Hablamos la semana pasada de las antologías de la obra marxiana y presentamos una de ellas, la de Constantino Bértolo, «Llamando a las puertas de la revolución». Conviene dar esta vez un ejemplo concreto y presentar la antología que elaboró Francisco Fernández Buey [FFB] para el CCC de Barcelona a finales de 1998 (la exposición […]
Hablamos la semana pasada de las antologías de la obra marxiana y presentamos una de ellas, la de Constantino Bértolo, «Llamando a las puertas de la revolución». Conviene dar esta vez un ejemplo concreto y presentar la antología que elaboró Francisco Fernández Buey [FFB] para el CCC de Barcelona a finales de 1998 (la exposición duró un mes, del 3 de diciembre de 1998 al 3 de enero de 1999).
Pongo en antecedentes brevemente: el CCCB, entonces dirigido por Josep Ramoneda, presentó entre 1998 y 2001 el ciclo Faros del Siglo XX, una serie de instalaciones alrededor de los personajes más influyentes del siglo, sin los que la ciencia, el arte y el pensamiento, se afirmaba, no habrían vivido los radicales cambios que se han producido en los últimos cien años. Faros del XX consistía en un conjunto de muestras singulares que realizaban una revisión, no siempre heterodoxa, de algunos de estos personajes: Marx, Freud, Nietzsche, Edison, Albert Einstein, Virginia Wolf, Le Corbusier, Orson Welles, Marcel Duchamp, «a través de un montaje dinámico y al mismo tiempo crítico que proponía la creación de un ciclo de experiencias estéticas inéditas, una síntesis entre la labor interpretativa de un especialista y la propuesta estética de un creador».
A partir de esa experiencia, el CCCB creó tiempo después, entre 2001 y 2003, «los Faros multimedia on line, con la voluntad de ampliar los espacios de creación y de estimular la producción multimedia». Les paso en enlace por si quieren consultarlo: http://www.cccb.org/es/exposiciones/ficha/faro-karl-marx/16986
La antología que preparó FFB para esta exposición sobre los faros del XX -tomo pie en la documentación que se conserva en el archivo que lleva su nombre asociado a la Biblioteca de la UPF- llevaba por título «Marx por Marx». Se abría con las siguientes palabras, más brechtianas que nunca (y, en el caso del autor, eso ya es decir):
Desde la muerte de Marx los filósofos y los políticos se han dedicado prioritariamente a interpretar su obra de distintas maneras marxistas. Se ha escrito tanto sobre Marx que éste ha acabado siendo un perfecto desconocido y se ha perdido su espíritu crítico. Pero la sustancia de toda la obra de Marx consiste precisamente en esto, en la crítica de lo existente: crítica de la filosofía especulativa y sistemática, crítica de la crítica mistificadora que se considera crítica, crítica de la política al uso, crítica de las ideologías, crítica de la economía standard en su cinismo y en sus presupuestos.
Así que lo que hace falta en el siglo XXI es leerlo. Leerlo como se lee a un clásico: no sintomáticamente, o sea, buscando cortes epistemológicos para adaptar sus palabras a nuestras preocupaciones preferentes, ni reconstruyendo su obra analíticamente para hacerlo caber en nuestro concepto finisecular de racionalidad, sino atendiendo al contexto y a la evolución de su pensamiento, a sus contradicciones y a sus paradojas. La breve antología de las ideas de Marx que sigue a continuación se basa en esa pretensión. En ella no está todo Marx, naturalmente. Lo que de ella brota no es «nuestro Marx» (el Marx que habríamos querido) ni «el Marx de ellos» (el Marx de los que le declaran muerto). Es un Marx cuyo pensamiento va cambiando con los años: el Marx de las afirmaciones rotundas, contundentes, y el Marx de la duda; el Marx de las anticipaciones sobre el desarrolló general del capitalismo y el Marx de los matices sobre las particularidades históricas; el Marx profético y el Marx analítico; el Marx enamorado de las ideas propias y el Marx de los distingos sobre los enamoramientos por flechazo que produjeron sus ideas.También Marx cambió. Pero de otra manera.
