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Un diálogo con el periodista y dramaturgo Antonio Callado

Un Kuarup para Antonio Callado (II)

Fuentes: Rebelión

Traducido para Rebelion por Catherine Bryan

Antonio Callado, periodista, novelista, dramaturgo y biógrafo, nació en Niterói, Rio de Janeiro, el 26 de enero de 1917.

Un «Kuarup»(1) para Antonio Callado (I)

Jorge Vital de Brito Moreira (28-01-2011)

A.C. Yo fui preso mientras estaba escribiendo el Quarup, de manera que todo eso fue modificando el proyecto inicial. Está claro que allí existe una idea generalizada de Brasil, de lo que esperé, de lo que pensaba que se hacía: yo realmente pensé, en los años 60 de la dictadura militar, que Brasil pasaba por su última experiencia del tipo autoritario y que de allí fuera a partir para una importante organización de su vida social. Nosotros soportamos un régimen militar que estaba empezando cuando escribí el Quarup en 1967 y me pareció seguro que Brasil (con el adelanto que ya tenía del punto de vista cultural, del punto de vista económico, todo junto), que aquella experiencia autoritaria, anticuada de dictadura violenta y militar, fuera la última y que de allí en adelante nosotros íbamos a tener un tipo de vida diferente. Eso, infelizmente no sucedió, como tú sabes muy bien.

J.V. Según la maestra, Ligia Chiappini Moraes Leite, tu obra, especialmente desde el Quarup, ha sido leída como la expresión de un proyecto nacional y popular de la cultura brasilera. ¿Cuál es tu concepto de nación y de lo popular hoy, en 1994? ¿Cuáles son las diferencias en relación con los años 60? ¿Quién es el pueblo brasilero? ¿Es posible pensar en organizarlo todavía? ¿Cuál es el papel del intelectual y de la literatura en esta nueva situación?

A.C. Bueno, en primer lugar, cuando se habla de que nosotros tenemos un proyecto, tú sabes muy bien que no es exactamente así, quiero decir, uno no empieza la vida con un proyecto y luego va realizando las cosas del proyecto. Las cosas suceden y uno reacciona a ellas. No hay duda ninguna de que el Quarup fue un proyecto en el sentido de que es un libro, digamos, extenso y en él están encerradas muchas experiencias de mi vida. Fue el primer libro que hice planeando realmente las cosas de una forma rigurosa porque, inclusive, mucho de lo que pasa en el Quarup yo vivía en aquel momento.

Yo fui preso mientras estaba escribiendo el Quarup, de manera que todo eso fue modificando el proyecto inicial. Está claro que allí existe una idea generalizada de Brasil, de lo que esperé, de lo que pensaba que se hacía: yo realmente pensé, en los años 60 de la dictadura militar, que Brasil pasaba por su última experiencia del tipo autoritario y que de allí fuera a partir para una importante organización de su vida social. Nosotros soportamos un régimen militar que estaba empezando cuando escribí el Quarup en 1967 y me pareció seguro que Brasil (con el adelanto que ya tenía del punto de vista cultural, del punto de vista económico, todo junto), que aquella experiencia autoritaria, anticuada de dictadura violenta y militar, fuera la última y que de allí en adelante nosotros íbamos a tener un tipo de vida diferente. Eso, infelizmente no sucedió, como tú sabes muy bien.

J.V. Pero, de cierta forma, algunas expectativas que tradujiste, expresaste, representaste en el Quarup, han continuado por un mayor período de tiempo, por ejemplo, la Teología de la Liberación, que ha tenido una gran penetración en Brasil…

