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Autonomía obrera

Una obra de fortaleza argumental

Fuentes: Rebelión

La parábola está servida, el cine documental español «no le ha tomado el pulso al movimiento obrero» tomando como referencia el período que corresponde a la etapa posfranquista. Si se hace balance comparativo con la producción cinematográfica dentro del género que aborda la memoria histórica asociada a la Guerra Civil Española, la suma de producciones […]

La parábola está servida, el cine documental español «no le ha tomado el pulso al movimiento obrero» tomando como referencia el período que corresponde a la etapa posfranquista. Si se hace balance comparativo con la producción cinematográfica dentro del género que aborda la memoria histórica asociada a la Guerra Civil Española, la suma de producciones y calidades es muy superior en relación con los filmes que retratan sus luces y los entresijos. Sin embargo debo de apuntar sobre algunos de los filmes que presumen de valores cinematográficos, construidos con una acentuada y certera reflexión temática. El tema exige más producciones que contribuyan a dimensionar la cronología de estas casi cuatro décadas.

A la deriva (2003) del colectivo Precarias a la deriva, (2003), 200 Km (2004) Creación colectiva, Resistencia (2006) de Lucinda Torre, El astillero, disculpe las molestias (2007) de Alejandro Zapico, Ximeneiak (2008) de Goizeder Urtasun, forman parte de la memoria fílmica que enriquece la basta y rica historia de los trabajadores españoles que permeado de momentos de gloria, de episodios de indiscutible valor humano, de epopeyas que trascienden la anécdota, pero también de sombras y errores que laceran la legitimidad de este movimiento en tiempos donde los sindicatos deben jugar un rol protagónico de cara a una incuestionable perdida de los derechos de los trabajadores que van más allá de los casi 5 millones de parados que engrosan las filas del futuro incierto.

Cuando se «descubre» un documental como: Autonomía obrera (2008) realizado por los creadores Orzini Zegrí, Falconetti Peña y Espai en Blanc hilvanan y desvelan la lucha de los trabajadores en los años 70, con este filme llegamos a un planteamiento medular: la incuestionable vigencia de sus argumentos construidos en pauta fílmica con acento de arte que evoluciona desde la ramificación de los testimonios en torno a los principales hechos que conformaron una década de convulsas realidades.

En esta pieza fílmica hay una clara intención de poner la historia del movimiento obrero en toda su dimensión, cuando utilizo el término «en toda su dimensión», me refiero a los hechos que forman parte de la gesta heroica de este período, de la evolución de los principales momentos que le caracterizan llevado al presente fílmico y también, los errores cometidos en esa lucha que son ineludibles conocer para evitar las erratas propias de la historia. Los protagonistas e interlocutores de esta puesta, no escatiman en datos y anécdotas que dimensionan esa verdad «remota».

Son varios los recursos de los que se apropia la triada de realización: un periodismo que remueve partes y componentes de este puzzle, la ficcionalización del punto de vista apelando a materiales de archivo de animados y obras de ficción convirtiéndose en la plataforma textual y argumental de pilares gruesos donde subrayan los entresijos del tema, bajo el tamiz de la ironía y el humor que son aliados insustituibles del arte documental.

Subyace en esta obra una crítica visceral hacia UGT y CCOO, justificado en buena medida por la inacción en la que están inmersos. Es evidente una suma de factores asociados en relación con la patronal, los bancos, los mercados financieros internacionales -que por momentos se vuelven opacos y difíciles de cartografiar-, junto al brazo ejecutor de los sucesivos gobiernos.

Autonomía obrera no es un documental que evoluciona desde la nostalgia de los momentos épicos del movimiento obrero español. Su aguda mirada se enfila hacia la legitimación de su accionar en favor de los trabajadores, reivindicando las tradicionales modo de lucha que han caracterizado su historia, ante una creciente criminalización del movimiento obrero, en la que ha jugado y sigue un papel muy activo los grandes medios de comunicación.

