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Todos contentos

Fuentes: Rebelión

España gana la medalla de oro en el ranking de hombres más ricos del mundo. En estos momentos me pregunto si debo agarrar la bandera, un sombrero de comodín con los colores de la rojigualda, un pito amarillo y una bubucela roja y salir a las calles como ya hice cuando ganamos el mundial, el […]

España gana la medalla de oro en el ranking de hombres más ricos del mundo. En estos momentos me pregunto si debo agarrar la bandera, un sombrero de comodín con los colores de la rojigualda, un pito amarillo y una bubucela roja y salir a las calles como ya hice cuando ganamos el mundial, el europeo o las pasadas medallas en los juegos olímpicos del democrático Brasil. Hay que celebrar la marca España cada vez que se pueda, cada vez que somos los número uno en algo, cada vez que un españolito de pro, como el bueno de Amancio Ortega, supera en la foto finish a los reyes de las medallas de oro que son los usamericanos. En estos momentos tengo unas ganas irresistibles de darme golpes en el pecho y gritar «yo soy español, español, español…». ¿Qué carajo me importan a mí las costureras de ocho años y nueve años de Bangladesh si hay un español que ha superado al más de los más que es Bill Gates? Llevo la marca España tatuada en el corazón y cada éxito es un éxito colectivo; y si para ello hay que sacrificarse y aceptar el cierre de una fábrica en Talavera de la Reina para abrir otra en Tánger pues se acepta. Trabajadores Talaveranos, gracias a vuestro sacrificio como españoles un español es ahora el number one de los más ricos del mundo.

Lo que importa es el éxito, el éxito asociado a una bandera. El brillo del éxito ciega todo lo que flota alrededor del foco del éxito. Pero para que brille es necesaria la luz que emana de la bandera. Tienes una historia de éxito y un pasaporte español, tienes pues una noticia de celebración, de adulación. En esto el ámbito deportivo es rico en anécdotas. En el ámbito empresarial, en cambio, las ocasiones de celebración pública son más escasas. Los negocios se llevan con discreción. No es necesario saber que para amasar una fortuna no se pagan impuestos como hace el Corte Inglés o se precariza a las vendedoras de las tiendas o se esclavizan a niñas en la India o se adula a dictaduras Saudís para obtener concesiones en líneas de tren al tiempo que se ganan champions leagues. No es necesario saberlo, pues uno de los nuestros ha llegado a lo más alto y el cómo lo ha conseguido no es importante. La bandera que nos une está por encima de la justicia social y todo el que la ensalce, la dignifique y la ponga en el mapa del mundo debe ser adorado y celebrado.

Debemos estar contentos. Un pasaporte que a otros se les niega nos une al campeón. ¿No lo entendéis? ¡Debemos!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.