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Una fecha para celebrar

Fuentes: Rebelión

Día de brujas una buena fecha para celebrar la vida, hacer nuestra la memoria histórica, ser contestatarios, reconocer la equidad de género, amar y soñar. Jamás nos plegaremos al sistema, no somos alienados seguidores del maldito imperio, ni del mercado, ni de los centros comerciales que ponen en sus vitrinas a Harry Potter, Frankenstein o la […]

Día de brujas una buena fecha para celebrar la vida, hacer nuestra la memoria histórica, ser contestatarios, reconocer la equidad de género, amar y soñar.
 
Jamás nos plegaremos al sistema, no somos alienados seguidores del maldito imperio, ni del mercado, ni de los centros comerciales que ponen en sus vitrinas a Harry Potter, Frankenstein o la Familia Adams. El 31 de octubre es una magnífica fecha para celebrar la vida porque las brujas y brujos de todos los tiempos, las eternas incomprendidas, las que rompieron la frágil tolerancia, haciéndose espacio y voz en un mundo de machos de falsas justificaciones bíblicas, los que se salieron del sistema de pensamiento lógico, teológico, natural, legal y oficial no eran más que filósofos enardecidos, médicos, físicos, astrólogos, alquimistas, precientíficos, buscando la respuesta al universo, al pensamiento, a la vida. Las brujas y brujos pagaron en la hoguera, en la horca, en el patíbulo -con su vida- el altísimo precio del saber, calmar el dolor físico de la peste, de la herida, de la lepra, de la ameba desconocida, de la quemante temperatura… El dolor del espíritu, la angustia de la muerte, la locura del amor, la nostalgia, la tristeza, la hiriente soledad, la distancia… Celebramos la vida por miles y miles de mujeres y hombres que escondidos en las cavernas, en los calabozos, en los bosques, en los monasterios, en las chozas ensayaron, pensaron, adivinaron, estudiaron, soñaron, arrancaron secretos a la muerte, desmontaron universos, vidas, ideas, sistemas nuevos, desde la vieja y amada Babilonia, desde los deltas mapas galácticos en Egipto, desde los gnomos congelados en Escocia, desde los ocultos sabios en Grecia, desde los prohibidos ingenieros del pensamiento en Roma, los ascetas, primeros padres, locos y templarios, retirados a los montes y desiertos del naciente sacrosanto imperio romano oriental, desde las oscurísimas y enanas catedrales románicas occidentales, desde los mil años de vendajes sumados a los pocos ojos del lento y pesado medioevo, desde los subterráneos que drenaban seguro los apolillados cimientos del renacimiento y las anacrónicas bases del apodado modernismo. Celebramos la vida.
 
El 31 de octubre en ceremonia de sangre iluminamos la antorcha de la memoria histórica, encendemos el cristal profundo de nuestros recuerdos, enumerando a memoria sólida, escribiendo en los manantiales del corazón, uno a uno, los miles de nombres que vertiginosos emergen de las sombras cultivadas a latigazo, filo de espada y pólvora por los dueños de la historia. Sócrates firme ante el avance de la cicuta, Heráclito solitario toca el movimiento de todo el universo desde un río. Juana de Arco, clara amante de la libertad sostiene con su piel la objetiva llama de la falaz herejía. Miguel Servet convulso por el miedo muere el día 27 de octubre de 1553, en la hoguera adivinando el movimiento líquido interior de la humanidad, mártir de la libertad del pensamiento y de expresión de las ideas. Giordano Bruno sometiendo a riguroso examen el saber finito de dios  ante la realidad infinita del universo. Galileo Galilei en septiembre 1611 hace flotar su espíritu junto a los cuerpos celestes mientras el medievo se desmorona, condenado a cadena perpetua por darle una patada al geocentrismo. Leonardo Da Vinci surcando desde su cerebro los océanos, trepanando el aire, saltando ríos, milimetrando la ciudad perfecta. Fray Luis de León es alcanzado por la inquisición hasta la cátedra universitaria por someter a examen la lengua oficial, el latín y por atreverse a pensar en hebreo.