Los planteamientos de este filme son de absoluta vigencia. En la carretera de la crisis global en la que España está inmersa, «se descubre» que son los mercados los verdaderos gobernantes del mundo, quienes imponen su recetas y reglas del juego pasando por alto la volunta popular de las naciones, así como los derechos construidos y ganados en las últimas décadas en la historia universal.

Es importante pensar en el espectador y en el momento en que nace esta pieza fílmica. Cuando uno se encuentra con obras de esta envergadura debe buscar los hilos que le unen al pasado y al presente. Conociendo de la evolución del movimiento 15M de España -que está en pleno desarrollo-, se identifican ejes que le unen a los principios que defienden sus realizadores. Esta idea no es gratuita y casual, el 15M constituye un síntoma, una clara señal de un malestar popular ante las continuar acciones del gobierno español legitimadas en las instancias legislativas que son un claro muro de vulneración de los derechos de los trabajadores.

Desde la sencillez se hace buen arte, desde la sobriedad se logra clarificar el mensaje para llegar al espectador -destino final de los contenidos audiovisuales-, es muy estimulante ver como esta obra documental apela a esa olvidada estructura cinematográfica que tiene que ver con el movimiento dentro de la propia obra. Cuando uno revisa los postulados del filósofo francés Gilles Deleuze en su libro: La imagen – movimiento es necesario tomar dos idea que son medulares en esta obra, la primera: «el movimiento no se confunde con el espacio recorrido. El espacio recorrido es pasado, el movimiento es presente, es el acto de recorrer. El espacio recorrido es divisible, e incluso infinitamente divisible…». En otra parte de su texto afirma: «… el movimiento no hace más que expresar una «dialéctica» de las formas, una síntesis ideal que le da orden y medida. El movimiento así concebido será, pues el paso regulado de una forma a otra, es decir, un orden de las poses o de los instantes privilegiados, como en una danza».

¿Qué relación tienen estas idea de Gilles con el contenido del filme y su construcción cinematográfica? En primer lugar, en la clara necesidad de servirle a la sociedad y al presente con una historia pretérita. En segundo lugar, el reconocimiento legitimo del movimiento obrero como escenario para la defensa de los derechos de los trabajadores, y desde la estética, el filme juega con el tiempo tomando del pasado, registrando el presente y apuntando en los preceptos que son las esencia temáticas y de principio que elevan el discurso del filme a un estatus de obra referencial.

El discurso de esta obra va más allá del testimonio de cada uno de los interlocutores, es el resultado de un engranaje que aspira a poner el pasado histórico en nuestro presente de aciertos y desfases. Autonomía obrera es una pieza fílmica de singulares proporciones que amerita re-visitarla para conocer una parte importante de la historia del Moviendo Obrero Español.

Falconetti Peña salió de El Forat (El Agujero, 2004), recaló en la Autonomía Obrera (2008) y tras afrontar con éxito la Causa 661 (2009) deambula actualmente bajo Oscuros Portales (2011). Pepe Rovira fue El taxista ful (2005) antes de aportar a Autonomía Obrera su experiencia vital y su savoir faire como entrevistador. Orsini Zegrí parece haber regresado a la nada de la que surgió para la realización de Autonomía Obrera.

Sinopsis

Autonomía Obrera es una película sobre las luchas autónomas en España en los años 70, un relato del otro movimiento obrero, una reescritura de la transición posfranquista. Contra la memoria histórica, memoria política.

Ficha técnica

Año: 2008.

Duración: 75 minutos.

Guión y Realización: Orsini Zegrí y Falconetti Peña

Entrevistas: Pepe Rovira

Producción: Espai en Blanc

La presentación de este filme será el miércoles 29 de junio a las 8:15 de la tarde (HORA DE ESPAÑA) en TeleK de Madrid. Para los madrileños, se emite por el canal 30 de la TDT, sintonizándolo por la frecuencia de 546000 khz. También se puede ver la transmisión por www.vallecas.org, en el apartado EMISIÓN EN VIVO DE TELEK.

Octavio Fraga Guerra

Presentador y Director

La cámara lúcida

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.