El gobierno de Brasil oficializó este jueves su decisión de adoptar la tecnología japonesa de televisión digital, cometiendo «un error histórico», según activistas que defendían una prolongación del debate y aprovechar la oportunidad para democratizar las comunicaciones en este país. El decreto firmado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en una ceremonia en […]
El gobierno de Brasil oficializó este jueves su decisión de adoptar la tecnología japonesa de televisión digital, cometiendo «un error histórico», según activistas que defendían una prolongación del debate y aprovechar la oportunidad para democratizar las comunicaciones en este país.
El decreto firmado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en una ceremonia en Brasilia define reglas para implantación del Sistema Brasileño de Televisión Digital Terrestre (SBTVD-T), teniendo por base el modelo japonés de modulación (transmisión) pero con innovaciones tecnológicas nacionales en otros componentes, como el software (programas de computación).
También se firmó un acuerdo con el ministro japonés de Comunicaciones, Heizo Takenaka, sellando la opción brasileña que descartó los sistemas europeo y estadounidense, que también se disputan el mercado mundial.
«Cuestionaremos el decreto en la justicia, porque contiene varias ilegalidades», anunció a IPS Diogo Moyses, uno de los coordinadores de Intervozes, una asociación que lucha por el derecho a una comunicación social democrática con participación de variados actores sociales.
El gobierno ofrece a las emisoras de televisión abierta un nuevo canal para que puedan transmitir de manera simultánea señales analógicas y digitales durante el período de transición fijado en 10 años. «El Poder Ejecutivo no puede otorgar nuevas concesiones de servicio público» como estos nuevos canales, por tanto el decreto es ilegal, arguyó Moyses.
Además la decisión niega decretos anteriores sobre política de comunicación social, como el que creó un Comité Consultivo que debía opinar sobre el tema y que fue prácticamente disuelto por el ministro de Comunicaciones, Helio Costa, acotó.
Intervozes anunció para la próxima semana la divulgación de un informe sobre las ilegalidades del decreto, que reforzará un pedido al Ministerio Público (fiscalía) para iniciar una acción cuestionando la constitucionalidad del decreto de la televisión digital.
«Si no lo hace el Ministerio Público, la misma Intervozes, sola o en asociación con otras organizaciones del Frente Nacional por un Sistema Democrático de Radio y TV Digital, impulsará acciones judiciales» con el fin de anular el decreto, anunció.
La decisión gubernamental mantiene la concentración de los medios de comunicación audiovisual en manos de las redes de emisoras televisivas, perdiendo una gran oportunidad de reformar el sector, de forma a promover la diversidad cultural, la inclusión social y el desarrollo de la industria y la tecnología nacionales, según Moyses.
Con la concesión del nuevo canal a las emisoras, ya no habrá espacio para otros, como los que se pretendía ocupar con educación, cultura y otros servicios públicos en las grandes metrópolis, como Sao Paulo y Rio de Janeiro, ejemplificó.
La instalación de una fábrica de materiales semiconductores en Brasil, que sería una contrapartida de la opción por el modelo japones de transmisión, no está asegurada en el acuerdo y todo indica que se producirá una fuerte importación de componentes y tecnologías, descartando la posibilidad de fortalecimiento de una industria nacional, acotó.
La Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados también se sintió menospreciada por no haber sido siquiera consultada por el gobierno. Algunos de sus miembros anunciaron que evaluarían el decreto presidencial y el acuerdo con Japón, buscando comprobar su inconstitucionalidad, ya que los convenios internacionales deben ser aprobados por el parlamento.
Las manifestaciones indican que la batalla en torno de la tecnología de TV digital no tuvo fin con la decisión del gobierno, ante la amplitud de sus efectos para la industria, la tecnología, la cultura y la misma comunicación en el país, e incluso para las naciones vecinas, como los socios de Brasil en el Mercado Común del Sur (Mercosur), que aún no decidieron sobre la cuestión.
Brasil adoptó un «sistema flexible», que permite el «diálogo con otros modelos» y espera una estrecha cooperación con los países del Mercosur, dijo el presidente Lula. La televisión digital abre «un mundo de posibilidades» para la población, incluso como telecomunicación para mayor acceso a servicios públicos como salud, acotó.
La televisión digital consiste en la transmisión de emisiones audiovisuales mediante técnicas de modulación y codificación digitales con una gran variedad de tecnologías: la red de distribución terrestre de señal usada en la televisión analógica tradicional, satélites geoestacionarios, redes de cable, e incluso emisiones para dispositivos móviles alimentados por baterías, como los teléfonos celulares.
En Brasil más de 90 por ciento de los hogares disponen de televisores, por ello el movimiento por la democratización de las comunicaciones pretende aprovechar la digitalización para hacer de la televisión un medio para universalizar el acceso a Internet. Además, reclama una nueva legislación para el sector, sustituyendo la ley ya obsoleta de 1962 y asegurando la participación democrática.
Por ello una cuestión clave es el precio de las cajas de conversión, indispensables durante el proceso de transición hacia el sistema digital, para que los aparatos analógicos puedan recibir señales digitales. El gobierno anunció que podrán costar 50 dólares, pero un estudio del Centro de Investigación y Desarrollo en Telecomunicaciones indicó que costaría inicialmente casi el doble.
Un precio elevado reducirá el acceso de los pobres a la TV digital, y Moyses teme que el gobierno promueva artificialmente su abaratamiento, pero quitándole propiedades como la conexión a Internet, y por tanto en desmedro de la interactividad.
Las emisoras de televisión abierta, así como el ministro Costa, defendieron fuertemente el modelo japonés, por considerarlo más avanzado tecnológicamente para permitir mejor calidad de imagen y su transmisión a receptores móviles, como los teléfonos celulares.
En contra de esta opción estaban las empresas de telecomunicaciones, interesadas en entrar al mercado de la comunicación audiovisual monopolizado por las televisoras.
Los argumentos de cada lado son abundantes. Los europeos y las empresas telefónicas recordaron, por ejemplo, que la industria nacional de componentes pierde la posibilidad de exportar, ya que el modelo elegido solo se adoptó en Japón, mientras el europeo y el estadounidense ya han penetrado en numerosos mercados.
El gobierno y muchos investigadores señalan que la decisión solo se refiere a la modulación, considerada el corazón del sistema. Pero la televisión digital comprende otras muchas partes que podrán incorporar tecnología nacional.
No piensa así Gustavo Gindre, coordinador del Instituto de Estudios y Proyectos en Comunicación y Cultura y también activista de una opción más democrática, para quien sólo la adopción de un modelo realmente brasileño permitiría desarrollar la industria y la tecnología nacionales. La decisión anunciada significa «importar tecnologías» y «generar empleos en Japón, no en Brasil», lamentó.