A.C. Tuvo y aún tiene, no hay duda. No, yo no estoy diciendo que el país acabó, que no hay nada más para hacer. No es eso, pero el país todavía no ha entrado en una ruta que uno pueda decir «bien, ahora está cierto, tiene mucha cosa errada, pero el país asumió su propio gobierno, asumió su propio destino.» Eso yo creo que aún no ha sucedido. Hay oportunidades, el país es rico. El país tiene muchos recursos a explotar. El país todavía no se ha educado. Tú puedes observar el porcentaje de nosotros que sabe leer, escribir, y que además busca libros para leer (procura dar forma a las cosas), es muy pequeña. Nosotros estamos cargando una masa de personas que nosotros mismos abandonamos y que, por lo tanto, no forma parte del país. Ellas solamente sufren la vida, sin saber exactamente lo que es eso. Entonces, todo eso es indicio de un desorden aún muy grande en el país. Todo eso es lamentable. Nosotros aguantamos 20 años de dictadura y todavía no hayamos resuelto los problemas fundamentales de modo a poder decir: «bueno, eso acabó, de aquí en adelante vamos a tener una cosa que enseñe la razón de ser.» Infelizmente, no creo que nosotros hayamos llegado a este punto.

J.V. Todos los indicadores socio-económicos se empeoraron, ¿cierto? El desempleo, el hambre, el abandono de niño y su asesinato; en fin los derechos humanos básicos aún son inexistentes para la mayoría de la población.

A.C. ¡Es una concentración de la riqueza inédita! Nosotros tenemos una clase rica en Brasil, que tiene gigantescas compañías formidables en las grandes ciudades de São Paulo. Yo tuve la oportunidad de hacer conferencias y visitarlas. Yo voy a Campinas y me quedo bobo al ver que el interior de São Paulo tiene más de dos veces el producto interno bruto de Argentina. El estado de São Paulo es un gran «país», sin embargo, aquello no se comunica al resto de Brasil, no está en el mismo nivel. Dentro de São Paulo uno ve miseria, ve desempleo. ¿Cómo es posible eso? ¿Cómo es posible que el país aún esté tan confuso?

J.V. Pasemos a otra pregunta, que es muy importante para el trabajo mío: algunas veces yo he leído que tu formación es católica. Algunos críticos han señalado la relación entre arte, política y religión en la obra tuya. ¿El catolicismo continúa siendo la base de tu pensamiento político o ya no crees en esa formación?

A.C. Yo ya no creo más (para poner las cosas muy claras) en la formación católica, en Dios, en los dogmas. Ya estoy lejos de todo eso hace mucho tiempo. Cuando yo hablo de una formación católica lo que quiero decir es que uno no escapa de la presión de una educación. No que yo haya estado en colegio religioso de curas. Nada de eso. Pero dentro de mi casa había realmente aquel clima: mis tías iban a la misa pero mi madre no era muy católica. Sin embargo yo pienso que cualquier tipo de experiencia religiosa yergue el pensamiento de las personas, lo quita de la cosa más contingente, del día tras día. La gran música del occidente, por ejemplo, está profundamente ligada a la religión. Bach, Mozart, en todos ellos la ligación es enorme… Hoy en día vivimos (yo diría que los brasileños piensan que no) en un país muy ateo. En Brasil, uno tiene la religión oficial que está, en nuestros días, muy distante del pueblo. Tú ves personas como Don Luciano de Almeida que me parece una bella figura, un hombre que va en serio… los de la Teología de la Liberación (que son nuestros amigos muy activos, y muy conectados directamente a las cosas políticas) traen la alternativa religiosa para el pueblo, pero el pueblo, el grande pueblo no está interesado… Y no hay tampoco la ligación cultural que existe en otros países civilizados. Sobretodo en relación a la música… La música de iglesia, la música de concierto desaparecieron; además nunca hubo realmente en Brasil una conexión profunda, pues todo aquí es muy superficial.

La Teología de la Liberación mantiene, en el terreno político, la necesidad de la idea religiosa, esto es, de una dimensión arriba de la experiencia humana vulgar que todo el mundo tiene. Yo tengo la impresión que eso está desapareciendo en Brasil. Nosotros estamos en un país ateo, en un país de un realismo pequeño, menor.

J.V. Y sin embargo, las experiencias que hubo en la Unión Soviética, en China, o Cuba, sus intentos de derrotar o sustituir la religión en la vida de sus pueblos, fracasaron. Polonia continúa católica, Cuba continúa con la santería, el vodu, el catolicismo, etc.

