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Unión Europea, o las venas abiertas de nuestra Europa

Fuentes: Rebelión

Discurso en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador durante la presentación de la nueva edición de la revista Línea Sur (Quito, 17.5.2012).

Señor Ministro, señores invitados,

Quiero agradecer por el distinguido honor de invitarme a este evento para la presentación de la nueva edición de Línea Sur.

Considero que es un intento ambicioso que busca, y logra, poner en un contexto teórico la lucha contra el neoliberalismo que han emprendido las personas y los gobiernos de América Latina.

La praxis política de Argentina, Venezuela, Bolivia y Ecuador -durante la última década- muestra que el retorno al siglo XIX, tal como se pretende actualmente en Europa, no puede ser nuestro futuro. Al mismo tiempo, la discusión sobre el contenido y las formas de cooperación económica en su continente muestra que un modelo de integración como el de la Unión Europea y la eurozona no puede ser la única alternativa.

Si examinamos las últimas decisiones de la Unión Europea, y especialmente el Pacto Euro Plus y el Pacto de Estabilidad, el contenido de la integración de la Unión Europea se define por:

Criminalización de los déficits del presupuesto estatal por medio de enmiendas constitucionales (este es el contenido del Pacto de Estabilidad)

Demolición de las prestaciones sociales por falta de fondos, pavimentando la vía para inversiones rentables al sector privado, el cual ofrece estos servicios únicamente a las clases que tienen la posibilidad de pagar.

Reducción de salarios, sueldos y jubilaciones, lo que causa una pobreza masiva y miles de personas sin hogar y suicidios.

Privatizaciones masivas que traerán consigo la concentración de la riqueza pública en las manos de la oligarquía y prohibirá el acceso de los trabajadores a servicios básicos, como la energía y el agua.

Eliminación de la democracia tras el nombrar a banqueros de la Unión Europea en el rol de primer ministro. En Grecia, hace cuatro décadas fueron los tanques de los coroneles los que dispararon contra nuestros derechos democráticos, ahora son los bancos de especuladores.

De muchas maneras, Europa ahora vive la tragedia que se vivió en su continente hasta hace una década, cuando los chicos de Chicago y el FMI impusieron su catastrófica receta de austeridad. La situación es aún peor debido al euro. Hace una década, las clases dominantes europeas prometieron que la moneda común traería prosperidad. Pero, ahora, vemos que la moneda común se ha convertido en un mecanismo de relaciones económicas desiguales, para la división de los países de la eurozona entre centro y periferia, produciendo déficits y deudas ex nihilo, para la implementación de la austeridad permanente y pérdida de los derechos a la soberanía.

En Europa usan el terrorismo ideológico de la deuda pública para promover y construir el consenso a este experimento. Sabemos bien que la deuda pública y los déficits son solo la excusa. En riesgo están las conquista de la clase trabajadora: las 8 horas de trabajo, las negociaciones colectivas. El FMI y la Unión Europea piden que se los remuevan, como una precondición para el otorgamiento de préstamos a Grecia, dinero que retorna a los mismos acreedores. Lo que se debería remarcar es que estas enormes cantidades que van a Grecia, Portugal e Irlanda (hasta ahora), y en unos pocos meses a Italia y España, esas sumas no van a los servidores públicos. Ellos han sido despedidos. No van a salarios. Han sido reducidos. Esas cantidades van a los banqueros y especuladores de Europa y América.

Por esta razón, creemos que la deuda pública no debería ser pagada por iniciativas unilaterales, sin pedir permiso a nuestros deudores. Este objetivo es una prioridad grande ahora que en Grecia, después de la reciente mora, nuestra deuda pública tiene una gran participación oficial (una gran participación que es debida a los países de la eurozona) y no privada. En este contexto, hay muchas más razones para rechazar la disciplina de la Unión Europea y la Eurozona, y pedir la salida de estas organizaciones imperialistas que sirven como instrumento a los deudores. El antidemocrático, carácter agresivo de la UE se revela cuando vemos que la única decisión de nacionalización no se hizo a los bancos, sino a la deuda pública. Se la nacionalizó para que los gobiernos sean por siempre esclavos de los mercados. Esta es la Unión Europea y estas son las venas abiertas de Europa.

En este contexto, esperamos aprender de la experiencia de integración en su continente.

Mi más cálida y sincera felicitación por la segunda edición de Línea Sur.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.