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Terrorismo intelectual

Fuentes: Axis of Logic

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

La esencia del terrorismo intelectual tiene como objetivo la satanización del enemigo, a la vez que se le silencia, y sirve normalmente de antesala a genocidios o asesinatos masivos, como en la experiencia nazi en Alemania. Deshumanizar al enemigo facilita poder llevar a cabo esos actos, de igual modo uno puede lavarse las manos manchadas de sangre pregonando previamente una serie de excusas, pero no se pueden lavar de la misma forma las manchas de una mente culpable. Además de los abusos puestos en marcha, los terroristas intelectuales se esconden también detrás de la promoción de determinados ideales, como la paz, los derechos humanos, la libertad, etc… En nombre de la paz, inician la guerra; imparten conferencias sobre derechos humanos mientras se implican en torturas inhumanas; y dicen que anhelan la libertad mientras secuestran la libertad de los otros, bombardeándoles hasta incinerarles.

Las democracias proyectan el terrorismo intelectual como un ejercicio de la libertad de expresión; muchos de los liberales fanáticos van más lejos aún reivindicando que es un requisito previo de la libertad de expresión. Por tanto, el quid de sus argumentos es: si no puedes aterrorizar a comunidades étnicas como los musulmanes, entonces es que no eres libre y, por consiguiente, ¡no puedes ejercer la libertad de expresión! Por eso, musulmanes, por favor, hagan cola y dispónganse a aguantar más abusos, porque los Liberales Occidentales, y sus periodistas, necesitan llevar a cabo esas acciones, al igual que un drogadicto necesita un chute, para poder mantener su convicción de que son almas libres capaces de ejercer la libertad de expresión. Después de todo, ¿qué podría ser más importante que la libertad de esos chupatintas?

Yendo más lejos aún, las democracias occidentales no sólo satanizan y amordazan simultáneamente a los musulmanes en nombre de la libertad de expresión, sino que incluso afirman que lo hacen en su nombre. ¡Eso es como decirles a los prisioneros del Campo Rayos X [en Iraq] que su encarcelación es de hecho un regalo de los benevolentes EEUU a fin de que se eduquen acerca de los derechos humanos! Como Bush dijo y demostró en Iraq: Muerto o vivo, no importa cómo; ondearon la bandera victoriosa de la ‘libertad’ sobre los cadáveres de un pueblo que ha perdido su libertad de forma definitiva. Pero no importa, ¡todo era en su propio beneficio! Ahora imaginen, mientras someten a todo tipo de abusos a una comunidad particular, que la boca de todos los individuos está sellada con cinta adhesiva, entonces se va y se les da una conferencia acerca de los valores sagrados de la ‘libre’ expresión. Esta es la realidad de la libertad de expresión propugnada por los Liberales Occidentales y laicos, mientras son conducidos por la nariz, como si fueran toros de feria, por sus gobernantes neoconservadores.

Por consiguiente, desde Salman Rushdie hasta el reciente episodio de las viñetas danesas, de nuevo se manifiesta que se espera que, bajo el paraguas de la libertad de expresión, los musulmanes aguanten su satanización; sin embargo, ellos no son libres para responder según su interpretación de la libertad de expresión. Un ejemplo real de este doble rasero fue la libertad de expresión concedida al racista Nick Griffin, dirigente del ala derechista del Partido Nacional Británico (BNP, en sus siglas en inglés), no así para las opiniones expresadas por el Sheik Abu Hamza [*]. ¿Puede alguien dudar del espejo que es sostenido para mostrar nuestra propia hipocresía, mientras que las fechas de los dos procesos coincidían, y resultaba descaradamente obvio que estaban sentados sobre un montón de estiércol apestoso llamado «libertad de expresión» que arrojaba un veredicto favorable para el dirigente del BNP y una sentencia de siete años para el Sheik?

Por libertad de expresión para los musulmanes, no quiero referirme sólo al derecho a emitir fatwas (edictos islámicos) sino al derecho a someter a otras comunidades a tipos y niveles similares de abusos como a los que han sido sometidos ellos en aras de la libertad de expresión. Por ejemplo, ¿se les permitiría a los musulmanes expresar declaraciones contra los judíos, incluidas viñetas satíricas sobre el holocausto? Por supuesto que no, incluso a los no musulmanes, como averiguaron recientemente David Irving y el Alcalde de Londres, Ken Livingston. Fueron crucificados por mantener o expresar sencillamente una opinión (ni insulto ni profanidad); y eso fue apoyado por los mismos liberales descarados y laicos que están dando lecciones magistrales a los musulmanes sobre libertad de expresión.

En el momento presente, el terrorismo intelectual se destina casi exclusivamente al Islam y a los musulmanes. Es cierto que hay igualdad de oportunidades para quienes deseen demonizar a los musulmanes. Cualquiera puede lanzarse a escribir el próximo libro o a encontrar nuevas formas de lanzar insultos al Islam y a los musulmanes. El Presidente de CRE (Comisión por la Igualdad Racial) en el Reino Unido, Trevor Phillips, está en una posición ideal para demostrar esa igualdad de oportunidades. Por eso lo demostró en numerosas ocasiones, criticando recientemente, una vez más, a los musulmanes por aspirar a vivir con leyes islámicas en lugar de aceptar el status-quo. La libertad de opinión o de expresión para los musulmanes ni se plantea, porque siempre son el sujeto de la libre expresión de los otros pero a ellos no se les permite ejercerla.

