ello» indique aún un prejuicio (yo le hubiera puesto «justamente por ello»).

Sobre algo así reflexionaba Jorge Sanjines, (cineasta boliviano, Grupo Ukamau) cuando escribía «El cine revolucionario debe buscar la belleza no como objetivo sino como medio. Esta proposición implica la relación dialéctica entre belleza y propósitos, que para producir la obra eficaz debe darse correctamente. Si esa interrelación está ausente tendríamos, por ejemplo, el panfleto, que bien puede ser perfecto en su proclama pero que es esquemático y grosero en su forma. La carencia de una forma creativa coherente reduce su eficacia, aniquila la dinámica ideológica del contenido y sólo nos enseña los contornos y la superficialidad sin entregarnos ninguna esencia, ninguna humanidad, ningún amor, categorías que sólo pueden surgir por vías de la expresión sensible, capaz de penetrar en la verdad.» («problemas de la forma y del contenido en el cine revolucionario» del libro: «Teoría y práctica de un cine junto al pueblo»). Poniendo en duda la belleza que supimos conseguir y sin desarrollar más este tema quisiera señalar que considero lo de Sanjines solo como un acercamiento posible al problema, pero este no es el debate.

El debate con Caviasca es que de «corregir en el guión» lo que él llama «confusión», «incomprensión», ocultamientos y problemas de nuestro documental, resultaría una película que reivindique críticamente a JTP-Montoneros y al PRT-ERP como los dos caminos en los cuales referenciarse en los 70. Nuestro crítico puede hacer su película, pero no puede pedirnos a nosotros que se la hagamos presentando su argumentación como «verdad objetiva». Esa no es nuestra «Memoria para reincidentes», entendiendo que se trata de hacer memoria para actuar en el presente y el futuro.

Para empezar lo mejor es ir al nudo del problema planteado. La principal diferencia de GC con el enfoque de nuestra película es su posicionamiento ante el peronismo en el movimiento obrero. Nos atribuye «confusión» justo ahí donde la película tiene un claro hilo argumental, sostenido en el testimonio directo de delegados y activistas obreros de la época que cubren un amplio arco de opiniones. Tanto ellos como las batallas obreras de las cuales partimos fueron un primer criterio de elección para mostrar lo que por ejemplo puede leerse en Pagina 12 (entre otros medios): « en un plano más general, el cineasta afirma que los eligieron porque quieren rescatar «cómo la izquierda tiene peso en el movimiento obrero». Según Gabino, «a veces, el peronismo tiene un relato en el que se muestra a la izquierda como algo externo al movimiento obrero». Contrariamente a esta mirada, dice que «la izquierda tiene una historia nacional importante» en las luchas obreras. «En el film uno puede ver cómo las ideas marxistas, socialistas y trotskistas están y tienen peso en el movimiento.». En otra nota se vuelve sobre esta idea » un valor que tiene Memoria para Reincidentes es que se puede «ver» literalmente la izquierdización de amplios sectores del movimiento obrero argentino, abierto a ideas guevaristas, trotskistas, socialistas. La pregunta es: ¿eso es solo «pasado», o puede ser un «recuerdo del futuro»?

A pesar de que GC tiene la mitad de su corazón en el PRT-ERP, esta perspectiva potencialmente superadora del peronismo le parece tan obnubilante que llega a decir en su crítica que las alusiones constantes del film a JTP-Montoneros y su peso entre los trabajadores combativos sería algo «a pesar nuestro», en vez de darse cuenta que fue justamente por esa perspectiva que decidimos «mostrar» el peso del peronismo de izquierda. Queremos que las nuevas generaciones vean que puede haber un movimiento obrero de vanguardia, con acciones combativas, violentas, antipatronales (y por todo esto muy impactante y atractivo) pero que actúe bajo una dirección estratégica no revolucionaria, como ala izquierda de un movimiento nacionalista burgués. Esto lo consideramos una promesa de derrota revolucionaria y una advertencia para el futuro. Por el contrario nuestro crítico sucumbe a la premisa fundamental de la mayoría de la izquierda de los 70: la ilusión de «radicalizar a Montoneros».

