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Tecnólogos en el Pueblo

Fuentes: Rebelión

¿Cómo se puede hacer un reporte técnico del realismo mágico? A los técnicos nos acostumbran a creer en el mundo objetivo, medible, verificable, inobjetable. Pero Latinoamérica es un mundo de contrastes en el que se mezclan una cruda realidad y una sangrienta historia, con la nueva esperanza y un nuevo ingenio. Una mezcla que se […]

¿Cómo se puede hacer un reporte técnico del realismo mágico? A los técnicos nos acostumbran a creer en el mundo objetivo, medible, verificable, inobjetable. Pero Latinoamérica es un mundo de contrastes en el que se mezclan una cruda realidad y una sangrienta historia, con la nueva esperanza y un nuevo ingenio. Una mezcla que se escapa a la descripción objetiva. Así que, quizás, no sea objetivo en este reporte.

Don Luis Zambrano y Midonio Zambrano son dos puntos estelares en un espacio casi vacío. Es un espacio oscurecido por años de la actitud colonial que nos hace creer que no valemos nada y que no podemos pensar, menos actuar, por nosotros mismos.

Don Luis y Midonio son dos puntos, pero casi son el mismo. Con el mismo apellido pero sin relación, ambos viven en Bailadores, el lugar de los indios que bailan. Claro que Don Luis hace rato que no vive en la forma convencional. Su paso por el mundo físico terminó en 1990, 89 años después de haber llegado. Sigue, sin embargo, muy presente en las vidas de quienes le conocimos y a quienes ahora inspira. No es difícil traerlo de vuelta mientras se respira el suave aire de ese hermoso lugar.

Allí mismo vive Midonio, un joven también inventor, también autodidacta, también de manos virtuosas, también un genio interpretando las leyes de la naturaleza, también enamorado del hacer cosas y resolver problemas sin permiso del establishment.

Los ingenieros hijos del establishment no creemos en pajaritos preñados. Cero realismo mágico. Puro realismo es la norma. Pero se nos caen los viaductos que hicimos con planos importados, se nos dañan los viejos teleféricos que hicimos con planos importados, se nos confunden los programas que, claro, hicimos con las máquinas importadas.

Para uno del establishment tiene que ser una experiencia transformadora cruzarse con un hombre que nunca tuvo estudios formales, que aprendió a leer con su mamá nomás y que ahora es un solucionador de problemas de electrónica («electrónica convencional» nos precisa humilde, pero demostrando que sabe donde está parado) al más efectivo estilo posible. Y, por si fuera poco, es un genio familiar y vecinal.

Midonio vive con Yaneth, la profesora de ciencias de la tierra y manualidades del Liceo cercano que, con toda razón, se maravilla de lo que su esposo ha aprendido por su cuenta. Vive también con Yulimar y con Maria Victoria, sus hijas bien criadas y ya infundidas del amor al conocimiento que transforma. La pequeña Victoria hace honor a su nombre en cada oportunidad. Es ganadora del premio Eureka a la creatividad infantil nacional1 con una alarma inteligente diseñada para proteger el laboratorio de computación de su escuela. Todo indica que ella brillará rutilante, siempre claro que no decida convertirse en otra ingeniera del establishment. Tiene todo lo que hace falta para convertirse en buen @ ingenier@

Midonio, por su parte, se divierte enviando, con un transmisor que él mismo construyó, una discreta emisión FM a los radios de sus vecinos y conversando sobre sus inventos: un sistema de protección para hogares (sistema remoto interactivo de seguridad ciudadana), un sistema muy discreto de protección para vehículos, un timbre inteligente, que pasa de dar la bienvenida a lanzar advertencias a los abusadores, un sistema automático para secado al sol de productos veg e tales, que no permite que se moje lo que se está secando y, un invento sobre el que cifra esperanzas de estabilidad y prosperidad familiar: una técnica para quemar circuitos impresos.