Según Trevor Phillips, aquellos musulmanes que tengan esa aspiración deberían dejar el país. Esta especie de argumento superficial es normalmente apoyado por los racistas o por quienes son incapaces de defender intelectualmente su postura en contra de los musulmanes. ¿Defendería Trevor Phillips una proposición parecida con respecto a quienes apoyan un estilo marxista de gobernar? Claramente no, en cualquier caso no se les pediría que se fueran al ser la mayoría súbditos nativos británicos. Ahora, me pregunto por qué Trevor Phillips está empezando a sonar como el racista Nick Griffin o el típico periodista de tabloides. Es más fácil plantearles a los musulmanes por qué no se van del Reino Unido ya que la mayoría son inmigrantes. ¡Al defender ese tipo de argumentos, Trevor Phillips ha caído en la misma trampa del racismo que, supuestamente, está combatiendo!

El terrorismo intelectual no sólo se utiliza para convertir a la víctima en verdugo. Por ejemplo, Salman Rushdie [1] y la mayoría de los Liberales Occidentales consideran las protestas de los musulmanes por las viñetas danesas como una manifestación de «totalitarismo» islámico. ¿Decidieron de repente los musulmanes manifestarse de ese modo o RESPONDIERON para rechazar el totalitarismo laico disfrazado de insultos baratos? La lógica que se encuentra detrás del intento de culpabilizar a los musulmanes, en lugar de a los responsables de las viñetas, viene a significar algo así: a menos que te pueda pegar un puñetazo en la cara, tú no tienes libertad, y no deberías limitar mi libertad de pegarte un puñetazo en la cara sin que reacciones. Esto implica que nosotros, como musulmanes, debemos aceptar que nos peguen puñetazos porque si no estaríamos limitando la libertad de los autores de las viñetas e imponiéndoles nuestros valores. ¡Supongo que un asesino en serie podría lanzar también las mismas acusaciones contra los que se oponen a sus prácticas!

Rushdie defiende la necesidad de resistir los totalitarismos religiosos pero debería utilizar ese principio para luchar con los extremistas hindúes en la India o con los militantes judíos en Israel y en EEUU. ¡Pero no hay posibilidad alguna de que eso ocurra! Sabemos que no se necesita especial coraje o convicción para alinearse con la moda actual de Occidente de atacar a los musulmanes tratando de buscar beneficios personales. Atacar a los musulmanes o a cualquier grupo al que se le ha quitado la voz es muy fácil. Como lo es atacar a un país una vez que se le han quitado todas sus armas (codo a codo, guiño a guiño, Bush y Blair). En realidad, la denominada lucha contra los totalitarismos religiosos no es más que una hoja de parra para imponer el totalitarismo laico sobre los musulmanes. Tal conducta supone una forma auténtica de extremismo y no la acusación dirigida contra los musulmanes por reaccionar ante el insulto y la injuria. El auténtico extremismo envuelto en hipocresía es aquél por el que se espera que ataques e insultos repetidos sólo obtengan una recepción pasiva por parte de una víctima dócil y servil.

Incluso hoy en día, los estadounidenses sienten que tenían moralmente derecho a lanzar dos bombas atómicas y no una, matando a más de 200.000 civiles indefensos, contra un enemigo que no disponía de armas para luchar con ellos, justo como el ejército iraquí. Este es sólo un episodio en la historia de una larga lista. Eso muestra que los terroristas intelectuales han conseguido anular la conciencia culpable de sus masas. Cuando es difícil suprimir o anular la culpa, es utilizada como el fútbol en política. Por ejemplo, Occidente está utilizando sus sentimientos de culpa por el holocausto para hacer que los palestinos paguen por sus crímenes -los de Occidente-.

Esos mismos hipócritas acaban de firmar un acuerdo nuclear con la India que está fuera del Tratado de No Proliferación (sin garantías), más de veinte años después de que se desarrollaran y detonaran «ilegalmente» armas nucleares y siete años después de nuevo se probaron y detonaron «ilegalmente» más armas nucleares que sin duda han desarrollado. Mientras, se busca estrangular, satanizar y atacar a Irán por un programa nuclear que NO ha producido armas y que está dentro del TNP. Están aterrorizando a Irán mientras premian a la India porque son unos hipócritas, unos miserables y unos islamófobos de la peor calaña. Sin embargo, son coherentes, ya que continúan atacando y debilitando a los musulmanes mientras fortalecen y arman a los enemigos del Islam.

Los terroristas intelectuales están diciéndole al amplio mundo árabe-islámico que es libre para elegir cualquier sistema que prefiera, ya que eso implica la democracia, pero sólo si el partido ganador no es un partido islámico, y además ese partido debe ser aprobado por ellos. Puedes practicar la libre expresión mientras que la utilices para abusar del Islam y los musulmanes y respetar a los judíos. De forma similar, los Liberales Occidentales continúan gritándoles a los musulmanes que se aguanten, en virtud de la libertad de expresión, mientras que ellos se esconden bajo el paraguas del anti-semitismo, rechazando someterse al concepto de libre expresión. Si eres libre eres libre, igual que una manzana es una manzana. Al restringirlo de alguna manera significa que deja de ser libre, pero parecen estar confusos en este punto. Son precisamente ellos, esos terroristas intelectuales que demonizan a los otros apropiándose de la libre expresión, quienes tratan de limitarla, porque son incapaces de soportar finalmente la libre expresión de otra persona.

[1] www.news.bbc.co.uk/2/hi/europe/4763520.stm

N. de T.:

[*] El Sheikh Abu Hamza al Masri es una de las personalidades islámicas más radicales en Gran Bretaña.

Texto original en inglés:

www.axisoflogic.com/artman/publish/article_21318.shtml