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¿Superalza del petróleo a 105 dólares el barril?

Fuentes: La Jornada

LOS DILECTOS LECTORES de Bajo la Lupa, alertados con bastante antelación, no se asustarán del ominoso pronóstico de Goldman Sachs, principal banco estadunidense de inversiones del mundo, sobre un inminente precio «paroxístico» de 105 dólares el barril de petróleo. Goldman Sachs, uno de los principales mercaderes globales en futuros de energía, publicó un impactante reporte […]

LOS DILECTOS LECTORES de Bajo la Lupa, alertados con bastante antelación, no se asustarán del ominoso pronóstico de Goldman Sachs, principal banco estadunidense de inversiones del mundo, sobre un inminente precio «paroxístico» de 105 dólares el barril de petróleo. Goldman Sachs, uno de los principales mercaderes globales en futuros de energía, publicó un impactante reporte sobre la fuerte demanda del petróleo y su abastecimiento restringido, lo cual ocasionaría un alza paroxística y la «compra masiva por los fondos especulativos» (Mark Tran, The Guardian, 1º de abril).

Arjun Murti, analista de Goldman Sachs, considera que los factores que contribuyen al alza desmedida incluyen la turbulencia geopolítica en los países productores de petróleo. Ni más ni menos lo que habíamos avanzado sobre los «Cinco precios del petróleo militarizado» (ver Bajo la Lupa, 9 de marzo de 2005) y la sinergia simbiótica entre la banca anglosajona y sus petroleras aliadas que controlan las cotizaciones en el mercado duopólico Nymex e IPE, respectivamente en Nueva York y Londres.

EL REPORTE ASESTA una perogrullada: «los precios retornarán a niveles más bajos una vez que se alcance el techo, cuando la demanda empiece a disminuir y haya sido creada una capacidad de reposición». Un poco a destiempo, ahora resulta que la extraña explosión de una refinería de la petrolera británica BP en Houston, Texas (¿el crimen perfecto anglosajón?), afectará 3 por ciento de los productos petroleros en Estados Unidos y el procesamiento de casi medio millón de barriles al día. La explosión de la refinería de BP ocurrió unas horas después de que Fox, durante la cumbre tripartita de Waco y después de haber regalado el agua a Texas, prometió la entrega del petróleo mexicano para los «siguientes 90 días» (Stratfor, 24 de marzo de 2005).

EN CONCERTACION PUBLICA, el londinense Financial Times (1º de abril), portavoz de la globalización financiera, reportó que la Agencia Internacional de Energía está a punto de aconsejar a los importadores la «adopción de medidas dramáticas de emergencia de ahorro en caso de que el abastecimiento global disminuya entre uno y 2 millones de barriles diarios» (MBD). No está en tela de juicio que Goldman Sachs, donde laboró como mandamás durante un cuarto de siglo el clintoniano Robert Rubin, anterior secretario del Tesoro, se haya beneficiado con suculentas ganancias mediante los 30 mil millones de dólares en Tesobonos creados por el salinista Pedro Aspe para que luego los pagase Zedillo a más del doble, lo cual dio lugar al Fobaproa-IPAB. No es casual que el firmante de los pagarés del Fobaproa, el israelí-argentino-mexicano (¿estadunidense?) Martín Werner Wainfeld, se haya ido a refugiar como empleado de Goldman Sachs, concluida estupendamente su labor de socavamiento que derivó en la enajenación bancaria mexicana en beneficio primordialmente de la banca trasnacional anglosajona, como paso previo a la privatización texana del petróleo mexicano.

Tampoco ponemos en la picota al ingenioso sistema circular del capitalismo anglosajón intrínsecamente mafioso donde «lo privado es público» y «lo público es privado», como delata la carrera financiera del mismo Robert Rubin, quien se inició en Goldman Sachs, pasó luego a la Secretaría del Tesoro durante siete años, para acabar de vicepresidente de Citigroup, el banco más poderoso del planeta (por cierto, con serios problemas fraudulentos en Alemania y Japón), que deglutió a Banamex. Curioso: la biografía de Rubin en las dos últimas décadas refleja la ruta trágica de las finanzas mexicanas en la fase neoliberal del salinismo-zedillismo-foxismo, que por la vía del desafuero de López Obrador busca una coartada pueril para echarle la culpa a la resistencia civil de la crisis financiera global y local que se avecina. El ex premier de Malasia, Mohamed Mahathir, el único que supervivió a la crisis asiática de 1997 (el efecto dragón), advirtió que el dólar, cada vez más rechazado como moneda de reserva y de transacción comercial, «se encaminaba al colapso», mientras la economía mundial era susceptible de ser «acarreada a una catástrofe» si no se adoptaba pronto el patrón oro (This is London, 31 de marzo).

EN ESTADOS UNIDOS sigue más vigente que nunca la obra que resume y rezuma el capitalismo mafioso anglosajón, La fábula de las abejas: vicios privados; virtudes públicas, escrita por Bernard de Mandeville en 1714, en que se inspiró 62 años más tarde el mismo Adam Smith para lanzar su esotérica teoría de la «mano invisible» que supuestamente mueve los «mercados», controlados efectivamente por la banca del G-7. Nuestra excursión por los meandros financieros de la historia del mafioso capitalismo, válgase la tautología, sirve para apuntalar los asertos de Goldman Sachs, desde el pináculo empresarial de Estados Unidos con tácita bendición gubernamental que controla el sector energético texano, sobre el «alza paroxística» del petróleo.