Un Marx sin ismos, pues. Un Marx que da qué pensar. Un Marx para dialogar y discutir.
El trabajo del autor de Contribución a la crítica del marxismo cientificista (y de Marx sin ismos; además El Viejo Topo ha anunciado otro libro suyo, un Más Marx y más marxismo sin ismos para finales de abril) es algo extenso. Lo presento en dos partes.
Los títulos de los apartados son de FFB y los años que aparecen al final de los textos remiten a la fecha de publicación de las obras del padre de Tussy Marx de donde han sido extraídos.
Emociones
Nunca más flotaré sosegado; / el alma profundamente emocionada/ nunca más descansará plácida;/ lucho sin descansar. / Otros sólo se alegran/ cuando todo les complace;/ quieren poderse felicitar/ y sólo rezan en señal de gratitud/ Me envuelve una fuerza perpetua,/ un rugido y un ardor incesantes,/ no me puedo conformar en la vida/ ni andar con la corriente [1837]
Amar la libertad
La carta de naturaleza de la prensa libre es el vigor de su carácter, la racional y moral naturaleza de la libertad. En cambio, la prensa sometida a censura se distingue por la falta de carácter, por la confusión propia de la ilibertad; la prensa sometida a censura es un monstruo civilizado, un aborto perfumado [1841]
La libertad no promete hacer perfectos a los hombres o a los pueblos. La libertad no es en absoluto una perfección. Pero es de tontos difamar el bien aduciendo que éste es sólo determinado bien y no todo el bien, o porque éste es tal bien y no tal otro bien. Si la libertad fuera todo el bien ella misma haría superfluas todas las demás funciones de un pueblo y al pueblo mismo [1841]
También la libertad de prensa es una belleza y para poder defenderla hay que haberla amado. Lo que amo verdaderamente es aquello cuya existencia siento como una necesidad, como algo que me hace falta para vivir, como algo sin lo cual mi ser no se realiza ni encuentra tranquilidad, como algo sin lo cual mi vida no puede ser completa [1842]
Importancia de las ideas, pero no contrabandear con ellas
Los intentos prácticos, por muy peligrosos que lleguen a ser, incluso en gran escala, pueden contestarse con cañones. Pero las ideas concebidas por nuestra inteligencia, incorporadas a nuestra perspectiva y forjadas en nuestra conciencia son cadenas que no podemos quebrantar sin desgarrar nuestros corazones; son demonios que no podemos vencer sino sometiéndonos a ellos [18421
Declaré que consideraba inoportuno, e incluso inmoral, meter de contrabando, en incidentales críticas de teatro, dogmas comunistas y socialistas, o sea, una nueva concepción del mundo. Si un día hay que discutir de comunismo quiero que se haga de otra manera, con más profundidad [1842]
Mundanizar la filosofía
La ventaja de la nueva tendencia consiste en esto: nosotros no anticipamos dogmáticamente el mundo, sino que queremos encontrar el mundo nuevo a partir de la crítica del viejo. Hasta ahora los filósofos habían tenido lista en sus pupitres la solución de los enigmas y el estúpido mundo exotérico no tenía más que abrir su morro para que le volasen a la boca las palomas ya guisadas de la Ciencia Absoluta. Ahora la filosofía se ha mundanizado.
No estoy a favor de plantar una bandera dogmática. Al contrario: tenemos que tratar de ayudar a los dogmáticos para que se den cuenta del sentido de sus tesis [1843]
Reformar la consciencia
Nuestra divisa debe ser: «Reforma de la consciencia». Y no mediante dogmas, sino a través del análisis de las formas mixtificadas de la conciencia [1843]
La humanidad doliente que piensa y la humanidad pensante que sufre se unen contra el filisteísmo. De ahí brotará un mundo nuevo. La esperanza surge de la desesperación [1843]
Teoría y necesidades del pueblo
La teoría logra realizarse en un pueblo sólo en la medida en que es la realización de sus necesidades. Una revolución radical sólo puede ser la revolución de las necesidades radicales, para las cuales parece que faltan precisamente las condiciones así como los lugares propicios de su surgimiento [1843].