Hasta el momento mi impresión es que cuando el Estado ha tratado de competir o superar la religión, él fue derrotado. Ahora, el problema para mí es el siguiente: el lado progresista (el que lucha por la justicia social) de la iglesia que se expresa en la Teología de la Liberación, también fue derrotado relativamente. Ese papa polaco, Juan Pablo II, es una autoridad conservadora, que no tiene el mínimo interés en mejorar la situación socio-económica de los pobres y oprimidos. Esa es mi lectura actual. Mi problema es, cómo preservar la religiosidad sin religión organizada, burocratizada, porque la dimensión de que tú hablas, esa relación de comunión cósmica entre el individuo, la naturaleza y el universo (esa esfera que algunos freudianos identifican con «el retorno al útero materno»), son cosas extremamente importantes para la vida de las personas y las comunidades.

Yo creo que tratas de hacer eso en el Quarup pero lo que más me impresionó es que tú has utilizado el mito cristiano del sacrificio del hijo sin el consentimiento de la madre, para enseñar la espectacular revuelta de la mujer y de los oprimidos: Dios sacrifica a Jesús sin el consentimiento de María y ella, indignada, se subleva, lo destrona y asesina a Dios. Es el mito Mariano. Incluso, en mi entendimiento, es el centro figurativo de la novela Quarup. Es el centro de la lucha simbólica contra la dictadura y el autoritarismo en Brasil. Y esa narrativa, ese imaginario, sirve muy bien al movimiento feminista.

Y sin embargo, hay otra línea narrativa que parece contradecir esa línea feminista que es la siguiente: Nando, después de que es preso, torturado, lisiado por la dictadura, pasa algún tiempo haciendo un apostolado de amor en la playa. En tu opinión, ¿él se está liberando y liberando a esas mujeres o él las está utilizando como objetos sexuales?

A.C. Nando está menos utilizando a esas mujeres que realizándose porque en la realidad, Nando tiene una gran pasión por Francisca. Con esa forma de amar, el siente un exceso de vida, de amor, que el procura distribuir, digamos. En la idea de Nando, él está pensando en un mundo en que esos valores sobrevivirían. Lo que es exactamente lo contrario de lo que está aconteciendo en un país como Brasil. Nuestro país esta extinguiendo ese tipo de imaginación que Nando mostraba cuando se estaba relacionando con la prostituta pero viendo a Francisca en ella. Esa forma de amor sólo es posible, creo, dentro de una experiencia de tipo religioso. Creo que eso no pasa si uno es ateo y absolutamente inmediatista; y por más inteligente que tú seas, del punto de vista de la cultura como aprendizaje, no es suficiente para tener una experiencia mística, en el sentido de ultrapasar el límite del puro pensamiento racional.

J.V. ¿Y tuviste esa experiencia mística?

A.C. Mira, cuando escribí el libro y, dentro de mi entendimiento, yo diría que la tengo todo el tiempo. Quiero decir, yo no soy demostrativamente religioso, ni nada. Yo no soy una persona expansiva, pero, en mi entender, o el mundo tiene esa dimensión religiosa también o no significa nada para mí, para decir la verdad.

J.V. Entonces dices que si no hubiera esa dimensión, la vida no tendría mucho valor.

A.C. Sí, yo realmente tengo esa cosa muy dentro de mí y creo que es muy valiosa. Creo que en Brasil, nosotros perdemos una dimensión muy importante de esa llamada civilización. Y no por ser cristiana, sino porque fue la religión que nos tocó. Si fuera el Budismo también serviría, pero esa dimensión de una religión universal que va en serio es importante y nos está faltando… Tampoco tenemos una gran ligación cultural con Inglaterra, Alemania, Francia, Estados Unidos. Todos esos países, a pesar de encontrarse en una etapa de casi completo ateismo tecnológico (esa cosa banal e idiota que ellos persiguen), aún tienen aquella dimensión. En Brasil estamos ligados a una cultura sumamente superficial…

