La mayoría del pueblo brasileño y muchas organizaciones internacionales aseguran que los casi cuatro años de Jair Bolsonaro en el poder han sido un verdadero desastre económico-social para sus habitantes.
No obstante el mandatario, a quien las encuestas lo dan como perdedor frente a su oponente Luís Inacio Lula da Silva en las próximas elecciones del 2 de octubre, está buscando que la administración estadounidense salga en su rescate para lograr la reelección.
En una entrevista con el canal estadounidense Fox News, Bolsonaro declaró que si pierde las elecciones, “toda América del Sur se pintará de rojo y Estados Unidos se convertirá en un país aislado”.
Al buen entendedor con pocas palabras bastan. Es decir, le introduce el miedo a Washington para que lo ayude por cualquier vía, con el objetivo de que no tomen el poder las fuerzas progresistas encabezadas por Lula.
Desde enero de 2019, el ultraderechista mandatario ha llevado al país a una de las crisis económico-sociales más profundas de las últimas décadas.
Los datos de varias instituciones y organismos internacionales son muy similares a la hora de reflejar la precaria situación en la que sobrevive la mayoría de los habitantes del gigante sudamericano.
El Instituto Data Forja informó que, uno de cada cuatro brasileños no tiene la comida necesaria para alimentar a su familia por las políticas neoliberales que lleva adelante el régimen y agregó que Brasil retrocedió 30 años e ingresó al Mapa de Hambre a nivel mundial.
Detalla ese estudio que en medio de la escalada de los precios de combustibles, alimentos y la falta de empleo, la inflación se situó en 13,84 %
Para el Banco de Alimentos, la inseguridad alimentaria durante el período de Bolsonaro ya afecta al 58 % de la población, debido a la falta de políticas sociales agravadas por la pésima gestión de la administración durante la pandemia de Covid-19.
Otro informe, el del Instituto de Geografía y Estadística concuerda que la inflación en los últimos 12 meses fue de 13,84 % y especifica que los combustibles aumentaron 7,4 % mientras que los productos alimenticios perdieron un 30 % en los niveles de compra.
Para la Red Brasileña de Pesquisas, Soberanía, Seguridad Alimentaria y Nutricional la situación de hambruna total en el país es alarmante, pues 33 millones no tienen que comer y en unos años las personas con hambre se incrementarán en otros 14 millones, a la par que el 58,7 %, o sea 125 millones viven en inseguridad alimentaria.
El último documento de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) especifica que entre 2019 y 2021, la inseguridad alimentaria grave alcanzó a otros 15 400 000 brasileños (7,3 % de la población)
Explica el informe que la cifra ya ha escalado a 61,3 millones de brasileños de los 213 millones de habitantes.
Como se nota, al comparar los índices de las diversas organizaciones, estos son bastante similares y en todos se demuestra la acuciante situación social existente en el país.
Las ansias de Bolsonaro por impulsar las privatizaciones en beneficio de los grandes capitales no se detienen. Recientemente propuso la venta de la refinería Reman de la estatal Petrobrás que ya fue aprobada por el Tribunal de Cuentas de la Unión por lo que la compañía sufrirá una reducción del 72 % al 45 % de la participación estatal.
Asimismo, su administración recortó el pasado enero los fondos para las investigaciones científicas y políticas públicas a los pueblos indígenas, lo cual imposibilita mejorar las condiciones en asentamientos rurales, investigaciones en universidades, reforma agraria, regulación de tenencia de la tierra, así como políticas de igualdad y lucha contra la violencia machista. En total los recortes fueron de 580 millones de dólares.
Y qu´e decir de la destrucción de la Amazonía brasileña. Solo en el primer semestre de 2022 desaparecieron 3 987 kilómetros cuadrados de vegetación nativa, lo que impuso un nuevo récord de deforestación según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE).
Las estadísticas del INPE puntualizan que la desforestación en la zona se incrementó en un 10,6 % en relación al mismo período de 2021, equivalente a 483 terrenos de fútbol.
Pese a todas estas calamidades, Bolsonaro persiste en la reelección presidencial y en busca de los necesarios votos, logró aprobar en el Senado varias medidas que le permiten la creación de un bono temporal de 187 dólares para camioneros autónomos; aumentar de75 a 112 dólares la ayuda mensual a las familias más vulnerables dentro del programa Auxilio Brasil; transporte gratuito para los ancianos; beneficios para los taxistas o transferir hasta 712 000 dólares para mantener la competitividad del etanol frente a la gasolina hasta diciembre, mes en que culmina su mandato.
Hasta ahora, las encuestas auguran una ventaja para Lula (45 %) sobre su contrincante Bolsonaro (34 %). Y si llegaran a una segunda vuelta, el primero se alzaría con la victoria con un margen del 18 %.
De todas formas, el pueblo tendrá que estar alerta pues el ultraderechista intentará cualquier fórmula para no dejar el poder y en esa vertiente puede contar con el apoyo de Washington.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.
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