Corporación y burocracia
Las corporaciones son el materialismo de la burocracia y la burocracia es el espiritualismo de las corporaciones. La corporación es la burocracia de la sociedad civil, la burocracia es la corporación del Estado. En cuanto la vida real del Estado se despierta y la sociedad civil, por el impulso de su propia razón, se libera de las corporaciones, la burocraia se esfuerza por restaurarlas. El mismo espíritu que crea la corporación en la sociedad, crea la burocracia en el Estado. El espíritu burocrático es un espíritu jesuítico y teológico a más no poder. Los burócratas son los jesuitas y teólogos del Estado […] La burocracia se tiene a sí misma por el último fin del Estado.
Los fines del Estado se convierten en fines de oficina o los de oficina en fines del Estado. La burocracia es un círculo del que nadie puede escapar. Su jerarquía es una jerarquización del saber. La cúspide confía a los círculos inferiores el conocimiento de lo singular, mientras que los círculos inferiores confían a la cúspide el conocimiento de lo general; y así se engañan mutuamente.
La burocracia es el Estado imaginario añadido al Estado real. La burocracia posee en propiedad privada el ser del Estado, la esencia espiritual de la sociedad. El espíritu general de la burocracia es el secreto, el misterio guardado hacia dentro por la jerarquía, hacia fuera por la solidaridad de Cuerpo. [1843-1844]
La doble vida: burgués y ciudadano
Allí donde el Estado político ha alcanzado su verdadero establecimiento el individuo vive una doble vida, y no sólo en el pensamiento, en la consciencia, sino también en la realidad: una vida celestial y una vida terrenal, la vida en la comunidad política, en la que él integra la comunidad, y la vida en la sociedad civil, burguesa, en la que él ejercita su actividad como privado, considera a los otros hombre como medios, se rebaja él mismo a instrumento de otros y se convierte en juego de fuerzas extrañas.
En su concreta existencia, en la sociedad, el hombre es algo profano. Allí donde para sí y para los otros obra como un individuo real, constituye una manifestación no verdadera. Y viceversa: en el Estado es miembro imaginario de una soberanía, es expoliado de su real vida individual y penetrado de una universalidad no real. Entran en contradicción el «burgués» y el «ciudadano», el miembro de la sociedad burguesa con su piel de león política [1844]
El espíritu de los tiempos sin espíritu
La religión es el suspiro de la criatura abrumada, el sentimiento de un mundo sin corazón, el espíritu de los tiempos sin espíritu. La religión es el opio del pueblo [1844]
Derechos del hombre y hombre egoísta
Los llamados derechos del hombre, les droits de l’homme distintos de los droits du citoyen, no son más que los derechos del miembro de la sociedad burguesa, es decir, del hombre egoísta, del hombre separado de los otros hombres y de la comunidad. Así pues, ninguno de los llamados derechos del hombre supera el horizonte del hombre egoísta, del hombre miembro de la sociedad burguesa, del individuo encerrado en sí mismo, reducido a su particular interés, separado de la comunidad [1844]
El sistema crediticio: mentira y enajenación
Dentro del sistema crediticio el crédito enajena al hombre so capa del mayor reconocimiento del hombre en la economía nacional, Sólo se le da crédito al que ya tiene, el crédito es una nueva oportunidad de acumulación para el rico; en cambio el pobre ve toda su existencia confirmada o negada por el arbitrio y el juicio del rico sobre él, depende por completo de este azar. Y así el contraste entre capitalista y trabajador, entre capitalista grande y pequeño, no hace más que crecer.
El mutuo teatro, disimulo e hipocresía son llevados hasta el extremo de que sobre el hombre sin crédito no sólo recae el sencillo juicio de que es pobre, sino también el veredicto condenatorio de que además no merece confianza y estima, de modo que es un paria sin socialidad, un mal hombre.
