Después de reflexionar sobre las palabras de un académico [1], en una entrevista que le hice sobre el asesinato de bin Laden, percibí que había muchas preguntas que podría agregar, naturalmente aportando también mis ideas, en un intento humilde de provocar una acción sinérgica. Le pedí otra entrevista y me preguntó si podría ser el […]
Después de reflexionar sobre las palabras de un académico [1], en una entrevista que le hice sobre el asesinato de bin Laden, percibí que había muchas preguntas que podría agregar, naturalmente aportando también mis ideas, en un intento humilde de provocar una acción sinérgica.
Le pedí otra entrevista y me preguntó si podría ser el día siguiente a las 2 de la tarde, convinimos el encuentro no sin antes responder a su pregunta ¿tiene alguna idea nueva? En realidad tengo nuevas dudas, respondí.
Nos encontramos en su despacho y tras una taza de café comenzamos el diálogo.
GP.: Vuelvo a comenzar con mi pregunta de hace un par de semanas. ¿Cree usted que Bin Laden fue asesinado el 2 de mayo en Pakistán?
Dejando de lado las hipótesis y hablando ya libremente, sólo usando mi pensamiento, mis convicciones y creencias yo contestaría con un rotundo no.
GP.: ¿Así, tan seguro?
Absolutamente, si lo hubieran encontrado vivo, no existe ninguna razón válida para no haberlo secuestrado en secreto. Y no solo a él, también a todos los presentes en el lugar.
Fíjese cuántas ventajas:
– Evitar la venganza de sus partidarios. Ya empezó con la muerte de los 80 reclutas de la policía en Pakistán.
– Información de primera mano.
– Evitar el desprestigio ante los pueblos del mundo por un asesinato a sangre fría y sin juicio de una persona desarmada ante sus familiares.
– Lo único que habrían perdido sería la mejora de la imagen de Obama, pero por lo que estamos viendo fue un mal cálculo porque ya el atentado en Pakistán y las amenazas recibidas están opacando rápidamente el pequeño destello.
GP.: ¿Y a quién arrojaron al mar?
PA.: Hubo unos cuantos muertos en el ataque. ¿Para qué andar mostrando la cara a todo el mundo? Que en realidad fue lo que hicieron: ni fotos, ni filmaciones, ni un cabello para que los que quisieran pudiesen verificar el ADN.
GP.: Y ¿si bin Laden estuviera vivo y ahora se mostrase por allí?
PA.: Estuve reflexionando mucho sobre ello y llegué a la siguiente conclusión: ¿Qué causa válida hay para ocultar un trofeo de guerra como el que dicen haber obtenido? Ninguna, pero ninguna absolutamente. Con perdón de la comparación de un ser humano con un animal, sería como salir a cazar un león, cazarlo y luego atarle un peso en una pata y tirarlo al mar. Sin fotos, sin cabeza para adornar la sala del cazador, no… demasiado irracional. No fue a bin Laden al que mataron. Entonces o bien sigue vivo, con lo que el papelón si aparece es mayúsculo, o murió en alguna de las dos ocasiones bien documentadas que se mencionan como posibles [2]. Me inclino naturalmente por la última alternativa. Los Estados Unidos no mentirían con tanto riesgo de quedar en ridículo y encontraríamos una explicación más razonable a la falta de fotos, muestras para ADN y lanzamiento al mar. Descarto la versión oficial por inverosímil (para rematarla sin ninguna prueba sólida).
GP.: Gracias, profesor, a veces se necesita un poco de cordura para compensar el disparate mediático que nos rodea.
Para hacer un pequeño aporte. Pensé en el helicóptero caído, fácilmente identificable como estadounidense, pero… ¿Qué diferencia hay en un cadáver sin fotos ni muestras para ADN, arrojado al mar bien tapadito y bin Laden encerrado en un camarote de seguridad?
Notas:
[1] http://www.rebelion.org/
[2] La segunda muerte de Osama: http://www.rebelion.org/
Guillermo F. Parodi es escritor, profesor universitario, miembro del Observatorio Internacional de la Deuda y de los colectivos Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala (www.tlaxcala.es), la red de traductores por la diversidad lingüística. Este artículo se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la revisora y la fuente.