Dos breves, sobre el autor y sobre la estructura del libro. El grasmciano Andrés Martínez Lorca (AML) es catedrático emérito de Filosofía de la UNED, académico de número de la Academia Ambrosiana de Milán y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia. Ha publicado, como es sabido, incontables artículos y libros sobre el […]
Dos breves, sobre el autor y sobre la estructura del libro. El grasmciano Andrés Martínez Lorca (AML) es catedrático emérito de Filosofía de la UNED, académico de número de la Academia Ambrosiana de Milán y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia. Ha publicado, como es sabido, incontables artículos y libros sobre el pensamiento medieval, en especial trabajos relacionados con la filosofía del Al-Ándalus.
El libro, Hacia un nuevo Averroes. Naturalismo y crítica en el pensador andalusí que revolucionó Europa (el autor justifica ese «nuevo Averroes» en el prólogo), integrado por una serie de trabajos suyos sobre el filósofo andalusí, presenta el siguiente índice: Prólogo. 1. Averroes, un pensador cuyo legado sigue vivo. 2. Acerca de la felicidad y la amistad. 3. Sobre el deseo: una cala en el comentario medio al De anima de Aristóteles. 4. La crítica de Averroes al teólogo iraní Al-Gazzali: revisión de una polémica histórica. 5. Los rostros del comentador. Averroísmo y antiaverroísmo en Francia durante el siglo XIII. 6. Averroes, el filósofo andalusí que revolucionó Europa. 7. Averroes recuperó el racionalismo griego olvidado en Europa.
A las personas que se formaron en filosofía en los últimos años del franquismo y primeros de la transición, mi caso por ejemplo, se nos atragantó la filosofía medieval. Para nosotros era un ente inexistente. No era filosofía, era teología y punto. En nuestra inmensa estupidez llegamos a pensar que aquello era cosa de metafísicos desinformados, teólogos que se las daban de filósofos y de gente rara o muy rara asociada, en general, a la reacción y al conservadurismo político y filosófico. Nada por tanto. Nada de Tomás de Aquino, nada de Agustín, nada de Anselmo o de tantos otros. No eran filosofía propiamente. Guillermo de Ockham, eso sí, nos caía algo mejor y algo supimos de él y de su navaja y de sus posiciones políticas disidentes.
De la filosofía árabe o judía mejor no hablar. De Maimónides, Avicena o Averroes (el Moro Hispano lo llamaron algunos escolásticos), lo único que sabíamos eran sus nombres. Poca cosa más.
El libro que comentamos, otra gran aportación del profesor Andrés Martínez Lorca a este ámbito de estudios, demuestra lo equivocados que estábamos y lo mucho que nos perdimos.
Nada puede ser destacado porque todo es destacable en este ensayo.
Para no quedarme mudo señalaré: 1. La hermosa dedicatoria a filósofos españoles del exilio. 2. La excelente fundamentación del interés por la obra de Averroes que podemos leer en el prólogo (pp. 11-12 por ejemplo). 3. La interesante introducción que podemos leer sobre la figura y los ejes esenciales del pensamiento de Averroes en el primer capítulo, un capítulo que intenta responder y responde a esta pregunta: «El cordobés Averroes murió hace ya más de ocho siglos y sin embargo su pensamiento sigue vivo. ¿A qué se debe su cercanía a nosotros, a nuestro mundo, más allá el tiempo y el olvido?». 4. La importancia que AML da a las teorías políticas-sociales del autor y a su comportamiento cívico. 5. El hermoso capítulo, el segundo, dedicado a dos temas tan filosóficos y tan aristotélicos como son la felicidad humana y la amistad.
Por si faltara algo se nos regalan dos apéndices: 1. Textos de Averroes y la procedencia de esos textos. 2. Monografías de interés. Uno de estos textos, escrito en el siglo XII: «Sabemos que la mujer, en tanto que es semejante al varón, debe participar necesariamente del fin último del hombre, aunque existan diferencias en más o menos (…) Del mismo modo, cuando algunas mujeres han sido muy bien educadas, y poseían disposiciones sobresalientes, no ha resultado imposible que lleguen a ser filósofos y gobernantes (…) Sin embargo, en estas sociedades nuestras se desconocen las habilidades de las mujeres, porque en ellas sólo se utilizan para la procreación, estando por tanto destinadas al servicio de sus maridos y relegadas al cuidado de la procreación, educación y crianza«. La cursiva es mía. ¿A qué no está mal del todo?
En síntesis: no se lo pierdan, estamos ante otro gran libro de uno de nuestros grandes arabistas más destacados, filósofo de una pieza, de la cabeza a los pies, pasando por un corazón siempre comprometido con causas de justicia, equidad, fraternidad y libertad.
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