Todo eso lo piensa y hace en su pequeño taller, una habitación adaptada de su casa rural en las afueras del Pueblo de Bailadores. De allí salió la propuesta de hacer el sistema de seguridad ciudadana que fue comisionado expresamente por el Presidente Chávez el año pasado, luego de que el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología lo evaluara (por un buen tiempo).

Pero ahora el prototipo está listo! Lo ví funcionar. He visto muchos dispositivos y tengo la piel dura. Pero presenciar el demo en el que Midonio llama por celular a su prototipo y le ordena encender un taladro y una lámpara, lo que serviría para simular que hay alguien en casa, me impresionó.

Sin embargo, Midonio tiene otra virtud extraordinaria. Es un ejecutor perfecto. Así lo testifican María Virginía, analista y administradora de esos recursos por Fundacite Mérida, y Gustavo, el promotor y apoyo de Midonio, quienes han venido trabajando con él desde el momento en que los recursos fueron asignados al proyecto. Los tres han tenido que sortear cantidad de dificultades para obtener los elementos básicos que necesitaba Midonio para trabajar. Cualquiera que haya intentado hacer tecnología en este país, pasando por el parto de los insumos, muchos importados, sabe de lo que estoy hablado. Se desgastan talentos, como los de estos jóvenes, en cantidad de trámites, formalismos y formalidades, para que luego alguien diga que eso no se puede comprar porque no se tienen tres cotizaciones.

Por fortuna Midonio (y, un poco gracias a él, María Virginia, Gustavo, María Victoría y Yulimar) tiene algo que es muy difícil de explicar, pero que lo protege del fracaso. A ver si lo puedo explicar con esta referencia anecdótica. Yo crecí en un taller y aprendí a reconocer una buena soldadura cuando la veo, aunque yo mismo no pueda hacerla. Don Luis era un soldador perfecto. Tenía que serlo para hacer máquinas hidráulicas a las que no se les escapara el agua. Provoca ver las uniones soldadas por él. Pero una fresadora, de esas que él usaba para probar nuevos motores, le arrancó buena parte de un brazo: Su brazo de soldar. Eso habría acabado con la carrera de un hombre convencional. Pero Don Luis aprendió a soldar con la otra mano. Esa misma determinación-claridad-empeño-energía se lee en los ojos de nuestros jóvenes tecnólogos.

Quizás lo más mágico de nuestra realidad es que miramos a un futuro que tiene todavía muchas nubes negras y sonreímos. ¿Qué pasará con Midonio y sus genio para la electrónica?

El quiere una microempresa que, según entiende, le permitirá dedicar tiempo a hacer lo que más le gusta: diseñar dispositivos. Ha intentado educar a otros, pero está un poco decepcionado con eso pu e s, según cuenta, «muchos no vienen motivados pa’ la electrónica» y esas tareas no le dejaron mucho tiempo para hacer lo que prefiere, además de que eran muy mal remuneradas (sueldo mínimo, en el mejor de los casos. Parece que sin formación formal no se puede aspirar a más).

Midonio presta atención cuidadosa cuando uno menciona la frase «propiedad intelectual» que siempre aparece al lado de la palabra «protección» en el discurso convencional. Nunca ha hecho un trámite ante el SAPI (Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual, nuestro equivalente a la oficina de patentes en otros países), pues para eso hay que ir hasta Caracas. Entiende que eso es importante para «proteger» sus inventos, pero no está muy claro del cómo. Lo que sí tiene muy claro es que necesitará avales para acceder a préstamos para iniciar su empresa y una patente es un buen aval, normalmente.

Es esta fase en donde, en mi opinión, tenemos las mayores dificultades en Venezuela. Nuestros creadores no ven otra manera de sobrevivir (ellos y sus creaciones) que no sea el camino habitual del emprendedurismo capitalista. No hay quien explique alternativas que no estén sepultadas tras una nube de palabras. Los organismos de apoyo, como el SAPI, se han limitado a explicar los mecanismos tradicionales, como el proceso de obtención de patentes, que convierten a cualquiera en un celoso propietario y seguramente en un vecino muy egoísta. Pero nadie, además del Presidente, parece estar dictando verdadera pauta alternativa.