J.V. Eso es lo que pasó conmigo cuando estuve recientemente en Salvador buscando ciertos valores que parece que ya no existen por allá. Como sabemos, Glauber Rocha, un cineasta genial reconocido en todo el mundo, nació en Bahia. En Salvador, la capital, hay un cineteatro con el nombre del fundador del «cinema novo» pero he buscado por las casas de video, una película de Glauber Rocha para alquilar o comprar y no encontré ninguna. Es absurdo, es una cosa que no da para creer. En Salvador, uno puede encontrar toda esa basura, toda esa cosa horrorosa de Silvester Stallone, pero una película de Glauber es imposible. Stallone y otros son lo peor de la cultura americana, invadiendo a nuestro país; dominando el espacio imaginario de los brasileños…

A.C. Nuestro problema es: nosotros somos muy débiles. No es una cuestión de decir: «No permita la entrada de la película americana». Eso es imposible. Entra, pero si el país tiene una cultura fuerte, uno absorbe eso y va adelante. De modo que, en nosotros la cultura es muy superficial; cualquier cosa arranca las raíces… Realmente, todo es muy tenue aquí en Brasil. Si no tenemos cuidado, la cosa cultural desaparece.

J.V. Esto de que nosotros hablamos también tiene relación con el problema aplastante de la industria cultural, de la media y de la TV Globo en la formación del espacio, del tiempo y de las mentalidades del pueblo brasileño. En esta situación, ¿qué es lo que la literatura y la crítica literaria aún pueden hacer?

A.C. Yo creo que la literatura puede hacer muy poco. La literatura puede estar, en parte, motivada por un acontecimiento pero no puedes controlar eso. Uno no puede decir: «voy a escribir una novela sobre cómo sería Brasil si fuera gobernado por Lula.» No es posible eso… Entonces, la literatura es una cosa que solamente puedes hacer con la emoción. Ve, por ejemplo, nuestro querido Glauber Rocha. El Brasil que él sentía era el Brasil de «Antonio das Mortes», de aquella cosa inmensa y toda poderosa. Todo eso es parte de lo que hay en Brasil, pero en Glauber era un asunto tan fuerte que él llegaba a perder el equilibrio. Él sentía con tanta fuerza que no había otra alternativa: él tenía que expresarlo. Uno podría decir que Glauber decidió salvar nuestro Brasil, haciendo tal película, pero no era exactamente eso. Él hacia tal película porque aquello tenía que salir de alguna manera… Entonces, para mí, no existe ese tipo de arte y sería un libro malo si yo dijera: «voy a hacer una novela para que Brasil quede así, o asá. Eso no existe. Entonces, volviendo a lo que estaba hablando, Brasil es un país que todavía no ha dicho para qué vino. Entonces la pregunta es ¿qué es lo que tú puedes hacer dentro del país?

Además, toda América Latina se encuentra en esa misma situación. México, por ejemplo, un país con un pasado tan interesante, México tan poco consigue encontrarse como nación moderna.

J.V. Estoy de acuerdo. Viví en México durante 9 años y hoy me parece que continúa igual o aún peor que ayer.

A.C. Toda la América Ibérica se quedó en ese limbo…

J.V. En cuanto a la modernidad, posmodernidad o no modernidad de una nación, yo he visto que tú tienes allí el libro As razões do Iluminismo de Sergio Paulo Rouanet y tengo una pregunta sobre esa cuestión. Tú, que has enseñado clases en USA, sabes que allá aún hay pugnas entre las diferentes corrientes de crítica literaria. En esas pugnas se encuentran el formalismo ruso, la fenomenología, la estética de la recepción, el estructuralismo, el posestructuralismo, el análisis marxista lucaksiano, la crítica feminista, etc. En fin, nosotros que estudiamos literatura y la crítica cultural, giramos en torno de esos discursos y discusiones. Actualmente, una discusión que está en el centro de interés es la que opone Habermas, por un lado y Foucault y los posestructuralistas por otro; la que trata de la cuestión modernidad/posmodernidad. Como sabes, para los posestructuralistas como Derrida y Foucault, las nociones de autor, texto, lector, sujeto/objeto, historia, geografía, verdad, causalidad, representación sufrieron un cuestionamiento y una revisión profunda. ¿Cuál es tu posición delante de esas elaboraciones? ¿Cuáles son, en tu opinión, las ventajas y las desventajas de la utilización de esas nuevas «teorías» para el análisis, la representación y la lectura (interpretación) de la historia de Brasil?

