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Reseña de "Minería a gran escala en Ecuador" de W. Sacher y A. Acosta, ediciones ABYA YALA

Sobre megaminería

Fuentes: Rebelión

El jueves 12 de abril en el Hemiciclo de FLACSO, ante una numerosa audiencia los autores y dos profesores invitados hablaron sobre este tema crucial para Ecuador y la región latinoamericana. William Sacher estuvo a cargo de delinear la primera parte de la obra, definida como una caja de herramientas, que proporcione elementos a las […]

El jueves 12 de abril en el Hemiciclo de FLACSO, ante una numerosa audiencia los autores y dos profesores invitados hablaron sobre este tema crucial para Ecuador y la región latinoamericana. William Sacher estuvo a cargo de delinear la primera parte de la obra, definida como una caja de herramientas, que proporcione elementos a las organizaciones sociales para el análisis del modelo extractivo en Ecuador:

1) ¿Cuáles son las reservas mineras?

2) ¿Qué beneficios y qué impactos provocaría la actividad minera a gran escala?

3) ¿Cuál es el contexto jurídico, económico, financiero, político y social?

4) ¿Quiénes son los actores? ¿Y cuáles son sus prácticas? (en el caso de las empresas multinacionales cómo actuaron en el contexto internacional al igual que en sus propios países de origen)

 

1) Reservas: La evaluación de las reservas mineras, remarcó Sacher, es arbitraria, se basa en los datos proporcionados por las empresas a cargo de la exploración; actividad que es esencialmente especulativa puesto que hasta que no se empiece a extraer el mineral no se sabe con certeza qué se hallará. Desde el siglo XIX la especulación minera tiene un lugar de privilegio en la Bolsa de Valores de Toronto (Canadá) donde se comercian las acciones.

Algunos datos sobre las concesiones mineras -a partir de datos oficiales:

a) el 3% de los peticionarios capturan el 70% de la superficie concesionada.

b) la explotación a menor escala solo abarca el 1% del territorio concesionado.

c) el 66% de las concesiones se concentra en cuatro provincias: Zamora-Chinchipe, Azuay, Loja y Morona Santiago

d) el 60% del territorio concesionado fue a empresas extranjeras, del cual las empresas canadienses obtuvieron la mayor parte: 40%. Le sigue en importancia, Reino Unido con el 10% y China con el 6%. Es de importancia notar que las principales empresas multinacionales tienen sedes en paraísos fiscales, Kinross, Zalazar (Bermudas), Dynasty Metals (Islas Vírgenes), Andean Gold, Iamgold (Barbados), etc.

 

2) Beneficios/Impactos: Se estiman reservas de 190.000 millones en cobre, y de 70.000 millones en oro. Estas cifras provienen obviamente de las empresas a cargo de la exploración y deben ser analizadas teniendo en cuenta la naturaleza especulativa de esas empresas. (Pueden ser menores o pueden ser mayores.) Y otro factor fundamental es la fluctuación del precio de los minerales. En cuanto a los impactos, la explotación de oro en Ecuador, implica dinamitar toneladas de roca y el uso de millones de litros de agua por día. El cianuro, usado en el lavado, contamina el agua usada que luego va a piscinas. Según lo prometido por las empresas estas piscinas quedarán selladas. Pero un dato relevante en el caso ecuatoriano es que como país sísmico no hay absolutamente ninguna seguridad de que estas piscinas no sufrirán rupturas, ocasionando catástrofes de magnitud como sucedió en Perú, por dar uno de los numerosos ejemplos existentes.

El concepto de explotación minera «sostenible» no tiene fundamentos científicos válidos.

 

3) Contexto: existe una tensión entre los agotamientos de las reservas ricas en minerales y la gran demanda (cobre, níquel) en el mundo. Esta demanda proviene en parte de economías en auge como China, India. También la demanda creciente de oro como valor de reserva, o valor-refugio, de las economías mundiales.

 

4) Actores: Las empresas canadienses en particular, agrega Sacher, que gozan de cierta reputación en términos del medioambiente y de derechos humanos en realidad presentan un saldo real extremadamente preocupante: más de diez mil minas abandonadas -que son focos contaminantes- en territorio canadiense. A nivel internacional el historial es grave: desde complicidad en asesinatos, alianzas con jefes de guerra en África como lo denuncian informes de Naciones Unidas a través del CERD (Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial) -documentando cómo estas empresas perjudicaron la vida de los indígenas de las áreas mineras.

Kinross, en particular, fue acusada por Naciones Unidas de actos de corrupción y evasión fiscal en la República del Congo. La empresa Iamgold, por su parte, fue denunciada por el gobierno de Mali de un impacto negativo en la salud de los nativos que causó un incremento notable en el número de abortos involuntarios en la región minera en la que actúa.

