No quisiera convertir a una tela que envuelve la cabeza de una mujer para impedir la visión, parcial o totalmente, de las facciones de su cara en un asunto de discusión o fuente crispación. Pero, me pregunto mientras contemplo el movimiento de la historia de la humanidad y su evolución: ¿se podría sintetizar la religión […]
No quisiera convertir a una tela que envuelve la cabeza de una mujer para impedir la visión, parcial o totalmente, de las facciones de su cara en un asunto de discusión o fuente crispación. Pero, me pregunto mientras contemplo el movimiento de la historia de la humanidad y su evolución: ¿se podría sintetizar la religión y la moralidad en una tela en el siglo XXI? ¿Y podría ser que, lo que realmente queremos impedir su visión es a la luz del conocimiento y el progreso? ¿Y es que, no se ha demostrado a lo largo de la historia la conexión orgánica entre los movimientos islamistas más oportunistas, violentos, retrasados y reaccionarios con los servicios de inteligencia de los países colonialistas occidentales y sionistas?
Como traté de señalar con anterioridad, el asunto no trata sobre una tela de un metro de ancho por dos metros de largo que envuelve la cabeza de una mujer, haciendo que pareciera su cabeza a la cabeza de un repollo, sino, la verdad más evidente es que se trata de una tela que el colonialismo utiliza, a través de sus instrumentos villanos en nuestras sociedades, para que se envuelva alrededor del cuello de los valores humanos que impulsan el desarrollo, la justicia y la igualdad entre sus flancos para obstaculizar cualquier renacimiento ideológico – patriótico – progresista capaz de impulsar el movimiento de la historia hacia adelante.
Si la mujer no se libera en nuestras sociedades, el hombre jamás será libre, ni tampoco las patrias se librarán de la subordinación y de la esclavitud. Y si los pensadores, intelectuales y progresistas árabes y no árabes en nuestras sociedades que Occidente ha reislamizado a su antojo, no anteponen la lucha por la igualdad para desmontar las ideas putrefactas que fueron implantadas por los agentes del colonialismo en nombre de la religión pieza a pieza, empezando por la tela que impide a la mitad de la sociedad a trabajar y a competir en igualdad de condiciones, y por consiguiente, obstaculizar el movimiento de la evolución de toda la sociedad como conjunto, entonces, cualquier movimiento de liberación nacional permanecerá mermado e incapaz de imponer un estado de cambio nuevo y serio, y su destino será el fracaso y la calcificación como ha ocurrido con otros movimientos.
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