Estoy convencido que Midonio no pretende convertirse en un capitalista con una empresa explotadora. No hablamos de eso, pero su historia habla por él. El es pueblo y no creo que quiera dejar de serlo. Hablamos de la masificación de la producción con la tecnología microelectrónica y el efecto que tiene en nuestras vidas (y ha tenido en la suya): dispositivos desechables e inútiles, porque no podemos intervenir en su funcionamiento; un concepto sutil pero conectado con la actitud explotadora.

Pero también tengo la impresión de que Midonio sospecha que convertirse en Funcionario público o será muy difícil (¿qué baremo institucional hará justicia a un hombre de pueblo sin estudios formales?) o acabará con su sueños.

Midonio tiene, por otro lado, el perfil perfecto para convertirse en un emprendedor socialista. Es decir, solidario ya es. Pueblo, como dije, ya es. Sensible a su entorno, ya es. Solucionador de problemas, ya es. Líder natural en su campo de interés, ya es. No creo que mucha gente lo tilde de egoísta, si hacemos una encuesta.

¿Qué más le hace falta para convertirse en emprendedor socialista?. Qué alguien le explique que la actitud capitalista no es indispensable para prosperar. Que podrá realizar sus sueños sin tener que asumir el egoísmo. Que un sistema socialista y popular puede honrar y cuidar a los suyos, reconociendo y premiando el esfuerzo individual. Que nuestro sistema socialista no se va a oponer a que él dirija su taller/fábrica y tome todas las decisiones. Qué nuestro sistema socialista no va a intervenir en sus expectativas de ingreso o en el precio de sus contribuciones, siempre que estas no sean abusivas o tengan pretensiones monopólicas. Qué la actitud en favor del conocimiento libre (por ejemplo, en su caso, la liberación de sus diseños como hardware libre) va a garantizar que sus méritos se reconozcan y le va a permitir lograr un impacto mucho mayor en el progreso nacional, llegando a muchas más personas (tecnólogos en formación y nuevos usuarios) con sus inventos.

Estas son explicaciones difíciles de transmitir, no porque el receptor no sea extremadamente inteligente y capaz de comprenderlas, sino por varias razones especiales: Están inmersas en la diatriba política, algo a lo cuál hemos aprendido a despreciar o, al menos, desconfiar. También están inmersas en la incertidumbre (¿Qué pasará cuando Chávez se vaya?) y en el excepticismo (¿Por qué estos funcionarios están, ahora, tan interesados en mí?).

Algunas personas, por ejemplo, se sentirían más cómodas si uno no insistiera con estas referencias a política y a socialismo, al hablar de tecnología. Muchos creen que la tecnología es neutral. Lo que pasa es que esa postura de la «tecnología neutral» llega muy tarde y muy poco para servir a los tecnólogos populares: Preg u nten a Don Luis que opinaba de eso. Al menos a Midonio le llegamos más temprano.

Así que estamos en una coyuntura crítica para la defensa de la tecnología en el pueblo. La dificultad principal es que la confianza no se decreta, se cultiva. Tenemos que generar confianza en que las personas como Midonio tienen un futuro promisor y un presente acompañado. Vamos a convencerlos (no con impresiones, sino con realidades. Son gente inteligente, no podemos engañarlos con espejitos) que el Sistema va a seguir mejorando y llegará al punto de poder garantizar la mayor suma de felicidad posible para todos y el mayor sumando justo y posible para cada uno.

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Copyright © 2008. Jacinto Dávila. El autor se reserva el derecho llamarse autor de este texto y asume la responsabilidad por sus opiniones. El texto puede ser distribuido sin ninguna otra restricción implícita o explícita.

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1El premio no fue muy creativo. María Victoria recibió como regalo una guitarra de «Barbie». ¿Exagero si digo que lo podemos hacer mejor que eso?