Spike Lee, ayer en un céntrico hotel madrileño. Foto: Juan Manuel Prats La actualidad política parece imponerse en el cine de Hollywood. Spike Lee, abanderado de los derechos civiles de los negros en toda su filmografía, se ha puesto tras la cámara para contar, en Plan oculto, una historia de suspense en una Nueva York […]
Spike Lee, ayer en un céntrico hotel madrileño. Foto: Juan Manuel Prats |
La actualidad política parece imponerse en el cine de Hollywood. Spike Lee, abanderado de los derechos civiles de los negros en toda su filmografía, se ha puesto tras la cámara para contar, en Plan oculto, una historia de suspense en una Nueva York multiétnica marcada por el 11-S. El realizador ha contado con un reparto de primera encabezado por Danzel Washington, Clive Owen, Jodie Foster, Christopher Plummer y Willem Dafoe.
El filme, que se estrena el día 24 de este mes en Estados Unidos y el 12 de abril en España, reúne varios atractivos, además del director y los actores, que pueden hacer de él uno de los éxitos del año. El guión fue el primero que escribió Russell Gewirtz, quien lo vendió inmediatamente a uno de los más prestigiosos productores del momento, Brian Grazer, ganador de un Oscar por Una mente maravillosa y que ha apostado fuerte por dos películas muy esperadas este año: El código Da Vinci, con Tom Hanks y dirigida por Ron Howard, y American gangster, de Ridley Scott, con Russel Crowe.
En Plan oculto, Washington es un policía de Nueva York que pugna por investigar un atraco con rehenes a un banco que lleva a cabo una banda dirigida por Owen. Aparentemente todo es normal, pero al detective hay cosas que no le cuadran, sobre todo desde que aparece una misteriosa mujer (Jodie Foster) que le ofrece un arreglo.
En un guión lleno de giros sorprendentes, el director de Nora Darling ha dejado su propia firma. Ayer en Madrid explicó que se deben a su ingenio todos los elementos sociales de la película, desde la pluralidad de razas de los rehenes –en algún caso, los policías hablan a éstos en castellano–, hasta la denuncia de la violencia que hace en la escena en que un niño explica que su videojuego le da puntos por matar a la gente.
En todo caso, a Lee le atrajo la historia y le gustó dirigir un filme sobre un atraco en el que «no hay contestación social o racial». Al hacer una película, «hay que hacer lo que se debe», explicó recordando el título de un éxito suyo de 1989. «No hay que hacer nada pensando que se van a resolver los problemas, pero sí para abrir una discusión entre el público».
Pese a lo que pudiera parecer tras la concesión del Oscar a la película Crash, Lee no considera que Hollywood se haya rendido al cine de denuncia. El filme de Paul Higgins, «está bien», afirma el realizador afroamericano, «pero el caso es que no le dieron el premio a Brokeback mountain«. Si la gran industria del cine norteamericana ha dejado de lado el cine escapista, «es algo coyuntural», según Lee.
El director de éxitos como Malcom X dio a conocer con sus películas a actores y actrices negros que han conquistado un lugar entre las estrellas, como el citado Washington –candidato al Oscar por el filme citado– o Halle Berry, ambos premiados por filmes dirigidos por blancos. «Ya eran importantes antes», afirma, como quitándose importancia. Pero reconoce que «son excepciones» porque es «difícil» encontrar papeles buenos para actores afroamericanos que no cuenten historias de «hip hop y drogas». «Salir de ese gueto es casi imposible», confiesa.
En 20 años, Lee, al borde de los 50, ha dirigido 20 títulos aplaudidos por la crítica y el público, pero prefiere poner la vista en las dos próximas décadas. Su primer objetivo es terminar el documental Cuando se rompieron los diques, dedicado a la ciudad de Nueva Orleans anegada por las aguas tras el paso del huracán Katrina. Será un homenaje a una ciudad que ha acogido a hispanos, franceses y los primeros esclavos y también «una respuesta» al Gobierno federal de EEUU. La Administración Bush «gobierna mediante el miedo», afirma Lee, que considera que en Irak las cosas «van de mal en peor» y que se terminará convirtiendo en un Vietnam.