En América, Atahualpa es capturado y encarcelado, el fraile Vicente de Valverde le exhortó a aceptar el cristianismo como religión verdadera y a someterse a la autoridad del rey Carlos I de España; se negó a ello y arrojó al suelo la biblia que se le había ofrecido. Pizarro acusa a Atahualpa de idolatría, fratricidio y traición; fue condenado a la muerte en la hoguera, pena que se le conmuta por la de garrote, al tomar la fe católica, sin entender que es, gracias a las santísimas bondades de los cristianos ejecutores, el 29 de agosto de 1533. En 1692 la sombra de la inquisición transformada, recorre Massachusetts y con añoranza de carne quemada y empalamiento, abre los procesos de las Brujas de Salem. En El Salvador, en la colonia y hasta el S. XX se persigue brujas y brujos imaginarios, justicieros, revolucionarios, pastores, herejes e idólatras. Monseñor Oscar Arnulfo Romero, «voz de los sin voz» y «el pastor del rebaño que Dios le había confiado» luego de luchar por los derechos humanos de los pobres y de los oprimidos, cae asesinado por un certero disparo de calibre 25 directo al corazón el 24 de marzo de 1980. Febe Elizabeth Velásquez (1962 – 1989) con claridad ideológica y política comprometida con los cambios  y con los intereses de la gente más pobre de El Salvador, es asesinada junto a otros sindicalistas con una bomba colocada en el local de FENASTRAS, el 31 de octubre de 1989, a las 12:30 del mediodía (en horrenda orgía de la razón cristiana-occidental contra diáfanas y visionarias brujas). El atentado dinamitero dejó diez muertos y 30 heridos. Febe sufrió la pobreza, la que nunca fue obstáculo para su superación. Para pagar sus estudios empezó a trabajar de costurera a los 13 años, a los 16 años ingresa en una de las más grandes fábricas de ropa subsidiaria de otra fábrica del imperio norteamericano. Su gran sensibilidad humana permitió una acelerada comprensión de las políticas laborales injustas y maltrato de los capataces hacia los trabajadores. Poseía grandes cualidades de líder, muy accesible, con amplias capacidades de diálogo. Entonces en memoria de todos ellos, junto a todos ellos, para sostener la angustia de su muerte, y de su cárcel, para vengarnos levantamos su nombre y reconstruimos la memoria.
 
El último de octubre hagamos la gran fiesta del espíritu y desde nuestro unitario carácter colectivo de pueblo seamos contestatarios, contestemos a grandes voces la cultura dominante, no amamos el baile de salón, no seguimos el hartazgo, no deliramos en la sinfonía matemática artificial, ni la poesía clasista académica, no ensuciamos la naranja con el vodka, ni herimos el alma del agua con el wiski. Nos entregamos como antes a la carne libre, al espíritu desenfrenado buscando divinamente el origen primitivo. Comemos maíz germinado por soles salvajes y manos campesinas, bebemos amargo y bravo guaro de maíz maduro, masticamos hoja de coca, conversamos con nuestros ancestros desde la hoja de tabaco, comemos carne blanda de armadillos silvestres, sangre de tortuga fortifica nuestros corazones, hongos alucinógenos drenan nuestros nervios, alrededor de la fogata volvemos a todos los principios, hablamos lenguas extrañas de árboles, serpientes y pájaros, en nuestra fiesta sentimos, gozamos, exhalamos el embrujo de ser, de existir, compartimos con los hechiceros de todos los tiempos. Levitamos sobre el universo, dialogamos con nuestros muertos, hacemos un espacio a nuestros antepasados para que renueven su palabra. Somos contestatarios a la religión impuesta, su Dios no nos produce alegría ni miedo, nada tiene que ofrecernos, ese Dios solo existe en sus libros que es un soporte obligado para no olvidarlo, sus ídolos están llenos de signos divinos y por ello inalcanzables. Su verdad y su Dios la hemos pagado carísimo con «centiezmos», con trabajo, con tortura, con engaño, con el miedo incontenible al castigo de sus imperios representantes en la tierra y con el angustioso miedo del castigo eterno más allá de la muerte. Somos contestatarios, impugnamos sus mandamientos y preceptos, somos idolatras de cada planta, de cada flor, de cada gota de agua, de cada semilla, de cada niño, hombre y mujer combatiente de la vida. Somos profundamente idólatras porque nuestros ídolos en fértil barro reproducen la vida, la naturaleza, la esperanza, la magia, el saber que tanto nos han prohibido, no amamos a Dios sobre todas las cosas, nos amamos, nos protegemos y nos respetamos sobre todas las cosas. Deseamos a la mujer del prójimo como a nuestra propia mujer, hermano, hijo, madre, compañero, nos entregamos al amor solidario, a la vida común y compartida. Obviamos el precepto de no matar, oponemos resistencia a la agresión del enemigo, la muerte también es acto de justicia, matamos la estupidez y la necedad de la cultura dominante, matamos a los dioses que se alimentan de muerte en las planificadas orgias de la guerra. Somos contestatarios con todo aquello que busca cosificarnos, ningunearnos, eliminarnos.
 
