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The Shitstorm Society

Fuentes: Rebelión

La sociedad digital se está transformando a pasos agigantados en una sociedad del escándal o . La era de la sociedad del espectáculo de Guy Debord ha llegado a su fin. La mercancía no son los objetos que encandilan a los consumidores con sus reflejos cuasi divinos y los arrastran a la trampa del materialismo […]

La sociedad digital se está transformando a pasos agigantados en una sociedad del escándal o . La era de la sociedad del espectáculo de Guy Debord ha llegado a su fin. La mercancía no son los objetos que encandilan a los consumidores con sus reflejos cuasi divinos y los arrastran a la trampa del materialismo hedonista. ¡Ojalá los hombres estuvieran aún atrapados en el tener que deviene aparecer! Hoy ya ni eso. Debord criticaba la pérdida del ser en el tener y éste en el aparecer, pero hoy nos vemos ante la anulación de la misma apariencia en la fugacidad del brillo del instante. La apariencia, al fin y al cabo, sigue conservando una reverberación del ser que fue. La apariencia, aunque simulacro, no deja de ser un vástago del árbol de la ciencia, un hijo legítimo aunque estéril, del que no saldrán más ramas para que siga creciendo el árbol, pero que bebe de la misma raíz; siempre cabe hacer un injerto y que el vástago borde engendre hijos legítimos que nos permitan la promesa de feracidad futura.

La mercancía, en la sociedad del escándalo (skandalon, trampa, piedra de tropiezo, pecado), es el empujón, el tronco en el camino, para hacer caer al hombre en la insignificancia, la nulidad de su ser. El ser humano mismo es usado como la piedra de tropiezo para sí mismo y los otros mediante la extensión de la sociedad digital, los medios de comunicación y las redes sociales. No hay distinción entre el el consumo y lo consumido, entre la información y la mercancía, entre lo público y lo privado. Byun-Chul Han lo ha expuesto sucintamente en su última obrita en Herder, En el enjambre: la sociedad digital es una extensión de la sociedad masa moderna en los medios de desprivatización de lo humano. Lo público debe ser el lugar del respeto, donde los hombres nos identificamos y nos reconocemos, mientras lo privado es el lugar del autorreconocimiento de la identidad personal. La sociedad red ha barrido las diferencias y lo público se expone como si se sacaran las vísceras al sol. Lo privado desaparece y sólo queda una hiperexposición de los yoes sin ninguna identidad.

La sociedad digital del escándalo es la muerte definitiva de la posmodernidad. La posmodernidad es a la modernidad lo que la apariencia al ser: un vástago borde y estéril, pero que conserva la raíz que permite un injerto que vuelva a dar fruto. La sociedad del espectáculo aún permitía albergar esperanzas; la sociedad del escándalo es la muerte de la esperanza. El único remedio posible es talar el árbol, arrancarlo de raíz y plantar un árbol nuevo en una tierra no infectada. La sociedad red digital sólo permite la existencia de una miriada de individuos preprogramados para ejercer su función de producción-consumo-destrucción-producción, cual un enjambre donde la estructura genética determina la función de los miembros del mismo. El poder reside en el código de programación del enjambre y sus individuos, la soberanía reside en quien controla el enjambre de la red digital.

Shitstorm es un término que identifica el resultado imprevisto de una acción en internet. Se trata de proceso que se retroalimenta y que genera una explosión de comentarios, noticias y eventos sin ningún tipo de control y respeto por las personas y las cosas. Su significado literal es el que mejor lo expresa «tormenta de mierda». Vivimos ya, literalmente, en la sociedad Shitstorm, sea cual sea la noticia real, inmediatamente se genera en internet, especialmente en las redes sociales, pero también, en un movimiento simpático, en los medios de comunicación tenidos por serios. La noticia puede ser la desaparición de una niña, la muerte de un misionero, la infección de un virus, la guerra en un lejano país o la decapitación de un periodista. Inmediatamente se genera una invasión de comentarios, fotos, vídeos y demás enlaces que distorsionan la realidad como el calor distorsiona la imagen: se puede intuir lo que hay al otro lado, pero no se puede ver con claridad, hasta que al final la imagen, lo real, queda desfigurado de forma definitiva.