El hombre tiene que convertirse así en una falsa moneda, captarse créditos por la astucia y la mentira, y esta relación de crédito –tanto por parte del que confía como del que necesita su confianza– se convierte en objeto de chalaneo, de engaño y abuso mutuos. Aquí brilla la desconfianza como base de la confianza en la economía nacional: la desconfiada deliberación sobre si se debe conceder el crédito o no, el espionaje de los secretos de la vida privada, etc., del que busca un crédito, la delación del mal paso en que momentáneamente se encuentra un rival para hundirle con una repentina pérdida de su crédito. Y en el juego con papeles del Estado se muestra hasta qué punto se ha convertido en juguete de los hombres de negocios.
El sistema crediticio alcanza su perfección en la banca. El poder bancario, digno de un Estado, es el areópago de la nación en el terreno de la economía nacional, la digna culminación del dinero. Desde el momento en que en el sistema crediticio el reconocimiento moral de un hombre, la confianza en el Estado, etc. recibe la forma de crédito, queda revelado el misterio encerrado en la mentira del reconocimiento moral, la inmoral vileza de esta moral así como la hipocresía y el egoísmo contenidos e esa confianza en el Estado; el misterio muestra a las claras lo que es en realidad [1844]
El dinero es el mundo tergiversado
El dinero es el alcahuete entre la necesidad y el objeto, entre la vida humana y los medios de vida. El dinero convierte la imaginación en realidad y la realidad en mera fantasía. Transforma las facultades humanas y naturales reales en ideas puramente abstractas, en imperfecciones, en quimeras angustiosas, del mismo modo que bajo él las imperfecciones reales y las quimeras, las facultades realmente impotentes e imaginarias se convierten en facultades y potencias reales del individuo.
Ya esto bastaría para hacer del dinero la tergiversación universal de las individualidades, a las que convierte en su contrario y a cuyas realidades añade otras que les son contradictorias. El dinero se manifiesta, además, como este poder tergiversador contra el individuo y contra los vínculos sociales y de otro tipo que se presentan como algo propio y esencial. Él cambia la fidelidad en infidelidad, el amor en odio, el odio en amor, la virtud en vicio, el vicio en virtud, al señor en esclavo, al esclavo en señor, la estupidez en inteligencia, la inteligencia en estupidez.
El dinero es el mundo tergiversado, la confusión y trueque de todas las cualidades naturales y humanas [1844]
El trabajo tiene dos caras
El objeto producido por el trabajo, su producto, se le opone como algo extraño, como un poder independiente del productor. El producto del trabajo es el trabajo fijado en un objeto, convertido en una cosa, es la objetivación del trabajo. La realización del trabajo es su objetivación. Esta realización del trabajo aparece como irrealidad del trabajador, la objetivación como pérdida del objeto y esclavitud bajo él, la apropiación como enajenación, como extrañación Cuanto más se mata el trabajador a trabajar, tanto más poderoso se hace el mundo ajeno, tanto más pobre se hace él mismo y tanto menos le pertenece su mundo interior.
El trabajo produce maravillas para los ricos, pero expolia al trabajador. Produce palacios, pero al trabajador le da cuevas. Produce belleza, pero para el trabajador deformidad y mutilación. Sustituye al trabajador por las máquinas, pero devuelve violentamente a muchos a un trabajo brutal y convierte al resto en máquinas. Desarrolla la mente, pero en el trabajador desarrolla la estupidez y el cretinismo [1844]
El comunismo no es el fin de la evolución humana
El comunismo es la forma necesaria y el principio movilizador del próximo futuro. Pero el comunismo como tal no es el fin de la evolución humana, es una forma de la sociedad humana [1844]
Del comunismo tosco…
El comunismo basto, tosco, inconsciente, que lo recorre todo negando la personalidad del hombre, no es sino consecuente expresión de la propiedad privada, que es esa misma negación. El comunismo basto no es más que el colmo de la envidia y del ansia de nivelación. Su punto de partida es la idea de un mínimum y, por tanto, tiene su medida delimitada precisa. Es la negación abstracta del mundo entero de la cultura y de la civilización, una vuelta a la simplicidad antinatural de un hombre pobre y sin necesidades, que no sólo no ha superado propiamente la propiedad privada sino que ni siquiera ha llegado aún a ella.
