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Documentales chilenos saca a flote etapa sombría de Pinochet

Fuentes: TeleSUR

los documentales abarcan una diversidad de ángulos, desde un exiliado que vuelve a enfrentar a sus torturadores, hasta la suerte corrida por los detenidos Cineastas chilenos sacaron a la luz las etapas más sombrías del régimen de Augusto Pinochet, que dejó tras sí más de tres mil muertos o desaparecidos, mediante el registro testimonial de […]

los documentales abarcan una diversidad de ángulos, desde un exiliado que vuelve a enfrentar a sus torturadores, hasta la suerte corrida por los detenidos

Cineastas chilenos sacaron a la luz las etapas más sombrías del régimen de Augusto Pinochet, que dejó tras sí más de tres mil muertos o desaparecidos, mediante el registro testimonial de los documentales.
 
El tema sólo se había tratado desde la ficción, la única manera de abordarlo, en opinión del realizador Silvio Caiozzi (Fernando ha vuelto, 1998) por la censura mantenida durante 16 años en el país, tras la dictadura.
 
Hay consenso en que ese largometraje de Caiozzi sobre la identificación de los restos de Fernando Olivares en 1984, junto a los de otros 125 desaparecidos, dio un impulso decisivo al surgimiento de este tipo de documentales.
 
Premiados en varios festivales, los filmes apenas comienzan a exhibirse en la localidad, en una muestra con sede en el Museo de Bellas Artes, y ponen el dedo en la llaga candente de temas que permanecieron relegados.
 
Entre las cintas que integran la muestra, cabe mencionar Circunstancias especiales, sobre un exiliado, Héctor Salgado, encarcelado a los 16 años junto a otros amigos, que retorna al país para enfrentar a sus torturadores.
 
Lo acusación que pesó en aquel momento sobre él fue la de robar dinamita a un empresario minero, partidario entusiasta de Pinochet.
 
También Estadio Nacional, de Carmen Parot, sobre los prisioneros torturados, ejecutados o retenidos en el Estadio Nacional cuando el golpe militar de septiembre de 1973 contra el gobierno constitucional de Salvador Allende.
 
En todos los casos, afirman sus directores, si bien se han proyectado en forma profusa en el exterior, aquí más bien en círculos restringidos, como las universidades, pero nunca en las grandes circuitos de distribución.
 
A juicio de Angélica Pérez, organizadora de la muestra, la demora en acercarse a esos hechos, a partir de la mirada cruda, directa, sin cortapisas del documental, tuvo que ver también con un miedo casi tangible en el país.
 
Al principio pareció como si se quisieran cerrar las puertas al pasado, borrarlo de la memoria activa hasta que, en forma gradual -añadió- los chilenos comenzaron a levantar la cortina para adentrarse en esa etapa siniestra.
 
El historiador Claudio Rolle, de la Universidad de Chile, acotó que es visible ahora una clara apertura para enfrentar el pasado, aunque algunos realizadores insisten en que aún persisten barreras por derribar.