Si en los 70 la amplia militancia juvenil que se volcó a militar en la izquierda peronista (influenciada por la revolución cubana) era expresión de una radicalización que tendía a identificar a la clase obrera con el peronismo, y a este con un movimiento de liberación nacional antiimperialista, cuatro décadas después «dudar» si Montoneros era o no una barrera de contención de los sectores radicalizados que contribuía a mantenerlos dentro del peronismo como movimiento burgués, parece muy poco serio. Si el lector cree que estamos forzando la posición de GC solo basta citarlo: « la película parece ignorar que Montoneros hacia el 75 crea su partido propio y su fuerza electoral diferenciada. Y que es considerado por los sindicalistas tradicionales un enemigo de temer por su creciente prestigio entre las bases. Podrían haberse elegido otras críticas debatibles: ¿seguían siendo populistas? ¿La «identidad peronista» era una carga o una potencialidad? ¿Intervenían militarmente en forma excesiva sobre los conflictos? Pero acusarlos de seguidismo (al peronismo -aclaración mía-) es falso y tiende a confundir y generar falsa conciencia en los espectadores. »

La palabra «seguidismo» nunca aparece en los testimonios, pero él no considera importante citar textualmente a los protagonistas de la película (y hasta confunde nombres). Pero cabe una pregunta a Caviasca ¿Cómo se llamaba el partido nuevo creado por Montoneros? (pista: en la película aparece un faccimil del mismo). Respuesta: «Peronismo auténtico» (luego «partido autentico» por la proscripción). ¿Quiénes lo integraban?: Algunas figuras del PJ y viejos dirigentes de la resistencia peronista. ¿Cuál era el planteo?: Retomar el programa del FreJuLi subrayando la importancia de la alianza con los sectores empresarios enrolados en la CGE. Esta orientación siguió en pié cuando las movilizaciones contra el Plan Rodrigo en 1975 amenazaba la continuidad de Isabel y los trabajadores ocupaban fábricas (entre ellas metalúrgicas, cuyos propietarios se nucleaban muchos en esa entidad patronal). Para conocer este derrotero de primera mano se pueden consultar los números escaneados de «El autentico» en el sitio «Ruinas digitales», donde también están todos los números de «El descamisado» , junto a otras publicaciones que permiten «ver y leer» literalmente las revistas de época. El sitio es de orientación peronista y sus publicaciones nos fueron cedidas, lo que agradecimos en los títulos después de sumergirnos en ellas.

GC argumenta a favor de Montoneros que era » considerado por los sindicalistas tradicionales un enemigo de temer» y en otras partes dice que sería «sorprendente» hablar de «seguidismo» al peronismo porque JTP «era la expresión de masas de Montoneros, y por lo tanto se la vinculaba sin dudas a la muerte de varios dirigentes sindicales de envergadura, entre ellos el propio Rucci, hombre clave de Perón en el pacto social. » No vamos a usar acá las chicanas que el usa, no creemos que no haya leído, investigado e ignore que Montoneros enmarcaba todas sus disputas dentro de una lucha fraccional al interior del PJ y que p ara ellos la tarea central era acceder a la conducción política del peronismo. En vida de Perón, impulsando el «trasvasamiento generacional» (renovación de cuadros dirigentes); muerto Perón, en la disputa abierta como facción interna del peronismo. Pasando por la fantasiosa «teoría del cerco» hasta fines del 73. Montoneros jamás rompió con la idea básica de conciliación de clases que tiene el peronismo, siempre sostuvo que la burguesía nacional era un aliado necesario para un «Frente de liberación Nacional», que debía reunir «a todos los sectores sociales dispuestos a luchar contra el capital extranjero, desde los pequeños propietarios rurales de las ligas agrarias hasta los empresarios nacionales que estén contra los monopolios, hasta los radicales, socialistas, democristianos y comunistas que efectivamente luchen por la liberación» (articulo «Resistencia peronista al avance imperialista» publicado sin firma en Evita montonera N°1 -ver pág. 15, diciembre de 1974-). Digamos que tenía una línea de «Frente Popular» policlasista con la clase obrera como «columna vertebral». Los Montoneros de Caviasca que estarían en ruptura con el peronismo son de película de ficción. Nuestro crítico no lo ignora, por lo que podemos entender que reivindica la estrategia de «Frente popular» (o alguna cosa parecida) como propia, incluso para la actualidad ¿Por qué de eso se trata no?

