El territorio Esequibo cubre 160.000 km2, una superficie superior a la de Grecia: 131.960 km2, o Portugal: 92.225 km2. Duplica la superficies de Austria: 83.880 km2, Irlanda: 70.000 km2 o Hungría: 93.000km2. Triplica la superficie de Dinamarca: 44.500 km2, Holanda: 41.540 km2 o Suiza: 41.300 km2.
Una confluencia de poderes: Estados Unidos, Reino Unido, Unión Europea, con el apoyo militar del Comando Sur y el apoyo económico de la Exxon Mobil, pretende cometer el segundo despojo territorial más grande en la historia de América Latina, superado sólo por el cometido por Estados Unidos contra México en el siglo 19, cuando le cercenaron 1,4 millones de kilómetros cuadrados, casi la mitad de su territorio.
Con la complicidad del gobierno de Guyana, la empresa Exxon Mobil despoja a Venezuela de su petróleo a apenas 200 km de las costas de la Guayana Esequiba, territorio venezolano, tal y como se señala en todas las constituciones nacionales desde 1811.
Guyana y ExxonMobil también violan con absoluta impunidad el Acuerdo de Ginebra de 1966.
Según Exxon, los recursos brutos recuperables sólo en el bloque Stabroek se estiman en 11.000 millones de barriles equivalentes de petróleo.
En la actualidad se roban 380.000 barriles equivalentes de petróleo cada día. Han anunciado la intención de duplicar el saqueo el próximo año.
Existe un alto riesgo de que además estén también extrayendo petróleo en el subsuelo marino venezolano que hace frontera con el Esequibo.
Todos los mapas de Venezuela desde le época colonial, hace más de 200 años, muestran que su frontera oriental es el río Esequibo.
El imperio británico invadió por la fuerza una franja de territorio al otro lado del río, que luego convirtió en un enclave colonial: la Guayana Británica. Inmediatamente inició la penetración de Venezuela al oeste del Esequibo, tratando de apoderarse de todo el territorio hasta el río Orinoco.
Ante los reclamos de Venezuela, en 1899 se convocó un tribunal arbitral en París para resolver la controversia. No se permitió que un solo venezolano pudiese participar. Los jueces fueron convenientemente seleccionados: de Gran Bretaña, Estados Unidos y un ruso. Estados Unidos usurpó arbitraria e ilegítimamente la representación de Venezuela. La amañada sentencia no podía ser otra que beneficiar a Gran Bretaña.
Venezuela continuó la denuncia de tan vergonzosa manipulación jurídica hasta que ambas partes suscribieron el Acuerdo de Ginebra de 1966. Este acuerdo anula la sentencia del Tribunal Arbitral de París de 1899, y estipula que Venezuela y Guyana negocien amistosamente una solución de conveniencia mutua a la disputa por el Esequibo.
El Acuerdo de Ginebra de 1966, titulado «Acuerdo para resolver la controversia entre Venezuela y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte sobre la frontera entre Venezuela y Guyana Británica», señala explícitamente en su Artículo 5:
“Ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras se halle en vigencia este Acuerdo constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar, una reclamación de soberanía territorial en los Territorios de Venezuela o la Guayana Británica, ni para crear derechos de soberanía en dichos territorios, excepto en cuanto tales actos o actividades sean resultado de cualquier convenio logrado por la Comisión Mixta y aceptado por escrito por el Gobierno de Venezuela y el Gobierno de Guyana. Ninguna nueva reclamación, o ampliación de una reclamación existente a soberanía territorial en dichos territorios, será hecha valer mientras este Acuerdo esté en vigencia, ni se hará valer reclamación alguna sino en la Comisión Mixta mientras tal Comisión exista«.