La primera superación positiva de la propiedad privada, el comunismo basto, no es más que una de las formas en que aparece la vileza de la propiedad privada, que trata de establecerse como la comunidad positiva [1844]
…a la fraternidad comunista en acto
Cuando se reúnen los artesanos comunistas su objetivo es por de pronto la propaganda. Pero al mismo tiempo, al reunirse, les nace una nueva necesidad: la necesidad de la comunidad. Y de este modo lo que parece ser un medio se les convierte en un fin. Se puede uno hacer una idea del formidable resultado de este movimiento práctico viendo una reunión de ouvriers franceses. Allí el fumar, el beber, el comer, etc., no son sino medios de unión o medio unificador. Les basta ya con una compañía, con una asociación, con un entretenimiento que tiene por meta, en realidad, la compañía misma. Entre ellos la fraternidad de los hombres no es palabrería sino verdad. Y desde estas figuras endurecidas por el trabajo nos ilumina la nobleza de la humanidad [1844]
La semana que viene más Marx, visto -sin ismos, con estudio, documentación y perspectiva desde los de abajo- por FFB. Nada menos. En mi opinión, entre los cinco marxistas más interesantes y fructíferos del siglo XX y de lo que llevamos del XXI.
PD. Cambio de tercio. Estos son «Los 10 mejores libros de economía marxista de 2017» según un economista marxista muy destacado y muy presente estos años entre nosotros, Michael Roberts . Les dejo en su compañía (la traducción es de G Buster para sin pemiso, la revista electrónica, también en papel en ocasiones, que fundó un marxista y filósofo inolvidable, Antoni Domènech).
« El año pasado se publicaron algunos libros fundamentales e importantes de economía marxista , incluyendo: la obra maestra de Anwar Shaikh, Capitalismo: competencia, conflictos y crisis (que voy leyendo poco a poco de forma regular); Fred Moseley, Dinero y Totalidad, una imponente defensa de la teoría del valor de Marx; Francois Chesnais, El Capital Financiero en la actualidad, que describe las tendencias de las finanzas modernas; así como las importantes contribuciones de Tony Norfield y John Smith ( El Imperialismo en el HYPERLINK «https://monthlyreview.org/product/imperialism_in_the_twenty-first_century/»siglo XXI ). Es difícil competir con ellos en 2017. Sin embargo, este año se conmemoró el 150 aniversario de la publicación del Volumen I de El Capital de Karl Marx, por lo que se publicaron algunos libros importantes sobre él que todo el mundo debería leer.
En mi opinión, Guía de lectura de El Capital de Joseph Choonara es la más clara y concisa de todas las «guías» y conferencias en vídeo disponibles o que fueron publicadas este año. Choonara lleva de la mano al lector a través de cada capítulo del volumen I con análisis explicativos y comentarios relevantes. Choonara afirma que «está diseñada para ser leída en paralelo con El Capital, pudiéndose consultar cada capítulo del libro antes o después de digerir las secciones pertinentes de la obra de Marx». El objetivo, a diferencia del enfoque más amplio de Harvey en sus conferencias en vídeo, es «detenerse en aquellas áreas que son las más importantes para la comprensión general de la obra de Marx y las que más a menudo confunden, a partir de mi propia experiencia en la enseñanza de El Capital a estudiantes y trabajadores de izquierdas en la última década». Porque, en opinión de Choonara, Marx intentó en El Capital analizar el capitalismo desde el punto de vista de los trabajadores y está dirigido a un público de clase trabajadora. El Capital hace evidentemente lo primero, pero es más dudoso que lograse su objetivo de llegar a los lectores de clase obrera. La Guía de Choonara puede ayudar a ello.