 

Francisco Rhon, Director del Centro Andino de Acción Popular, hizo un llamado a reflexionar sobre el modelo extractivo, iniciado en Ecuador con la Era Petrolera. Mencionó la fluctuación de precios del petróleo que en el 2001 bajó a $7 el galón. Se preguntó que si eso sucediera con el cobre o el oro, ¿cuáles serían los beneficios de la explotación a gran escala con el costo de contaminación para el país? Y formuló otros interrogantes como: ¿No sería mejor apartarse de la especulación? Este modelo, ¿no es semejante al juego colonial de la expansión capitalista?

 

Por su parte, Nidia Solís, profesora de la Universidad de Cuenca, Coordinadora del Cabildo por las Mujeres del Cantón Cuenca y activista del Frente Nacional por la Salud de los Pueblos, hizo un llamado a revisar el significado auténtico del Sumak Kawsay, del respeto a la Pachamama como lo establece la Constitución y denunció la ilegalidad del contrato minero en la provincia del Azuay. Enmarcó la lucha de las organizaciones sociales en defensa del medioambiente en los «vientos de resistencia que corren por toda América Latina contra la megaminería».

 

Cerró la presentación Alberto Acosta recordando que hace 40 años el país se aprestaba a ingresar en la Era Petrolera simbolizado por un desfile cívico militar en el que se llevó como estandarte el primer barril de petróleo para la exportación. Preguntó: ¿Qué hemos aprendido en esta larga historia de país exportador de recursos: banano, cacao, petróleo, y ahora minerales? La primera conclusión que se puede sacar es que Ecuador continúa con este modelo extractivista. El año pasado el 55% de los ingresos de exportación provinieron del petróleo, se mantiene un estado supeditado al capital global. Cuarenta años después PetroEcuador no logra ejercer un control de la producción petrolera. Si bien hay que reconocer como positivo los pasos dados para tratar de captar una mayor cantidad de beneficios. Acosta continuó diciendo que aunque haya una mayor presencia del estado y un mayor control sobre las actividades, también hay claras limitaciones. Y que la evaluación de los beneficios de la actividad minera debe incluir los subsidios ocultos: electricidad, agua, carreteras -puesto que se está considerando proveerles agua y electricidad a mitad de precio. Otro de los elementos esenciales -que Acosta reclama que se incluya en el análisis- son los desechos (calculados en 326 millones de toneladas). Si la reparación de los daños materiales sería equivalente a los beneficios, entonces no hay beneficios reales. Pidió no olvidar el daño causado por la Texaco en la Amazonía.

Reiteró las dudas sobre el monto real de las reservas mineras puesto que el gobierno asume como válidas las cifras proporcionadas por las empresas de exploración. Sugirió cláusulas, como por ejemplo, que las empresas contraigan la obligación de refinar el mineral en el país para romper con el círculo de «país productor que alimenta el subdesarrollo» (citando a Gunder Frank). Citó irónicamente declaraciones de funcionarios gubernamentales promocionando la minería a gran escala como solución a la pobreza.

Viceministro de Minas: «La minería trae Progreso, Armonía… Respeto a la Vida Humana».

Ministro de Minas: «No vamos a dialogar con mentirosos (refiriéndose a la Marcha por el Agua). Sólo fueron 6.000 y vinieron en carro, no caminando.»

Presidente Correa, sabatina en Macas: «Hemos perdido demasiado tiempo… si en EE.UU. o en Japón [se planteara la oposición a la minería en gran escala que hay en Ecuador] van al manicomio».

Agregó Acosta que a pesar de correr el riesgo de ir al manicomio se debe hacer una veeduría, analizando los beneficios reales de excavar el subsuelo para sacar oro que luego irá al subsuelo del banco de un país del norte.

 

El alcance de este libro trasciende el ámbito académico en este momento clave de negociaciones entre el gobierno de Ecuador y las compañías mineras. Es una llamado de atención a los serios y numerosos riesgos ambientales que genera la megaminería, ampliamente documentados en América Latina, África y otras regiones. En manos de las cuatro provincias en las que se concentraría la actividad minera a gran escala reside gran parte del desenlace. ¿Los pueblos de esas provincias se movilizarán en asamblea permanente? ¿Saldrán a las rutas a impedir el paso de las maquinarias de la Kinross, de la Iamgold y otras multinacionales en defensa del agua? La magnitud de las consecuencias de la megaminería va mucho más allá de las agendas políticas de uno u otro grupo de oposición. Los únicos protagonistas son las comunidades de las zonas mineras y la nación. En esto se juega un proyecto de país.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.