Toda la crítica a «Memoria para reincidentes» se edifica dentro de esta lógica política , lo que impide que algunos señalamientos en los cuales podemos coincidir «en general», no sean coincidencias en lo «particular». Es el caso de los sindicatos clasistas, el Sitrac-Sitram a quién él tiende a desmerecer. Como bien indica GC nuestro documental es en grandes tramos una película «abierta», «exponemos la situación» dando claves para descubrir variables críticas de fenómenos complejos (porque creemos que de lo que se trata es de pensar). Entiende esto y señala que en el tratamiento del clasismo cordobés «los entrevistados abren la puerta para la crítica» por nuestra manera de presentar los testimonios. Acá nuestro crítico sostiene un problema político real que no abordamos: el sectarismo de los sindicatos clasistas… pero como se verá todo depende pará qué estrategia se hace la crítica. Todo el primer capítulo de «Memoria…» está presentado narrativamente como una explosión casi ciega de fuerzas nuevas, que abre la posibilidad de influencia amplia de la izquierda en los trabajadores con mil problemas políticos. Podríamos decir que es un canto a la «espontaneidad» y la creatividad de los trabajadores que termina en la derrota de un sector de vanguardia y en un desvío de masas. Es genuino criticar si se debía «hacer balance» sobre estas experiencias. En el libro «Insurgencia obrera en la Argentina 1969-1976» (de Ruth Werner y Facundo Aguirre, un primer balance estratégico sobre los años 70 realizado por militantes del PTS, que invito a leer) en el apartado «La experiencia del clasismo cordobés» (escrito por Walter Moretti y Monica Torraz) hacen un vasto análisis del problema. Puede leerse: «los sindicatos clasistas no solo adolecían de las debilidades y de la inmadurez propia de un proceso nuevo y muy joven -al momento de su derrota sólo contaban con 16 meses de existencia-, sino que también puso en evidencia las profundas limitaciones de las organizaciones que lo influyeron política e ideológicamente, como los maoístas de VC (vanguardia comunista), entre otros.» «Pese a que una gran parte de los dirigentes e integrantes del Sitrac-Sitram se definían como independientes, fueron estas organizaciones las responsables de haberle impreso una orientación sectaria y abstencionista a la hora de influenciar y disputarle la base de los sindicatos dirigidos por la burocracia sindical y con la propia CGT Córdoba.»

Nuestra crítica a los sindicatos clasistas sobre su sectarismo va en el camino de disputar la dirección del movimiento de masas desde una perspectiva de hegemonía de clase, que parte del poder fabril. M ientras en su crítica GC señala el sectarismo para promover la unidad política con el peronismo combativo de Atilio López a quien reivindica « dirigente de UTA y coautor de los programas de La Falda y Huerta Grande, dirigente de la CGT Córdoba con Tosco y Salamanca, protagonista central de las luchas cordobesas, vicegobernador de Córdoba junto a Obregón Cano, y asesinado por las AAA. » Si, lo sabemos, autor (entre otras) de estas palabras sobre el General Perón que muestran su estrategia: «Su proyecto es tan revolucionario como sensato, y nos queda a nosotros la tarea de colaborar para hacerlo posible (…) la JP debe esperar una nueva convocatoria de Perón» (diario Noticias -el diario de Montoneros, 10/05/1974) ¡En un artículo posterior al «Navarrazo», el golpe de estado provincial apadrinado por El General en Córdoba! Entiendo que nuestro crítico no piensa que Perón vino a profundizar un proceso revolucionario, pero por su «seguidismo» al peronismo de izquierda, descarta al clasismo como germen de «poder obrero» basado en el poder fabril, rompiendo los marcos del «mundo industrial» para convertirse en «movimiento social» (para usar palabras contemporáneas).

