El periodista Kintto Lucas analizó los hechos suscitados en la nación suramericana a raíz de la sublevación civil contra medidas neoliberales del presidente Lenín Moreno, por «sugerencias» del Fondo Monetario Internacional.
Para obtener un balance de lo sucedido en la hermana República del Ecuador, entre el 2 y el 12 de octubre -a raíz del rechazo popular al paquetazo neoliberal del presidente Lenín Moreno-, es recomendable trazar una línea divisoria «como ocurre en todos los procesos sociales», declaró, en exclusiva para Diario VEA, el periodista Kintto Lucas, entrevistado vía guasap.
«No es un triunfo ni una derrota per se», añadió, el también escritor nacido en Uruguay y residenciado en el país protagonista de los acontecimientos. Prefiere esgrimir que «si se esperaba que cayera el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y que renunciara Lenín Moreno, puede ser tomado como una derrota», que se torna en una victoria cuando, partiendo de la realidad del país andino, apreciamos la unidad que por esos días hubo entre «los distintos movimientos políticos sociales, de izquierda, centroizquierda y progresistas» que -como indica- «estaban totalmente desunidos, había una contradicción muy marcada entre movimientos indígenas y los sectores vinculados al correísmo», alcanzando una movilización «que fue una de las más grandes de los últimos 30 años».
Lucas, de amplia experiencia política en diversos ambientes de la región, destacó, igualmente, la participación estudiantil, de organizaciones sociales y políticas «que a veces no se ven pero que están ahí» en resistencia permanente al modelo neoliberal; de sectores barriales, y, en general, de «sectores que están en distintas instancias de resistencia social y política».
La cohesión entre estos elementos fue de tal magnitud en Quito y en otras ciudades que «en determinados momentos tuvo un carácter insurreccional. Eso es un logro muy importante».
Su análisis, siempre ponderado, lo llevó a precisar que «cuando se logra una unidad tan grande con carácter de insurrección y se pierde o acepta lo que dice el gobierno, es una derrota total. Pero cuando, con las limitaciones del caso, se logra que se derogue el punto fundamental del estallido de la movilización, que fue el decreto 883, en lo simbólico, significa una victoria».
En Ecuador, reveló asimismo, quedó la convicción de caminar juntos y seguir luchando para, como se lo han compartido algunos actores de lo sucedido, «seguir luchando» y «seguir movilizándonos tal vez no con esa fuerza que hubo estos días, pero sí tenemos que plantear una resistencia fuerte al gobierno y al modelo neoliberal«.
Sin dejar de lamentar saldos como el deceso de 10 personas, los perseguidos y los detenidos, subraya que «ha sido muy positiva la movilización».
Todo ello lo lleva a considerar que «hay que tener en cuenta este contexto para entender que es un punto de partida y ver cómo se trabaja a futuro».
¿Moreno? Pues, debilitado
Ante la pregunta y sin cortapisas suelta que Lenín Moreno salió «totalmente debilitado». Aunque trató de apoyarse en las fuerzas armadas las mismas no le respondieron como esperaba.
«Por eso es que retira al jefe del Comando Conjunto (Roque Moreira) y al jefe del Ejército (Javier Pérez) (…) sale con un resquebrajamiento no solo social sino que las fuerzas armadas ya no le dan apoyo total».
No descarta que, ante una nueva movilización y su consiguiente respuesta represiva, «le puedan retirar el reconocimiento constitucional como ha ocurrido en otros casos». El apoyo de sectores financieros, de grandes exportadores e importadores, no representa garantía alguna para el mandatario en el ojo del huracán. «Como vienen elecciones tratan de distanciarse, como el partido socialcristiano», porque saben que ellos en esta realidad perdieron.
No vacila en sentenciar «que hay una debilidad total de Moreno», quien podría correr la misma suerte de otros que han transitado por el Palacio de Carondelet: «Sacárselo de encima y que asuma el vicepresidente».
Hacia otras victorias
Considera que «hay otro tema importantísimo para pensar a futuro» y se refiere al escenario electoral. Sostiene que «si se estudian científicamente los procesos electorales, después de levantamientos indígenas, vemos que los sectores que apoyaron y se comprometieron con la movilización tienen un alto reconocimiento electoral y yo creo que eso va a ocurrir con el movimiento indígena y con los sectores correístas», en caso de que a estos últimos les permitan participar «con una lista porque hay una persecución».
No duda en que Moreno, «como un títere de esa oligarquía», tiene planteada la liquidación «del proceso correísta por lo que significó en lo real y por lo que significó simbólicamente», sumado a que, de igual forma, «también trata de cortar cualquier nexo del movimiento indígena con el correísmo». Está consciente del momento coyuntural que se vive, y que debe ser alimentado con la unidad. «Está planteado como pasar de la resistencia a la victoria electoral y socialmente».
El objetivo no era el Presidente
Aclara que el movimiento indígena es policlasista y es pluripartidista sin llegar a ser revolucionario, aunque «con un proyecto histórico más o menos volcado hacia la izquierda» y unificado en lo cultural. Aun así, estima, en justa medida, que «puso contra las cuerdas al neoliberalismo en la década de los años 90 y en el 2000, cuando muchos ni peleaban contra el neoliberalismo». Aconseja tener en cuenta esto último «porque si no distorsionamos las cosas». En tal sentido, reivindica que durante la recién culminada revuelta no se partió «de que se caiga Moreno» por una razón básicamente de aprendizaje: «Todas las veces que cayeron presidentes no significó que cayera el modelo político», esgrime y rememoró entonces que «cuando cayó (Jamil) Mahuad, después de la gran movilización indígena del año 2000, siguió la dolarización y siguieron las políticas».
«Ellos ahora tenían la visión de que había que hacer caer ese decreto, pero lograr que no se haga un nuevo decreto. Por eso no participan en el nuevo decreto (…). Fue eso lo que se propuso. No se propuso tumbar el acuerdo con el FMI«, descifró.
Fuente: http://eldiariovea.home.blog/2019/10/18/solo-fue-un-punto-de-partida/