En las postrimerías de cada octubre, formemos una sólida cadena de brazos, férreos eslabones de dedos enlazados para saludar orgullosos la persistente lucha de las mujeres, la conquista heroica  de las brujas batallando por la Equidad de Género, entrar en la erudición, alzar su voz, y hacerse un espacio en la vida. El delito de la bruja más antigua que recuerda la historia, Alice Kyteler, es ser mujer bonita y sofisticada, no se le perdonó manipular a los hombres, ser poderosa e independiente, cosa inconcebible para la época. Santa Rita (*Roccaporena, 1381-Cascia 1471), no fue empotrada en los altares por su santidad, fue elevada a la dignidad de mujer, paciente guerrera que venció con su carácter al macabro marido. Ana Bolena, segunda esposa del rey Enrique VIII de Inglaterra se le demandó por alta traición, incesto, adulterio, herejía, y bruja. Como prueba se aduce que tenía seis dedos en una mano y un tercer pecho, lo cual fue suficiente muestra de que era un esperpento, decapitada en 1536. Su verdadero delito no poder darle un hijo varón a su poderoso marido. La clarividente Joan Wytte (1775-1813) por la intolerancia de sus vecinos fue encarcelada y murió de pulmonía en la cárcel. Su cuerpo fue disecado y el esqueleto colocado en un ataúd. Margaret Jones, su culpa ser médico y, luego de la muerte de varios de sus pacientes, se le empezó a considerar bruja cuando en realidad las medicinas que usaba eran muy adelantadas para la época y sus pacientes se negaban a tomarlas, ejecutada en la colonia de Massachussets el 15 de junio de 1648 en Charleston, Nueva Inglaterra, acusada de haber «clavado un palo» como uso medicinal. La bruja de Blair, Elly Kedward, buscando la ciencia, en 1785 fue acusada de engañar a varios niños de su pueblo para sacarles sangre. Expulsada del pueblo, desnuda fue atada a un árbol en medio de los bosques, donde murió fosilizada debido al gélido invierno. Juana de Navarra se casa el 7 de febrero de 1403, en la catedral de Winchester, con el rey Enrique IV de Inglaterra. Fue acusada de usar brujería para tratar de envenenar al futuro rey Enrique V y encarcelada en el castillo de Pevensey, en Sussex, cerca de 4 años. Madre Shipton (Úrsula Nato Sontheil) pagó caro las rígidas normas de su tiempo. Nació en 1488 de una joven que dio a luz en una cueva al norte de Inglaterra. Su madre quedó embarazada a la corta edad de 15 años de un noble del área de Yorkshire, ante la incomprensión de la sociedad y con el agravante de los defectos físicos de la niña, a los dos años la abandona para ingresar en un convento de monjas. Úrsula nació con deformaciones en su espalda, por la joroba y su nariz encorvada la gente se burlaba de ella, pero ella aguantaba sus insultos. Su aspecto coincidía con el que el adelantado precepto occidental caracterizó a las brujas: cuerpo desproporcionado, encorvado; a la edad de 24 años contrajo nupcias con Toby Shipton, murió en 1561. En 1690 a Sor Juana Inés de la Cruz el alto clero machista le obliga a que se dedique a la vida monástica, más acorde con su condición de monja y mujer, que a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los hombres; muere como portera del convento ayudando a sus compañeras enfermas durante la epidemia de cólera que asoló México en el año 1695.

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