Recomiendo:
1

Desaparición forzada y asesinato de los cuatro niños de Las Malvinas

Solo eran cuatro niños

Fuentes: Radio Pichincha - Imagen: Familiares de los niños asesinados en el funeral, el pasado 1 de enero.

Hay momentos en que nos invade la impotencia y las palabras no alcanzan para describir ciertas cosas, este es uno de esos. Luego de que se conoció el resultado de la reconstrucción de los hechos por la desaparición forzada y asesinato de los cuatro niños de Las Malvinas, parece que tocamos fondo.

Porque cada vez que se conocen más detalles y se revela más información de este caso, nos estremecemos por la espantosa tortura a la que fueron sometidos.

Saúl Arboleda, Josué Arroyo, Ismael Arroyo y Steven Medina regresaban a su casa luego de jugar un partido de fútbol, cuando fueron detenidos por una patrulla militar y sus vidas fueron arrancadas de la forma más cruel imaginable, pero, antes de eso, fueron víctimas de actos de tortura y de una violencia que ningún ser humano, y mucho menos un niño, debería soportar jamás.

Los detalles que han emergido en la segunda reconstrucción de los hechos, sobre este caso, son escalofriantes. Cuatro militares, de un grupo de 16 implicados, han confesado haber sometido a estos menores a una golpiza brutal.

Los niños fueron torturados, golpeados, pisados, pateados, agredidos con una correa, desnudados y humillados de formas que desafían cualquier noción de humanidad.

Incluso, uno de los oficiales, un subteniente, llegó al extremo de disparar a centímetros de la cabeza de Steven, un pequeño de tan solo 11 años, con el único propósito de aterrorizarlo.

Posterior a esto, ya conocemos cuál fue cruel desenlace: los niños fueron asesinados con tiros en la cabeza y sus cuerpos fueron desmembrados e incinerados.

Todo esto no puede dejarnos indiferentes, ya que, el caso de Las Malvinas no es un incidente aislado; es el reflejo de un sistema que, bajo la excusa de la seguridad y el combate al crimen, ha normalizado el abuso de poder y la deshumanización de los más pobres. Estos niños, que vivían en un barrio marginado, fueron tratados de la peor manera posible, sin pruebas, sin derecho a defenderse, sin que nadie escuchara sus súplicas y al final fueron torturados y asesinados de una manera atroz.

Ahora, solo esperamos que las autoridades continúen con las diligencias y sancionen a los responsables con todo el rigor de la ley y que el Estado también asuma sus responsabilidades para que este tipo de horrores no se vuelvan a repetir. PUNTO

Fuente: https://www.radiopichincha.com/solo-eran-cuatro-ninos/