A NUESTRO JUICIO, se desprenden tres motivaciones para el alza inducida del petróleo: una doméstica, otra geopolítica y una mixta. La doméstica versa sobre la creación deliberada de una inflación que obligue a elevar las tasas de interés por la Reserva Federal a un mínimo de 6 por ciento en lo que resta del año (el muy solvente economista Stephen Roach, de la correduría Morgan Stanley, vaticina una tasa de 5.75 por ciento). A niveles cercanos a 7 por ciento, de acuerdo con la postura del banco londinense State Street (el mayor proveedor de servicios financieros para inversionistas institucionales, con cerca de 12 por ciento de las inversiones mundiales bajo custodia y con un manejo de 800 mil millones de dólares), se borra la mitad de la deuda, en la que saldrán perjudicados los tenedores asiáticos y europeos, quienes poseen abundante papel chatarra estadunidense. De paso, se (en)cubre triplemente el estallido de la burbuja de los bienes raíces (Freddie Mac, segundo comprador paraestatal más grande de hipotecas de Estados Unidos, presentó 42 por ciento de pérdidas en el mercado superespeculativo de los derivados financieros), el resquebrajamiento del sector automotriz (GM está al borde de la quiebra) y los escándalos cleptomaniacos de la aseguradora AIG (donde, para no variar, formó parte del consejo el salinista Pedro Aspe) obscenamente inmiscuida en el crapuloso doble pago lucrativo de seguros por la destrucción de las Torres Gemelas (ver Bajo la Lupa, 26 de septiembre y 22 de diciembre de 2004). Nada mejor que una alza robusta del petróleo para crear hiperinflación.

LA MOTIVACION GEOPOLITICA, en momentos en que las relaciones entre Estados Unidos y China se han tensado, es más que consabida desde el 11 de septiembre de 2001. Más que el bombardeo de las plantas nucleares de Irán (por Estados Unidos o Israel, o ambos), el factor más aterrador depende del devenir político de la casa real wahabita de Arabia Saudita, la principal reserva de petróleo convencional del planeta. Las dos terceras partes del oro negro se ubican en lo que ahora se conoce como la «elipse estratégica», que abarca el triángulo estratégico energético del golfo Pérsico, el mar Caspio y Siberia occidental, que los autores anglosajones neoliberales desean extender a un «arco de inestabilidad» que va de Africa oriental, pasa por el Medio Oriente y Asia central, y llega hasta el sureste asiático.

LA MOTIVACION MIXTA consiste en un factor económico real de desabasto petrolero en Estados Unidos sumado de su expansión irredentista neoimperial para controlar las reservas estratégicas de oro negro a escala planetaria (incluido el golfo de México) y así perjudicar a sus competidores geoeconómicos. Por alguna razón no se le ha dado el crédito que se merece a la única vez en que en su atribulada vida profirió la verdad el actual vicepresidente Cheney (verdadero controlador de Baby Bush), anterior director ejecutivo de la petrolera texana Halliburton, cuando ante el Instituto de Petróleo de Londres, en el otoño de 1999, confesó la inminencia de una delicada situación donde la demanda petrolera estaba a punto de superar a la oferta: «en el horizonte de 2010 necesitaremos algo así como 50 MBD suplementarios».

LA TRANSCRIPCION COMPLETA de las confesiones de Cheney fue borrada del sitio de Internet del Instituto del Petróleo de Londres (¿por qué será?), pero los sabuesos de la Red Voltaire (9 de marzo de 2005) y la Asociación del Pico del Petróleo (ASPO, por sus siglas en inglés), que proclama que el petróleo llegó a su «pico» para empezar su declinación, descubrieron la versión impresa de las confesiones de Cheney con fecha del 24 de agosto de 2000, que de facto explican el despliegue bélico del unilateralismo bushiano.

MUY ANGUSTIADO, CHENEY se preguntaba, ante la escasez de la oferta petrolera en ciernes: «¿De donde provendrá el petróleo?», después de haber admitido que los «gobiernos y compañías petroleras nacionales controlan visiblemente 90 por ciento de los bienes petroleros», pese a que la «tecnología, la privatización y la apertura de varios países habían suscitado nuevas oportunidades (…) a las diferentes compañías petroleras. El petróleo sigue siendo un asunto en manos de los gobiernos».

SOLAMENTE CINCO PAISES árabes (Arabia Saudita, Irak, Emiratos Arabes Unidos, Kuwait y Qatar) e Irán producían 22.4 MBD, a la fecha de las confesiones oleosas de Cheney, que equivalían entonces al 29 por ciento mundial. Aun duplicando la producción de los seis países de la OPEP, que muchos analistas ponen su capacidad en tela de duda, todavía faltarán otros 25 MBD por encontrar.

UNA DE LAS PARTES más sobresalientes del discurso ocultado de Cheney es cuando vinculó al estratégico petróleo con la guerra contra Irak en 1991: «el petróleo es único por ser tan estratégico por su naturaleza propia. No se trata de jabones o de ropa. La energía es realmente fundamental para la economía mundial. La guerra del Golfo fue un reflejo de esta realidad». ¿Lo alcanzará a entender la entreguista tríada neoliberal de Salinas-Zedillo-Fox que desea regalar el petróleo y el gas de México al peor postor, al mejor impostor, y en el peor momento coyuntural geoestratégico?