La Shitstorm, es a la sociedad digital del escándalo, lo que el estado de excepción a la soberanía en Carl Schmitt. Como bien lo ha visto Han, si el soberano es quien decide sobre el estado de excepción según Schmitt, en la era de la red digital el soberano es quien decide sobre las Shitstorms. Se me ocurren dos ejemplos, uno ya antiguo y otro actual. El 11 de septiembre de 2001 pudimos asistir en riguroso directo global (las 9 hora de New York, las 15 hora Madrid, las 21, hora de Tokyo) a uno de los mejores y últimos espectáculos de la sociedad que difiniera Debord. Todo era claro y evidente: cuatro aviones, de los que vimos sólo uno, se estrellan contra edificios importantes de la capital del Imperio. En menos de dos horas fuimos impactados con las noticias de «ataque» a EE.UU. Vimos, creísmo ver, cómo unos terroristas utilizaban los aviones como misiles contra el corazón financiero y militar de América. En el mismo día ya estaban identificados los responsables y en pocos días más teníamos el relato completo y perfecto del atentado. Los medios de comunicación mundiales iniciaron una tormenta perfecta de… mierda informativa, la primera shitstorm conocida. Nada importaba que no se sostuvieran los hechos narrados. El guion estaba claro: unos terroristas de Al-Qaeda secuestraron los aviones y los estrellaron contra las Torres Gemelas y el Pentágono, el otro avión fue derribado por los propios pasajeros en un acto heroico. Ya tenemos la película al completo: los malos, los buenos, las víctimas y el séptimo de caballería que llegará para vengarlas.

En este relato poco importó a los medios que fuera directamente falso todo. Nada dijeron de que es imposible que alguien sin un entrenamiento muy largo pueda estrellar un avión en un objetivo como un edificio, que los edificios no podían colapsar por un simple fuego en la planta superior, que las Torres Gemelas cayeron en caída libre y a plomo, como sólo se hace mediante una voladura controlada, que se necesitan dos meses y mucho conocimiento para volar un edificio de esas características, que el boquete dejado en el Pentágono coincide con el de un misil, no con el de un avión…, en fin, que el guion no era más que eso, un guion de serie B, una mala película para convencer mediante el martilleo constante de las Torres cayendo a una población asustada y encolerizada.

De esta shitstorm se encargaron los medios de comunicación, las redes sociales aún no tenían el vigor de hoy. El otro ejemplo que quiero traer aquí está directamente relacionado con la sociedad del escándalo plena que vivimos: la decapitación de un periodista. Son imágenes impactantes, que dejan sin aliento a quien las contempla, que impiden utilizar la razón y que despiertan las emociones y las pasiones: odio, miedo, ira, venganza. Ante esas imágenes es imposible pensar y hacer pensar; eso es precisamente lo que pretenden los que las crearon. Porque una sociedad que no piensa es cualquier cosa menos una sociedad. Mediante el control de las emociones y pulsiones sociales se puede conseguir cualquier cosa de los grupos humanos. Es evidente que quien realizó el vídeo, quien lo montó, quien lo editó y quien lo difundió, pretendía eso mismo: infundir miedo, odio y venganza, y evitar la reflexión pausada.

El procedimiento es similar en todos los casos. Un medio destapa la noticia, se produce una reacción viral en la red, todo el mundo queda atento y espectante. Inmediatamente llega la confirmación, «el vídeo es real, no está manipulado», a ella sigue la reacción de los medios y el vídeo es censurado, el contenido no se analiza, sólo se dejan llevar por las emociones. Ya están desatadas las pulsiones sociales, la reacción esperada, la mierda se extiende, el pensamiento queda a un lado y el resultado es… que EE.UU invadirá Siria e irak, otra vez, para frenar la barbarie.

Ya está, todo terminado, la shitstorm society no tiene tiempo para más. Ahora a otra cosa, pues las pulsiones necesitan estímulos constantes que las disparen. Los seres humanos, reducidos a miembros del enjambre social de la red digital apenas pueden ya usar la razón por la que nuestra especie llegó a ser la inteligencia del Universo. Se trata de sentir, actuar, reaccionar y sentir, nada de reflexionar, mucho menos meditar u orar. El mundo pos-posmoderno es la muerte de lo humano como tal, la extensión de la inane e insustancial. Es la sociedad de control en estado puro, un control que no necesita de la biopolítica, pues la polis ha muerto, es el control de la red y de las pulsiones.

Blog del autor: http://bernardoperezandreo.blogspot.com.es/2014/08/the-shitstorm-society.html

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.