A.C. Mira, voy a decirte una cosa con toda sinceridad. Este es un campo donde estoy muy poco informado, pero realmente muy poco. No me pude interesar mucho por esas cuestiones. Me provoca una especie de cansancio… Pero a mí me gustaría preguntar: ¿Qué es lo que tú piensas de todos esos movimientos? ¿Tú crees que esos movimientos han llevado a un mayor conocimiento del arte? y sobretodo ¿esos movimientos han abierto otros caminos para el arte? o tú piensas que la cosa es, digamos, ¿medio bizantina?

J.V. Personalmente, creo que la cuestión es muy compleja. Pero creo que hay los dos lados: pienso que hay intelectuales que han utilizado este tipo de elaboración para encontrar formas de luchas liberadoras, buscando, por ejemplo, revelar lo que está excluido, revelar lo que fue dejado afuera, lo que fue ocultado, lo que la historia oficial no revela. En ese sentido, creo que no hay necesariamente incompatibilidad…En esa dirección me parece que hay desarrollos teóricos interesantes ligados a la idea de que la relación entre el signo y el referente es una relación arbitraria; o sea, que la relación entre la palabra y la cosa es una relación arbitraria. Del mismo modo, algunos posestructuralistas llegaran a la idea: si la relación entre significante/significado es arbitraria entonces lo que establece el sentido entre ellas es el juego de sus diferencias. Así, importantes nociones o conceptos centrales como Dios, Familia, Propiedad, Estado, etc. u oposiciones como hombre/mujer, blanco/negro, etc. son solamente signos, signos que presentan las mismas características que cualquier otro tipo de signo, o sea, que no existe ninguna substancia por detrás de ellos pues ninguno de ellos puede estar afuera de la cadena de las diferencias entre los signos, ni puede constituirse en significante fundamental de cosa ninguna. Creer en significantes fundamentales es creer en una ilusión histórica…

A.C. Eso presenta aspectos interesantes. Puedes continuar.

J.V. Sin duda, todo eso parece interesante. Sin embargo, yo pienso que es muy difícil que podamos construir algún tipo de conocimiento estable, sólido, científico, como fundamento para una intervención duradera en la sociedad, sobre esas bases teóricas.

Siguiendo esa argumentación, llegamos a conclusiones muy difíciles de aceptar, como por ejemplo aquella que afirma que no existe sujeto de la historia. Luego, aparece la pregunta, si no existe sujeto de la historia (la clase de los propietarios de los medios de producción y la clase de los trabajadores explotados), entonces ¿quién o quiénes hacen la historia social?

En ese punto, si tú me permites un comentario rudo, yo diría que frecuentemente esos tipos de teorización tienden a caer en discusiones bizantinas y paralizadoras. En otras palabras, pienso que es una discusión compleja por un lado, pero por otro lado, hay el peligro de que ese tipo de enfoque nos conduzca a algún tipo de escapismo, colaborando para el inmovilismo y la paralización del individuo y de los grupos políticos. Para un país como Brasil, que como hablábamos, tiene tantos problemas elementales para resolver, para solucionar, creo que el intelectual de nuestro país o del tercer mundo no debería darse el lujo de paralizarse por causa de enfoques como esos. Los países ricos no deberían, pero todavía pueden darse ese lujo. Nosotros no podemos… pero tampoco podemos ignorar las nuevas teorizaciones que aparecen en el primer mundo, ¿no es verdad?

A.C. Claro, pero sigue un poco más…

J.M. Tú sabes que según representantes de la Escuela de Frankfurt, Theodor Adorno y Horkheimer (que nacieron y se educaron en la tradición marxista, pero se quedaron tan indignados y perplejos frente a los crímenes del stalinismo), trataron de reconstruir el marxismo llevando en consideración que la «Razón» (el gran triunfo de la civilización occidental moderna), en vez de conducir a la humanidad a la conquista de la libertad, la igualdad y la fraternidad, (en fin, a una sociedad feliz), la «Razón» se ha convertido en una razón burocrática, mercantilizada, destructiva para los hombres y la naturaleza. Ese tipo de razón es la que es responsable por la contaminación de las aguas, de las selvas, de los bosques, por la destrucción del planeta tierra y por el exterminio de las especies animales y vegetales, además del propio ser humano.

