Sueño de una noche de invierno relata la desgarradora historia de un exsoldado serbio cuya vida da un vuelco cuando se encuentra, tras diez años de ausencia, su antigua casa habitada por una madre y su hija autista. Goran Paskaljevic vuelve, en su nueva película, a conmover hablando de perdedores, de la carga del pasado, […]
Sueño de una noche de invierno relata la desgarradora historia de un exsoldado serbio cuya vida da un vuelco cuando se encuentra, tras diez años de ausencia, su antigua casa habitada por una madre y su hija autista. Goran Paskaljevic vuelve, en su nueva película, a conmover hablando de perdedores, de la carga del pasado, del horror de la guerra, del destierro y de la amnesia colectiva. Esta vez, el realizador retrata a la sociedad serbia a través de tres personajes maltratados por el destino. Su fragilidad emerge como una poética metáfora sobre la inestable situación política que atraviesa su país.
Paskaljevic ganó en 1995 la Espiga de Oro por La otra América en el festival de Valladolid y el año pasado consiguió el premio especial del jurado en San Sebastián por este nuevo filme que se estrena el viernes. Tiene claro el primer mensaje que quiere transmitir en las entrevistas: «Estoy contento de estar en un país cuyo presidente se ha enfrentado a Bush y ha dicho no a la guerra».
Para el realizador serbio, el «autismo» es vivir en un mundo cerrado sin contacto con el exterior. «La mayoría de serbios sufren esta enfermedad. Han olvidado lo que sucedió hace 10 años. Vuelven a repetir los mismos errores. En la escena política están retornando las fuerzas de Milosevic. El peligro acecha», advierte Goran Paskaljevic, que participó activamente en la campaña de apoyo al actual jefe de Estado, Boris Tadic. Era el candidato más reformista y proeuropeísta. «Ganó, pero el margen fue realmente estrecho», recuerda.
AUTENTICIDAD
Considera que esta misma historia se podría aplicar a la sociedad norteamericana. «¿Con qué se encuentra un soldado cuando vuelve de Irak? Con una sociedad autista que sigue votando a Bush», expresa.
Reflexionando sobre todo ello, sintió interés por las personas autistas. Así, conoció a Jovana Mitic, la niña de 12 años que protagoniza la película. «Me cautivó de inmediato. Trabajar con ella fue muy difícil. Fueron precisos cinco meses para que me aceptara». Ni siquiera podía prever lo que iba a ocurrir en cada toma. «Al principio era incontrolable. Algunas escenas se tuvieron que rodar tal como ella quiso. Pero gracias a Jovana la película respira autenticidad. ¿Qué niña podía interpretar a una autista con tanta fuerza?», asegura Paskaljevic, que agradece la generosidad de José María Morales, de Wanda Visión, que le ayudó a terminar esta película.