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Acuerdo Comercial entre Ecuador y UE

Un Acuerdo más allá de «las líneas rojas»

Fuentes: Rebelión

Ecuador abandonó en 2009 las negociaciones que mantenía junto a Colombia y Perú de un tratado comercial con la Unión Europea (UE), por considerar que no favorecía al desarrollo del país. El tratado comercial buscaba principalmente eliminar aranceles y barreras comerciales a los productos andinos para ingresar a la UE, y viceversa; es decir, era […]

Ecuador abandonó en 2009 las negociaciones que mantenía junto a Colombia y Perú de un tratado comercial con la Unión Europea (UE), por considerar que no favorecía al desarrollo del país.

El tratado comercial buscaba principalmente eliminar aranceles y barreras comerciales a los productos andinos para ingresar a la UE, y viceversa; es decir, era un acuerdo que buscaba un «libre comercio». El inconveniente principal que se presentaba era la gran diferencia competitiva entre las mercancías andinas y las europeas; sólo por citar, la agricultura europea, tiene alta tecnología y buena parte es subsidiada por los estados, lo cual reduce los costos de producción y comercialización, frente a la agricultura andina no subsidiada y sin tecnología de punta, representa -per se- una gran ventaja.

Colombia y Perú firmaron el acuerdo en 2012, y entró en vigencia provisional en 2013 y se prevé que existiría un ahorro de unos 500 millones de euros anuales por la eliminación de impuestos. Ecuador y la UE, en 2011, realizaron intercambios comerciales por un valor de 3.781 millones de euros, siendo la UE el segundo socio comercial del Ecuador con casi el 10% del total de importaciones. Por esta razón, para algunos sectores comerciales y productivos, como el banquero Guillermo Lasso, en un logro el retomar las negociaciones de un Acuerdo Comercial con la UE.

La delegación ecuatoriana inició la primera ronda de negociaciones, del 13 al 17 de enero del 2014, estuvo conformada por el ministro de Comercio Exterior, Francisco Rivadeneira, René Ramírez, secretario de la Senescyt (Edu. Superior y Ciencia), los ministerios de Agricultura, Comercio, Coordinador de la Política Económica, Finanzas, y representantes de SRI (Rentas Internas), IEPI (propiedad intelectual), Sercop (Compras Públicas), Agrocalidad y Superintendencia de Bancos y Seguros.

Entre los temas delicados de la negociación están: ofertas arancelarias para el acceso al mercado de bienes agrícolas e industriales, transferencia de tecnología, compras públicas, servicios, establecimientos y propiedad intelectual.

La posición del Gobierno Ecuatoriano ha sido que: «se negocie soberanamente y que se protejan los intereses del Ecuador. Vamos a respetar absolutamente todas las líneas rojas que existen, pero sabe mos hasta dónde podemos llegar»; como han anunciado varias organizaciones sociales le tomamos la palabra al presidente Correa (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=179577&titular=organizaciones-sociales-expresan-preocupaci%F3n-por-una-posible-%93mala-negociaci%F3n%94-con-la-uni%F3n-europea-).

Revisemos cuáles podrían ser los riesgos de firmar un acuerdo más allá de las líneas rojas:

En temas agrícolas, como indicamos, competiríamos contra productos subsidiados, producidos con alta tecnología, y en ciertos casos transgénicos; principalmente, en productos como cereales, lácteos, cárnicos, legumbres, entre otros; además, debemos considerar que la UE representa la producción de 28 países frente a la producción ecuatoriana aún insuficiente en varios ámbitos.

Es evidente que la producción industrial y la transferencia de tecnología europea son superiores a la ecuatoriana, ampliamente, por lo cual una liberalización arancelaria a su ingreso, podría significar un mayor déficit en nuestra balanza comercial y una dependencia aún mayor, lo cual sería un retroceso para el «cambio de matriz productiva». Incluso se podría dar la posibilidad de que compañías o estados europeos puedan participar en los concursos de obras públicas del Ecuador, ¿acaso habría justa competencia entre ofertantes nacionales y europeos?

El principal punto a negociar, es el referido a la propiedad intelectual, la mayor venta de la UE son marcas, licencias y patentes, por lo cual busca: la protección de los datos de prueba en medicamentos (patentes), la protección por seten ta años a los derechos de autor, y en especial las indicaciones geográficas y lo referente a denominaciones de origen; es decir, nuestras pro ductoras de lácteos podrían llegar a pagar por la producción de queso parmesano, por su procedencia de Parma, Italia.

En cambio, Ecuador deberá negociar: la protección a conocimientos tradicionales, biodiversidad y recursos genéticos; biopiratería y no ingreso de semillas y cultivos transgénicos; de igual manera, debemos prestar atención a los proyectos emblemáticos de la llamada «revolución educativa» como son Yachay e IKIAM que serán las instituciones encargadas de la investigación de biotecnología, conocimientos ancestrales, biodiversidad, etc., y que podrían ser de interés de compañías europeas.

Por otra parte, también se debe considerar la negociación de los Tratados Bilaterales de Inversión (TBI), con ellos habría protección y facilidades para la inversión de capitales europeos (públicos o privados) para proyectos y compras públicas, así como para iniciativas privadas; el cuidado debe radicar en las condicionalidades para los TBI´s que va a plantear la UE, que siempre serán en beneficio de sus empresas y estados.

Por ejemplo, hace pocos meses la Asamblea Nacional denunció el A cuerdos para la promoción y protección recíproca de inversiones entre España y Ecuador que determinaba toda una legislación de preferencia y protección a capitales ibéricos, en contra de lo establecido por nuestra Constitución del 2008.

Finalmente, hay que estar atentos a la actitud negociadora del gobierno ecuatoriano ya que se espera que hasta el primer semestre del 2014 se llegue a un acuerdo, en no más de tres o cuatro rondas de negociación. Si bien se ha señalado que existen «líneas rojas que no se pueden negociar», el propio Ministro de Comercio Exterior, Francisco Rivadeneira, ha expresado que «esperan un trato especial y diferenciado» y obtener «más de lo que les dieron a Colombia y Perú»; ya que la intención de la UE es que Ecuador se adhiera al Tratado firmado por los gobiernos de Bogotá y Lima, el mismo ministro indicó: «Nos incorporamos a un acuerdo que tiene un tronco común, elementos comunes, pero que tiene grandes particularidades para cada caso», como se puede apreciar desde el inicio hay una actitud de ceder en varios aspectos por parte del gobierno.

Hay que estar vigilantes que el Acuerdo Comercial que se logre con la UE, propenda a un Comercio Justo, antes que a un Libre Comercio que vaya en contra de la soberanía, producción y Constitución de nuestro país.

Esperemos no queden atrás aquellos discursos sobre la integración, las relaciones de complementariedad entre países, las relaciones Sur-Sur, que marcaban el norte en nuestra brújula.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.