Naturalmente, uno puede ver el lado crítico y sensato del raciocinio pero también tengo muchas dificultades para visualizar y aceptar un nuevo mundo sin la presencia de algún tipo saludable de «Razón» y de Ciencia…Hoy también es muy frecuente (dentro y fuera de los medios académicos y de los USA), el cuestionamiento de la Nación, del Estado, etc. y todo eso (con tal de que no sea una defensa de la derecha en pro del neoliberalismo) tiene un lado que puede ser productivo, pero, por otro lado, tengo muchas dudas sobre lo que se puede hacer con todo eso. En realidad, tengo muchas más preguntas y dudas que respuestas en lo que se refiere a la discusión moderno/posmoderno y sobretodo, cómo los oprimidos de los países del tercer mundo pueden beneficiarse de todo eso.

A.C. Claro. Bueno… yo estaba leyendo el libro de Rouanet… La idea fundamental de él (esa creencia iluminista de él), esa cosa como él la exprime, me parece muy buena. Pienso que es muy lúcido.

J.V. Sí, él es un pensador muy inteligente…

A.C. Para mí, lo que el dice es más aceptable. Es lo mismo que tú estabas diciendo, quiero decir, uno tiene que cometer una gran violencia para llegar a la conclusión de que la razón destruyó el mundo. Yo, realmente, no pienso que eso sea una cosa aceptable. Tú puedes encontrar descaminos terribles, pero no desde el punto de vista fundamental, o entonces nosotros estamos completamente perdidos en la floresta; no tenemos la mínima idea de cómo salir de nuestra perplejidad…

Pero por otro lado, también tengo la impresión que hay, en un país como Estados Unidos, espacio para todo. Debido a esa gran riqueza, a ese gran bien estar, a las grandes universidades y a las grandes donaciones presupuestales, hay dinero para todo lo que se quiera hacer, ¿cierto? Entonces, no tiene gran importancia para ellos si un grupo de personas se reúne para defender ideas, aun si ellas son de un tipo muy particular; a menos que sea en un espacio tan sombrío que acaba resultando en situaciones de locura completa, como la de aquellos religiosos que fueron exterminados allá en Texas.

J.V. Waco fue absolutamente terrible…

A.C. Y eso es el resultado de un país súper-rico que tiene medios para todo lo que se quiera hacer. Pero, ¿cómo es posible que aquel tío, David Koresh, llegara a todo aquello? Él parecía un príncipe de Alemania del siglo VIII, él tenía una ciudad. ¿Qué es eso? ¿Dónde estamos? Sólo en un país como los Estados Unidos pueden ocurrir cosas bárbaras como esas. Ellos están experimentando con todo y hay muchas cosas perfectamente dispensables y hay mucha estupidez. Y en ciertos casos puede suceder lo que sucedió con aquel otro loco que estaba en la Guyana, el tal reverendo Jones: aquel suicidio colectivo, aquella cosa horrorosa. Es que, en EUA, todo puede tener proporciones gigantescas: la religión de los mormones, por ejemplo. Sus monstruosidades son gigantescas en casi todo lo que hay, ¿no es cierto? Aquí una vez más es a Karl Marx a quien debemos recorrer para explicar todo eso. En USA, ellos han tenido una acumulación de capital tan gigantesca que tienen medios y recursos para todo.

J.V. Y asume muchas formas que se puede también echar en la basura, pues en todo hay un gran desperdicio. El ejemplo más obvio son las toneladas y toneladas de comida y alimentos que ellos tiran diariamente en la basura. Es impresionante.

A.C. Lo peor es que nosotros aquí tiramos toneladas de comida de una manera aun más estupida porque no tenemos lo suficiente para alimentarnos. Allá, ellos lograron también una gran acumulación primitiva de capital en el sentido marxista. Resultado, allá tú puedes hacer todo lo que uno quiera. Hoy ellos son la única gran potencia. Ellos acabaron con la Unión Soviética a poder del dinero. Ellos obligaron a la Unión Soviética a que hiciera una corrida armamentista que llevó a los soviéticos al colapso. En cuanto a eso yo no tengo la menor duda.