Desde luego, saqué más partido a la Guía de Choonara que al libro de William Clare Roberts, el Infierno de Marx, ganador del premio Memorial Isaac Deutscher de este año. Partiendo del tema del infierno de Dante de Marx para describir las iniquidades del capitalismo, Roberts nos presenta una ‘teoría política del capital’. No estoy seguro de la utilidad de este enfoque. Como dice David Harvey en su reseña del libro, «Mi objeción más grave es que Roberts trata el Volumen 1 de El Capital como un texto independiente y trata de interpretarlo ignorando su relación con otras obras de Marx». Y el tema del infierno tiene poco que decir acerca de la teoría económica de Marx, excepto para aceptar la interpretación de la teoría del valor de Marx de Michael Heinrich (incorrecta desde mi punto de vista) .
Si lo que quiere leer es teoría económica marxista, tengo que recomendar la edición de Rick Kuhn de los ensayos de Henryk Grossman sobre la dinámica económica, la teoría de las crisis de Sismondi y sobre las diversas tendencias de la teoría económica burguesa. Nos ayuda a comprender el alcance del penetrante análisis del capitalismo de Marx en comparación con las principales corrientes burguesas y los socialistas utópicos. El análisis de Marx destruye la idea de que todo puede ser explicado por el intercambio y los mercados. Hay que ahondar debajo de la superficie para llegar al proceso de producción, en particular a la producción de valor (valor de uso y valor de cambio). Como Grossman dice: «Marx hace hincapié en la importancia decisiva del proceso de producción, considerado no sólo como un proceso de valorización, sino al mismo tiempo como un proceso de trabajo … cuando el proceso de producción es considerado como un mero proceso de valorización -como en la teoría clásica- tiene todas las características del acaparamiento, se pierde en la abstracción y ya no es capaz de captar el proceso económico real» (pág. 156).
A pesar del poder del análisis de Marx, son todavía las ideas de Keynes las que dominan el pensamiento de los economistas heterodoxos en su oposición a la corriente ortodoxa. Y esto no es casual. En un excelente libro, Geoff Mann, de la Universidad Simon Fraser, presenta una explicación sofisticada del predominio de Keynes en el movimiento obrero y la izquierda. En su A largo plazo todos muertos, Geoff Keynes sostiene que la hegemonía de Keynes se debe porque ofrece una tercera vía entre la revolución socialista y la barbarie, es decir, el fin de la civilización como ‘nosotros (en realidad la burguesía como Keynes) la conocemos’. Ello ha atraído (y todavía atrae) a los líderes del movimiento obrero y a los «pregresistas» que desean un cambio. La revolución es arriesgado y podemos acabar hundiéndonos con ella. Mann afirma: «La izquierda quiere democracia sin populismo, quiere política de cambio sin los riesgos de cambiar; quiere revolución sin revolucionarios». (pág. 21).
Mann sostiene que la teoría economica keynesiana es predominante en la izquierda a pesar de sus falacias y fracasos porque expresa el temor de muchos dirigentes del movimiento obrero a las masas y a la revolución. A modo de ejemplo, basta leer el último libro del economista keynesiano James Kwak. Kwak cita a Keynes: «En general, creo que el capitalismo, gestionado con prudencia, probablemente puede ser más eficiente para la consecución de los fines económicos que cualquier sistema alternativo conocido, pero eso mismo es en muchos aspectos muy objetable. Nuestra tarea es diseñar una organización social que sea lo más eficiente posible sin ofender nuestras nociones de una vida satisfactoria». Y comenta Kwak : ‘Ese sigue siendo nuestro desafío hoy’.