En «Memoria…» tanto los testimonios como el archivo muestran como d espués de décadas, se vislumbró una posibilidad para que las ideas revolucionarias se abrieran camino a las masas. La burguesía comprendió el peligro y permitió la vuelta de Perón como desvío. El conjunto de las políticas articuladas por la clase dominante entre 1969 y 1976 tuvo el objetivo de abortar la posibilidad de que las ideas revolucionarias se hicieran fuerza material en las masas. Pero entiendo que GC es escéptico de eso, tiende a hacer una identidad clase obrera=peronismo, quizás lo considere una «particularidad nacional» inmodificable. Partiendo de esta posición se entiende que la religión no le permita pensar tácticas audaces para los sindicatos, como la posibilidad de impulsar un «Partido de Trabajadores» desde el clasismo cordobés, debate al que debía llamarse a todas las organizaciones y que en ultimas se saldaría en el programa a levantar (quién integra y quién no dicha organización). Un partido de estas características surgido desde estas experiencias, no solo hubiera permitido tener una política distinta en Córdoba, sino establecer hilos de continuidad aún en caso de que la derrota regional se diera igual.

Pero es que GC va mas allá y considera «foráneos» a los sindicatos clasistas, una bandera roja que poco tiene que ver con el sindicalismo argentino, « no fue un proceso que pueda tomarse como típico «, » surgieron de forma excéntrica al resto del movimiento obrero.» Es extraño, nuestro crítico no puede ignorar que un clasismo diverso atravesó los 70 en varios puntos del país, como tampoco que el movimiento obrero no nació con Perón, ni lo que Adolfo Gilly llamó «la anomalía Argentina», es decir la contradicción entre los cuerpos de delegados y comisiones internas con las cúpulas burocratizadas de los sindicatos. Contradicción sobre la que tienden a revelarse históricamente elementos de democracia directa cuando son librados del control de la burocracia sindical y se convierten en un campo de batalla para sembrar ideas revolucionarias. Podemos decir que la burguesía sacó esa conclusión y mientras en 1955 descabezó las cúpulas sindicales y le estalló la resistencia peronista desde las bases, en 1976 conservó las cúpulas sindicales y desapareció físicamente a las bases combativas. Pero aún así esa contradicción continúa hasta hoy, solo basta ver los procesos de Kraft, Zanon, Subte, y el resurgir de las peleas por «la democracia sindical». Pero a GC le da miedo la división del movimiento obrero porque sino los «millones de trabajadores que son explotados en medianas, pequeñas y hasta grandes fábricas ¿cómo hacen para pelear con un sindicalismo fraccionado? «. Cabría preguntarse ¿Cómo hacen los trabajadores explotados en medianas, pequeñas y hasta grandes fábricas para pelear con un sindicalismo burocrático que actúa como policía en el Movimiento Obrero?

Desde el PTS contestamos nuestras preguntas en la teoría y en la práctica del movimiento obrero. En Zanon por ejemplo, donde la influencia de nuestra organización es reconocida, las políticas amplias de organización y frente único son ampliamente conocidas. Al tiempo que el Sindicato Ceramista se mantiene dentro de los principios del clasismo, incluyendo el cambio de estatutos del sindicato, que contiene el objetivo de terminar la «explotación del hombre por el hombre», la vuelta al trabajo de sus dirigentes, etc. Es decir que nuestras conclusiones del clasismo no son para los blogs. Se reflejan también en la orientación de la comisión interna clasista que representa a los trabajadores de una de las multinacionales imperialistas más importantes: Kraft Foods, sumado a la influencia en fábricas y servicios en varios puntos del país, en centros neurálgicos (como el Subte). Recientemente nos propusimos profundizar este camino en la Conferencia de Trabajadores realizada en Ferro bajo la consigna «por sindicatos sin burócratas, por un partido de trabajadores sin patrones», recomendamos a los lectores ver este VIDEO.

«Memoria para reincidentes» es la más amplia de todas las películas «sectarias» de los años 70 (risas). Podemos recordar quienes son los protagonistas y esto le puede dar al lector que no vio el film un pantallazo de las dimensiones de un relato contado «desde adentro»: Francico «Petizo Paez (dirigente de Sitrac-Sitram, militante de Vanguardia Comunista, y posteriormente PST), Gregorio Flores (dirigente de Sitrac-Sitram, independiente, luego FAS/PRT, luego PO), Susana Fiorito (independiente, colaboradora de prensa de Sitrac-Sitram y quien conservó los archivos), «Coco» Luna (delegado de Sitrac, y posteriormente en Luz y Fuerza, secretario personal de Agustín Tosco); Carlos Morelli (delegado de Astarsa, independiente que militaba en una agrupación ligada a JTP); Oscar Bonatto (delgado de «Del Carlo» militante de PST); «Pepe» Kalauz (estudiante «proletarizado», PST, dirigente del Comité de Lucha del segundo Villazo), Oscar «Chiche» Hernandez (joven estudiante secundario en el Villazo, padre delegado y madre activista en el Villazo, familiar de desaparecidos, hoy militante del PTS); José Montes (joven militante del PST, actualmente dirigente nacional del PTS). En el archivo inédito recuperado por los troscos hablan dirigentes de JTP, como el Tano Martín Mastinú de Astarsa y hasta a la JP reivindicando su accionar, entre otros.

