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Sobrevivir es la mayor revolución en la actualidad

Fuentes: Rebelión

Cuando comenzó la Pandemia de Covid-19, la característica común de su ataque mortal estuvo orientada a acabar con la vida de la gente mayor, y el gran grueso de los muertos en el mundo provenía de esas edades, sobre todo en Italia, Inglaterra, Estados Unidos y España.

Había razones suficientes para para afirmar que habían propósitos oscuros de terminar con el tema de las pensiones, y de las jubilaciones de estos grupos de edad, que dejaron de ser parte de la población económicamente productiva, y solo recibían los beneficios, que por los años de trabajo habían ganado, sin que la empresas voraces recibieran recíprocamente su contraparte.

Esta gente le pesaba tanto al sistema neoliberal, porque con la caída del socialismo quedaron en templos arqueológicos de museos, términos muy usuales en aquellos años, como plusvalía, contrataciones colectivas, pensiones, y jubilaciones, puesto que la valía del trabajador decreció con la ausencia de la confrontación Este-Oeste, y los indicadores económicos como “crecimiento económico” se antepusieron a indicadores más humanos como “distribución equitativa de la riqueza”.

Además, en 2017, la “adolescente”, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, la francesa Christine Lagarde, había afirmado que el envejecimiento de la población condenaría a la Economía Mundial a crecer menos.

Esta congruencia entre las preocupaciones que 3 años atrás hacían delirar, a la institución (FMI) que rectora el sistema de bancos centrales en el mundo, y la solución que milagrosamente trajo la pandemia del Covid-19 para sus intereses, levanta mucha suspicacia, sobre todo, cuando se hacen más verosímiles tantas teorías de la conspiración que dejan entrever la fabricación humana del virus actual.

De ser cierto esto, estamos regidos por monstruos que no le tienen ninguna clase de respeto a la vida humana como un valor axial, que trascienda las categorías de valor-consumo, trabajo-plusvalor, ciudadano de primer mundo versus ciudadano-periferia. Ante esta perspectiva la mejor revolución que se le puede plantear al sistema es sobrevivir.

Todas esas idílicas visiones desplegadas prístinamente en constituciones políticas nacionales y convenciones internacionales, son meros espejismos de arroyos, en pleno desierto, y más cuando el pragmatismo de las decisiones de los líderes del mundo, dejan claro que estas ristras de papel higiénico, no son vinculantes, y la excepción se vuelve la regla general

Esta crisis actual, producida por la pandemia sanitaria (Covid-19), muestra que el mundo puede prescindir del crecimiento económico, pero no puede sobrevivir sin la salud de sus trabajadores. Este escenario plantearía el ideal regreso de medidas humanitarias, y Keynes suele convertirse cada cierto tiempo en un fantasma ubicuo, y el reiterado objetor de conciencia del sistema económico actual. Pese a lo evidente de las crisis que indistintamente de sus propias naturalezas, golpea a las personas, y precisa de un programa económico que rescate a las mismas personas, el sistema económico recurre (pese a la incidencia del Covid-19), a rescatar a bancos, empresas, y compañías gigantescas; en menoscabo de la vida. En Estados Unidos, se destinaron 731 mil millones de dólares, desde que la reserva federal comenzó a tomar medidas de emergencia contra la pandemia del Covid-19 para reforzar el mercado de valores en marzo del 2020, y esto lo hizo en un momento en que la crisis del Covid-19 tenía más incidencia en su población, y que sus sistema de salud es privatizado, y deficitario para sus ciudadanos.

No nos ilusionemos, los números y las estadísticas valen más que nosotros, para los que tienen a mano el botón para acabar con el planeta. Pareciera que la primera etapa de muertes fue irrisoria, y precisan de cifras más altas para apuntalar sus planes de despoblaciones masivas, por eso es verosímil, que la letalidad de virus haya mutado de tal forma que los jóvenes sean también víctimas de este.

Cuando en foros internacionales de la segunda década del siglo XXI se estilaba que la salvación del mundo por efecto del cambio climático pasaba por el cambio de la matriz de producción connatural al sistema capitalista. En momentos cruciales en que la carrera espacial es materia de interés para los tradicionales Estados Unidos y Rusia, y los emergentes Japón, China, Emiratos Árabes, y hasta la misma India. Cuando empresas multimillonarias del mundo como Space X, Mitsubishi, y empresas estatales como Rocosmos de Rusia, y la Nasa de Estados Unidos invierten grandes cantidades de dinero para eventuales viajes a Marte, y hasta se habla de colonizar, y administrar proyectos de evacuación, es porque los pobres del mundo fuera de las cuotas de sus fábricas, y de los puestos de trabajos manuales son prescindibles para las élites.

Esto se ha repetido cíclicamente en la historia. Hay reportajes pseudo científicos que esgrimen que los mayas desaparecieron de la faz de la tierra, cuando los mayas chorties se enseñorean hoy día por las calles de Copán, y son las élites las que se marcharon por las sequías. La tierra semeja a un barco a punto de naufragar, y las ratas podridas en millones tiemblan por una revolución mundial, por un proceso de conciencia que haga comprender que son 8 mil personas las que dominan y explotan a más de 9 mil millones de seres humanos. Esto les inquieta, y les crea terror ahora que la información se ha democratizado, y los procesos de consciencia se han extendido por el mundo entero.