J.V. Ellos derrotaran a los rusos por ese camino…

AC. Acabaron con los rusos. Ronald Reagan fue el último capítulo de la disputa, con aquella cosa del «imperio del mal».

J.V. Y el «Star Wars program»: las guerras de las estrellas.

A.C. EUA colocó una masa tan grande de dinero en aquella competición con la Unión Soviética que ésta se vino abajo.

J.V. ¿Cómo fue posible que los gobernantes rusos prolongaron una corrida armamentista tan estúpida?

A.C. Ellos se dejaron imbecilizar con el negocio de Stalin, uno puede ver claramente ahora. Y ellos se olvidaron de una cosa importantísima de los enseñamientos de Marx: «La acumulación primitiva de Capital». Como tú sabes, la Inglaterra hizo esa acumulación. Salió de una isla y dominó todo el mundo. Los Estados Unidos acumularan tanto capital que hoy nadie llega cerca de ellos. Ni Japón ni nadie. En EUA, ellos tienen todo. La Unión Soviética se olvidó de que aún no había acumulado lo suficiente para enfrentarse con una potencia como los Estados Unidos…

Nosotros no podemos negar que los rusos conquistaron el espacio de una manera dignísima, pero casi todo el dinero fue en esos emprendimientos. Los estadounidenses tenían el dinero para eso y mucho más. Era una lucha sin gloria para la Unión Soviética.

Pero… vamos a volver a la cuestión de la circulación de las nuevas ideas en los Estados Unidos. Hoy se puede observar que todas las ideas interesantes que aparecen en Francia (por ejemplo, las ideas estructuralistas de Levi-Strauss, o posestructuralistas de Derrida), llegan a EUA y ellos las adoran: las ponen en su lugar, empiezan a hacer perfeccionamientos, etc. y universidades enteras se dedican a enseñarlas. Los estadounidenses no tienen problemas con eso: cuando todo eso termine, terminará y listo. Pero, simultáneamente, EUA tiene un lado evidentemente fundamental y serio de la cultura de ellos que es una cosa rectilínea y que sigue adelante, pues ellos son los herederos del Imperio Británico, un proyecto de dominación que ellos continúan llevando adelante.

J.V. Sin duda ellos pueden darse lujos de todos los tipos; incluso, actualmente, gran parte de esa producción intelectual superflua ya está siendo tirada al basurero. Pero, ellos continúan atentos. Creo que ellos están tratando de cortar las gorduras por causa de la gran deuda externa, de la crisis económica, de la competencia con Alemania, Japón, el mercado común europeo y la transferencia de la propiedad americana a otros países, etc.

A.C. Eso también es muy interesante.

J.V. Si, es interesante no olvidar uno de los mecanismos económicos que les condujo a esa situación: La producción industrial estadounidense ha estado perdiendo en productividad en relación a la producción industrial de Alemania y Japón. Para enfrentar la competencia, ellos abaratan el precio de las mercancías a través de la desvalorización del dólar pero a la par se desvaloriza el capital y los títulos de propiedad que pertenecen a EUA y luego son adquiridos por otros países.

A.C. Como el Rockfeller Center

J.V. Claro, como podemos notar, hay en EUA, todo un conjunto de problemas y contradicciones que ellos están obsesionados en resolver rápidamente pero, no será fácil.

A.C. Todas las contradicciones. Ellos pueden darse el lujo de todo, pueden hacer todas las experiencias con la mayor tranquilidad porque hicieron una brutal acumulación de capital y tienen una gran variedad de medios… Realmente, hoy día, es la única gran potencia y es el país más rico del punto de vista de todo que se quiere comprar. Uno puede preferir estar (esta es una cuestión personal) en Inglaterra, en Francia (y esos países también tienen cosas muy interesantes), pero es en los Estados Unidos donde uno puede encontrar de todo. Y eso es un gran triunfo de la tesis marxista.

(Continuará) 

Nota:

(1) El «Kuarup» o El «Quarup» es la más grande fiesta ritual de los indígenas brasileños del Alto Xingú.