«Trabaja, cerebro, trabaja; da luz. Trabaja hasta que te aniquile la fatiga. Dentro de los cráneos de las multitudes hay muchas sombras: ilumina esas tinieblas con el incendio de tu rebeldía.» RFM Las ideas anarquistas han sido muy importantes para generar estrategias de lucha y resistencia, en México no han tenido la influencia que en […]
Las ideas anarquistas han sido muy importantes para generar estrategias de lucha y resistencia, en México no han tenido la influencia que en Sudamérica o en España, pero sin duda han sido aportes significativos en las luchas del siglo XXI. La caída del bloque socialista puso en evidencia muchas de las contradicciones que un siglo antes alertaran los teóricos de la lucha antiautoritaria y al mismo tiempo las ideas de autogestión y autonomía han demostrado una pertinencia enorme para muchos rincones del mundo donde se construyen embriones del otro mundo que necesitamos.
Un revolucionario debe escudriñar en todas las formas de pensamiento que puede conocer para construir una lectura propia de su realidad, debemos escuchar-hablar como parte de una praxis revolucionaria que nos permita entendernos como sujetos capaces de entender las particularidades de nuestro tiempo, de nuestro momento histórico. Es así que podemos encontrar hoy por hoy en el pensamiento anarquista y libertario una beta muy importante para repensar nuestras formas de hacer política y nuestras estrategias para la rebeldía.
Es prioritario entonces como un principio democrático reivindicar al anarquismo como una posición política legítima, vigente y necesaria, debemos elevar nuestras voces en contra de la criminalización las ideas rebeldes y de las personas que militan con ellas, contra el autoritarismo que se cierne sobre nuestra ciudad y es nuestra tarea dar un debate serio que nos permita realizar un diagnóstico de la situación política actual.
Hacer estas valoraciones no implica que nos asumamos anarquistas o que debamos ser acríticos y huir del debate que desde hace unos meses se ha intensificado, sobre todo, aunque no es exclusivo, en el sector juvenil. Hay un debate pendiente sobre las formas de hacer política, lo que debemos promover son espacios de diálogo y discusión seria y profunda para ubicar las estrategias necesarias y posibles para dar la lucha en aras de una transformación radical de nuestra sociedad.
Existe un reflujo de la izquierda en muchos sentidos, hay también la ausencia de una iniciativa política que acuerpe y dé respuesta ante la emergencia que se cierne en nuestro país, la ofensiva de la oligarquía y la clase política en detrimento de las conquistas históricas del pueblo mexicano apremia a actuar, pero no puede ser la desesperación la que se apodere de nuestras acciones, al contario. Ante la confusión y el shock que provoca la estrategia del Estado debemos ser mucho más astutos y creativos para generar la resistencia que detenga la ofensiva pero sobre todo, para dar pasos adelante que construyan alternativas reales en las comunidades, a las personas, que permitan dignificar nuestras condiciones de vida.
Hemos de iniciar pronto un proceso que construya perspectivas estratégicas que contribuyan a acumular fuerzas, que nos permita al movimiento social en general construir una legitimidad creciente en la sociedad civil, establezcamos interlocución con la gente. El discurso autoritario de la vanguardia que se confronta con el estado a pesar del movimiento social mismo muestra un desprecio a todos los que no comparten su visión. México no necesita redentores ni mesías que nos rescaten del autoritarismo. Es necesario mirar en el México de abajo que nos duele y no permitir que la desesperanza siga apoderándose de nuestras convicciones, no caigamos en el juego que desde las cúpulas del poder nos quieren imponer, no reproduzcamos los estigmas y los vicios que los medios de comunicación difunden, no peleemos con fantasmas. Es necesario que hagamos un esfuerzo extraordinario para repensarnos y poner en marcha toda nuestra creatividad en esta nueva etapa para la que hace falta mucha rebeldía.
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