Para ser justos, no es fácil optar por una política económica que amenaza al orden establecido. los medios de comunicación y las instituciones burguesas lo convierten en un infierno. En el libro autobiográfico del año, del economista Yanis Varoufakis, exministro de Finanzas griego durante la crisis del euro de 2015, describe los tortuosos y laberínticos debates y reuniones que tuvo en el Eurogrupo en su intento de luchar contra el infierno que la troika del FMI, el BCE y la UE querían imponer a Grecia. Comportarse como adultos: mi HYPERLINK «https://www.penguin.co.uk/books/1113208/adults-in-the-room/»batalla contra el establishment europeo , es un relato personalizado, por decirlo suavemente. El análisis de la crisis de Varoufakis y su justificación de lo sucedido (la capitulación del gobierno de Syriza y su dimisión del gobierno griego) tienen todas las características de su ‘marxismo errático’ (como se describe). Perdió su batalla, pero la guerra continúa.
2017 fue también el primer año del reinado de Donald Trump sobre el capital estadounidense. Uno de sus objetivos principales era desregular el sector de las finanzas y de las empresas de las limitaciones impuestas por el Congreso (hasta cierto punto) después de la crisis financiera global. Desregulación en casa, pero proteccionismo cara al extranjero. El libro de Brett Christophers, El Gran Nivelador , analiza esta tensión dinámica entre la liberación del capital de la regulación y, sin embargo asegurar que no hunde la casa. Christopher argumenta que en esta dinámica, se menosprecia el papel del derecho y las normativas legales en el intento de preservar un «delicado equilibrio entre la competencia y el monopolio», que es necesario para «regular los ritmos de acumulación capitalista». El tema que subraya Christophers es el papel de la ley a la hora de limitar las anárquicas oscilaciones entre el monopolio y una competencia mortífera en diferentes períodos del capitalismo. Se trata de una nueva visión.
Pero el 150 aniversario de El Capital no podía pasar sin un nuevo libro de David Harvey, el marxista más influyente en la actualidad. En su La locura de la razón económica, Harvey expone su última interpretación del esquema de Marx en El Capital. Es un libro bien escrito y fácil de leer y no demasiado largo. Y hay muchas clases en video de Harvey sobre los principales argumentos del libro. Harvey presentó su HYPERLINK «https://thenextrecession.wordpress.com/2017/09/23/capital-150-part-two-the-economic-reason-for-madness/» última tesis en el seminario Capital.150 que ayudé a organizar junto al Kings College en noviembre (y del que SP publico mi reseña ).
Harvey argumenta que el Volumen I de El Capital sólo se ocupa de la parte de la producción del circuito (la producción de valor y plusvalía). El Volumen II aborda la realización y la circulación de capitales entre los sectores en su reproducción, mientras que el Volumen III se refiere a la distribución de ese valor. Y mientras que Marx hace un gran análisis de la parte de la producción, sus volúmenes posteriores no están completos y fueron editados en su conjunto por Engels. Y por lo tanto, de acuerdo con Harvey, el análisis de Marx no llega a explicar la evolución del capitalismo moderno. En el siglo XXI, las crisis en el capitalismo son probablemente causadas también, si no más, por un colapso en la circulación o la realización de la plusvalía que por problemas en su producción. Y así, las crisis son más propensas ahora en las finanzas y por la deuda, debido a la ‘financiarización’.
Quienes siguen mis artículos, incluyendo la nota que redacté sobre dicho seminario y debates anteriores con Harvey sobre estos temas, saben que no estoy de acuerdo con su visión de El Capital . Defiendo que la producción de plusvalía y la acumulación de capital sigue siendo fundamentales en la explicación de Marx del capitalismo y sus contradicciones, que conducen a crisis recurrentes. Como escribió Marx: «El beneficio de la clase capitalista tiene que existir antes de poder ser distribuído». La producción de valor no es, como sostiene Harvey, «una pequeña parte del valor en movimiento», sino la principal, tanto conceptual como cuantitativamente, en Marx, ya que en cualquier economía capitalista, el 80% de la producción bruta se compone de medios de producción y productos intermedios en comparación con el consumo. En mi opinión, la lucha de clases en el lugar de trabajo sigue siendo el centro del capitalismo porque se trata de la lucha por la división del valor entre la plusvalía y la parte del trabajo, tal como Marx demostró en el Volumen I.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.