En un planeta de recursos finitos el trabajo debe crear los bienes y servicios esenciales y sustentables para todos. Hay que luchar por los miles de millones de personas que no los tienen. En el año 2009 padecían hambre 1.020 millones de personas, 2 mil millones tienen carencias nutricionales. Cada año 8,1 millones de niños […]
En un planeta de recursos finitos el trabajo debe crear los bienes y servicios esenciales y sustentables para todos. Hay que luchar por los miles de millones de personas que no los tienen.
En el año 2009 padecían hambre 1.020 millones de personas, 2 mil millones tienen carencias nutricionales. Cada año 8,1 millones de niños mueren antes de cumplir 5 años, la mayoría por enfermedades tratables o prevenibles, y más de 350 mil mujeres por complicaciones durante el embarazo o el parto. 1.400 millones de personas no tienen acceso a la electricidad, 40% de la población mundial dependen de hornillos tóxicos que utilizan madera, carbón, estiércol, u otros combustibles tradicionales. En China 40% de los niños no van a la escuela. En India 1.173 millones de personas viven con menos de un dólar al día. En Italia 3,8 millones viven en pobreza extrema, 44 millones de norteamericanos son pobres.
Hay que apoyar la organización de los sectores sociales abusados para exigir alimento, habitación, agua potable, servicios sanitarios, educación, locomoción, recreación, electricidad, áreas verdes, trabajo.
Esas deben ser las exigencias de socialistas que para el futuro quieren la supervivencia equilibrada de la humanidad durante miles o millones de años.
Los capitalistas por medio de sus gobiernos, medios de información, publicidad, insisten en el tema del consumismo. Hacen creer engañosamente que las aspiraciones de todos son las mismas.
Ocultan a esos miles de millones que son pobres o que carecen de algunos de los bienes y servicios fundamentales.
Callan que los que sobreconsumen lo hacen indirectamente a costa de los sacrificados. En Nueva York, por ejemplo, sus 19,5 millones de habitantes consumen tanta energía eléctrica como los 791 millones de la África subsahariana, excluida Sudáfrica.
Un socialismo para el futuro no puede ser parte de campañas reivindicativas de sectores de consumo superior al básico, como lo hace una izquierda para tener vigencia en el sistema. A la luz del dolor de pueblos del sur es claro que muchas demandas de pensionados o trabajadores de corporaciones no son solidarias ni sostenibles.
Los socialistas responsables hacia el futuro tienen un espacio absolutamente consecuente junto a los marginados de los bienes esenciales. La civilización a construir debe ser para una vida moderada y esas personas tienen que mejorar para alcanzar ese nivel.
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