Entre el 2014 y el 2015, Exxon Mobil, enemiga declarada de Venezuela, descubrió grandes reservas de petróleo en el mar del territorio en disputa. Coincidentalmente, el gobierno norteamericano procedió casi de inmediato a declarar a Venezuela “amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional de Estados Unidos” en marzo 2015. Con la complicidad de la Unión Europea y Canadá, impuso un brutal bloqueo económico, comercial y financiero contra Venezuela, le confiscaron todos sus ahorros en cuentas bancarias en el extranjero y la expulsaron del sistema interbancario SWIFT, para impedir toda transacción económica o financiera. Se impuso además un embargo a la producción y exportación de petróleo, la base fundamental de la economía del país. Entre sus consecuencias, se provocó el colapso de la economía nacional, el severo empobrecimiento de la población y una emigración masiva. Un grotesco castigo colectivo que ha sufrido Venezuela durante nueve (9) años.
En abierta violación a la constitución nacional, procedieron además a nombrar un “presidente interino”, con el compromiso de entregar “legalmente” las tres refinerías de petróleo propiedad de PDVSA localizadas en Estados Unidos, administradas por la empresa CITGO; entregar la empresa de fertilizantes MONÓMEROS, localizada en Colombia; entregar las reservas de oro depositadas en el Banco de Inglaterra y la entrega del Esequibo a Guyana.
Se constituyó también el Grupo de Lima, coordinado por Estados Unidos, para impulsar una intervención militar multinacional, derrocar al gobierno de Venezuela y repartir sus cuantiosas reservas de petróleo, gas y oro, a través de concesiones a largo plazo, entre empresarios de sus países miembros.
Al mismo tiempo, el gobierno de Guyana procedió a exigir la aplicación de la decisión del Tribunal Arbitral de París de 1899, solicitando para tal efecto la intervención de otro equipo parcial de jueces, en este caso de la Corte Internacional de Justicia, cuya imparcialidad es frágil y dudosa, y cuya jurisdicción es rechazada por Venezuela.
Exxon además insta a Guyana a provocar una guerra fronteriza para que la flota naval del Comando Sur de Estados Unidos, apostada en los mares adyacentes, pueda intervenir. La flota del Comando Sur ya está estacionada en aguas frente al Esequibo, con presencia militar en la propia Guyana.
La historia de Guyana es una historia de esclavitud, colonialismo y racismo, con una estratificación social basada en el color de la piel y el origen étnico. Las primeras elecciones libres se realizaron en junio de 1953, con la elección de Cheddi Jagan, un gobierno anti colonial y progresista de izquierda. Cuatro meses más tarde fue invadida por el ejército del Reino Unido, con apoyo de Estados Unidos. El gobierno fue derrocado y la constitución derogada. Winston Churchill había señalado: “Necesitamos el apoyo de Estados Unidos para reventarle los dientes al comunismo en la Guayana Británica” (https://www.theguardian.com/commentisfree/2020/oct/30/1953-britain-guyana).
Un par de años antes, Inglaterra había acordado con las fuerzas locales una constitución y la participación de partidos locales en las elecciones, aunque manteniendo el poder central en el gobernador designado por el imperio británico.
Venezuela ha convocado un referéndum popular para que la población se exprese sobre la controversia en torno al Esequibo. La quinta pregunta se refiere al establecimiento de un nuevo estado en el territorio en disputa, para otorgar la ciudadanía venezolana a sus habitantes e impulsar programas de desarrollo.
En un acto de desesperación, el gobierno de Guyana y Exxon Mobil exigieron la intervención de la Corte Internacional de Justicia para prohibirles a los venezolanos que se pronuncien sobre esta controversia. Solicitan que la CIJ intervenga directamente en los asuntos internos de Venezuela y callen la voz de su pueblo.
La controversia sobre el Esequibo no se limita a una disputa territorial entre dos países. Está en juego la soberanía de Venezuela, la auto determinación de sus ciudadanos, sus derechos históricos, el derecho internacional, la integridad del Acuerdo de Ginebra de 1966 y la cuestionable honestidad e imparcialidad de la Corte Internacional de Justicia.
El pueblo venezolano hará resonar su voz, clara y fuerte, para que todo el mundo la oiga.
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