Aún con esta diversidad es claro que nuestro interés como militantes trotskistas también es historiar y documentar parte de la historia de nuestra corriente, cosa que hacen legítimamente quienes reivindican otras estrategias. Eso por ejemplo lo entiende Coco Blaustein (director de «Cazadores de utopias», peronista él) quien celebró la película y dijo que para aquellos que quieran « estudiar los procesos de la izquierda revolucionaria, la izquierda insurreccional, se va a convertir en un material absolutamente imprescindible…». En nuestra carta de los realizadores y el DVD puede leerse: «Esta película no pretende ser un balance del período revolucionario del ´69 al ´76. El estudio pormenorizado de las revoluciones le cabe a la letra escrita, el cine es el terreno donde la historia transmite en todo caso su espíritu, lleno de sensaciones y sentimientos.» Y en ese marco como bien reconoce GC « la película se desarrolla a partir de las luchas concretas y no de las organizaciones que fueron dirección de las mismas», por eso la llamamos «un película sobre el vapor». Po r esto no cabe la crítica de que «borramos al PRT», simplemente no era el objeto de nuestra película, aunque los entrevistados dieron opiniones que están en el documental señalando un aspecto crítico real de esta organización.

En este punto GC insiste que debíamos mostrar que el PRT-ERP estaba en el movimiento obrero, cosa que la película no niega, sino que presupone. En los 70 TODAS las tendencias de la izquierda radicalizada tuvieron algún tipo de vínculo o influencia sobre los procesos más avanzados de la clase trabajadora. El problema es al servicio de qué estrategia se pone esa influencia. En realidad creo que lo que incomoda es que hacemos eje en mostrar la fuerza de la clase obrera y toda su creatividad, justamente todo lo que el PRT no se propuso desarrollar (y Montoneros menos). Esta corriente con toda su heroica fuerza de voluntad veía la organización obrera y popular como retaguardia de su organización política militar, nunca como sujeto creativo. Más allá de la alusión circunstancial de Santucho al «poder dual» en 1974, no fue desarrollado, fue un concepto secundario, accesorio, subordinado y en la práctica no fue ningún cambio en el nudo central de la política del PRT-ERP. No voy a desarrollar aquí pormenorizadamente la crítica a esta corriente que no es objeto de nuestro documental , y merece ser tratada en todo caso en un punto aparte. Pero cabe una pregunta a Caviasca ¿Cuál es su balance del PRT-ERP respecto del desarrollo de las coordinadoras interfabriles como potenciales organismos de doble poder? En Memoria está claro que ninguna corriente, ni siquiera las trotskistas como el PST se propusieron desarrollarlas en este sentido.

Celebro la polémica abierta por el compañero y Barricada TV sobre «Memoria para reincidentes». Se entiende que los planteos directos se hacen en un marco fraternal, al igual que el suyo. Al no estar de acuerdo en el nudo fundamental de la lógica de GC, no considero correcto abordar acá problemas que toma en sus preguntas y que de alguna manera también nos hacemos nosotros para el presente. Contrariamente a cualquier «vía pacifica» al socialismo, los problemas estratégicos y de «índole militar» para la revolución deben abordarse de manera directa, pero eso es parte de otro debate (ver acá, acá y acá). Por lo pronto «Memoria para reincidentes» está cumpliendo con creces el objetivo inmediato que nos dimos: despertar la curiosidad y disparar debates de estrategia entre jóvenes y trabajadores, golpear en la cultura desde las ideas trotskistas con nuestro cine militante.


Javier Gabino es miembro del grupo de Cine Contraimagen y el canal TVPTS. Militante del PTS Argentina. Realizador de «Memoria para reincidentes» junto a Violeta Bruck y Gabi Jaime.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.